Matrimonio a primera vista

Capítulo VI: La boda - Parte 3

Cuando salieron de la iglesia sus manos aún estaban entrelazadas, parecía lo correcto aunque el oji azul no estaba muy seguro de ello. Ambos subieron a la limosina que los conduciría al lugar de la recepción, estar solos en un lugar tan pequeño como lo era la limosina lo incomodaba.

—Ahora estamos oficialmente casados— Dijo Erik con la sonrisa más grande que Charles hubiese visto.

El ojiazul intentó sonreír, entre más le veía más dudaba hacerca de éste experimento, qué habían encontrado en ellos dos para convertirlos en pareja, porque claramente Charles no notaba nada.

—Gracias por los obsequios.

—No fue nada.

Erik no dejaba de observarlo, Charles se removia inquieto en su lugar, no sabía muy bien como llevar la situación.

—¿A qué te dedicas?

—Soy profesor, y tengo algunas asociaciones benéficas— Claro que omitió sus doctorados y el hecho de que era tremendamente rico, no quería sonar muy engreído.

—Es asombroso— Dijo Erik y depositó su mano en la rodilla del menor. Charles se estremeció y fingió estirarse para retirar la mano del otro.

—Qué hay de ti, a qué te dedicas.

—Soy florista.

Ahora Charles de verdad comenzaba a dudar de la validez de aquellas pruebas. Habría esperado que su pareja fuese alguien que se habría dedicado tanto a los estudios como él. Eso no significaba que no valoraba el trabajo que necesitaban ciertos oficios sino que no se concebía a él mismo hablando de temas tan banales.

—Entonces el ramo...

—Así es— Contestó el mayor con suficiencia.

—Es muy hermoso— Dijo Charles jugando con las flores en sus manos.

—Combina contigo.

—Gracias— Respondió deseando poder devolver el cumplido, en su lugar fingió un caso severo de tos.

La recepción sería en un pequeño salón, nada ostentoso pues apenas alcanzaban los doscientos invitados, incluyendo camarógrafos y a los "expertos" del programa. Era el inicio de un nuevo capítulo, parados uno al lado del otro frente a las grandes puertas que conducían al salón lleno de gente, su estómago se revolvió. Desde que bajaron de la limosina Erik no había vuelto a intentar tomar su mano, así que esta vez fue él quien entrelazó sus dedos, Erik le sonrió y Charles correspondió el gesto.

Los aplausos llenaron la habitación apenas pusieron un pie dentro, Raven saltaba y gritaba más que nadie, a su lado Hank, Sean y Alex arrojaban burbujas torpemente pero no logró encontrar a Logan entre la multitud. Su corazón se encogió y por un segundo olvidó como caminar, Erik le dió un leve apretón trayendolo al presente, parecía que Erik era bueno para ello.

Se dirigieron al centro de la pista, era un momento clave pues era la primera vez que ambos bailaban juntos, ¿Qué tal si sus ritmos eran distintos? Erik le tomó por la cintura, algo que molestó un poco al menor pues era él quien siempre dirigía. Erik era mas ágil de lo que su gran figura podía sugerir, la pieza que eligieron comenzaba como una balada lenta y se volvía una melodía muy movida conforme el tiempo. Giraban y saltaban, se juntaban y se separaban, Charles no se dio cuenta de cuándo había comenzado a disfrutar tanto bailar con ése extraño.

Ambos reían y bromeaban, la noche parecía un éxito a pesar del pequeño fallo inicial, que no le fuese atractivo no significaba que Erik fuese mala persona o que no fuese divertido, de hecho, hacía mucho tiempo que no se divertía tanto.

Erik le presentó a su madre, una mujer delgada y cariñosa que le dio la bienvenida a la familia Lehnsherr con un gran beso en la frente, y a sus tres amigos matones que resultaron ser muy agradables. Por su parte Raven, Alex y los demás, aparte de Logan que permanecía lejos de la fiesta, aceptaron a Erik como uno más.

Sus pies estaban matandole, en toda la noche no habían parado de ir a un lado a otro, presentandose con la familia y los amigos, bailando, jugando y hablando para las cámaras.

—Necesito un poco de aire— Dijo Erik cuando pudieron sentarse a comer algo en la mesa dispuesta para la pareja —¿Quieres escapar por un momento conmigo?— Preguntó tendiendo su mano hacía su esposo.

—Es una gran idea— Contestó Charles tomando la mano de Erik sin dudar.

Los ojos grises de Erik recorrieron el recinto, una vez se hubo asegurado que nadie los veía haló de su esposo y salieron corriendo lo más aprisa que sus adoloridas extremidades les permitieron.

Charles no podía dejar se reir, parecían dos chicos de secundaria escapando para poder estar... Solos. Mierda, Charles no quería estar solo con aquel tiburón ¿Entonces porqué había aceptado? Algo debía estar mal en él.

Se detuvieron en un jardín alejado. Charles había recobrado su capacidad de razonar y ahora no sabía que hacer con aquel hombre al que ahora debía llamar "esposo". Erik había sacado un paquete de cigarrillos, le ofreció uno pero Charles se negó.

El tabaco parecía la ambrosía para el mayor, Charles sólo observaba la forma en que los labios del otro envolvian la colilla del cigarro y aspiraba grandes caladas. Sus labios eran asperos, quizá un poco resecos, tal vez el beso le había parecido así por la barba rojiza del otro.

Charles se recargó en la jardinera para esperar a que su esposo terminará su cigarrillo.

-Entonces, Charles Xavier ¿Eres activo o pasivo?

El ojiazul se atragantó antes de poder contestar, provocando una pequeña risa en el mayor.

-No apoyo esos constructos- Contestó intentando reponer su compostura.

-Entonces pasivo, eh- Erik rio.

-Voy a volver dentro.

Charles dio media vuelta y se dirigió de al recinto ruidoso del que habían escapado, al llegar al pasillo Erik lo alcanzó. Y se olvidó de su molestia al escuchar como el otro se disculpaba en un susurro.

La fiesta fue divertida a pesar de la mesa de postres casi se incendia. El final estaba cerca, las personas comenzaban a retirarse y la banda tocaba las últimas melodías.

-¡Hey!

Charles se giró hacía la voz tan conocida de su hermana. Ésta apenas y podía mantenerse en pie gracias a Logan.

-Rave, es bueno ver que te divertiste.

La chica rio y se safó del brazo del mayor.

-No quería irme sin darlte tu regalo de bodas, hermanito- Dijo rebuscando en su bolso.

Era una pequeña cajita de color marrón con un moño mucho más grande de lo que debería.

-Gracias- Dijo el ojiazul -Me alegro de que ambos estuvieran aquí hoy.

La rubia besó estrepitosamente a su hermano en la mejilla y se dirigió a la salida. Logan fue tras ella.

-¡Logan!- Gritó Charles para detener a su amigo.

El mayor le observo.

-Esto no cambia nada, Logan. Eres mi mejor amigo, nada ni nadie nos puede separar.

-Esta vez te equivocas, Charles- Contestó con la voz firme -Esto lo cambia todo.