Erik se despertó mucho antes de lo que esperaba, se removió en la pequeña cama intentando volver a conciliar el sueño pero le fue imposible. El traje que usaría en sólo unas horas, su traje, estaba lavado, planchado y colgado frente a su cama, y le observaba como si de una guillotina se tratara. El pelirojo no pudo evitar una sensación de opresión en el pecho, el sonido del segundero resonaba en su cabeza y no podía dejar de pensar en todo lo que podría salir mal aquel día.
Debido a que Morfeo decidió abandonarlo optó por ponerse en pie y dedicarse a distraer su mente hasta que el momento llegara, rego la flores, se ducho, busco hoodies en internet y terminó de ver los dos últimos episodios de la serie que estaba viendo así que no pudo evitar maldecir cuando vio que el reloj en la mesilla de noche apenas marcaba las seis de la madrugada, y la boda se llevaría a cabo al atardecer
Lavó su rostro e hizo un poco de ejercicio, dio un par de vueltas a la manzana e hizo unas cuantas sentadillas, unas cuantas abdominales y unas cuantas lagartijas. Cuando volvió a mirar, el reloj parecía que apenas y se había movido, limpió su sudor y comenzó a limpiar su departamento de arriba a abajo, sacudió uno a uno los libros de su estantería y despues se encargó de acomodarlos por orden alfabético. Su cuerpo apenas sentía el cansancio y cuando todo hubo quedado en su lugar se dirigió al cuarto de baño y tomó una larga ducha, en su mente no dejaban de pasar posibles escenarios donde todo este experimento salía mal, después de todo si encontar el amor fuese tan fácil lo venderían en las farmacias de la esquina. Se había esmerado tanto en limpiar cada rincón que cuando se dio cuenta que no era ni medio día casi entra en pánico, bueno, para ser sinceros su apartamento no era tan grande. Erik se sentó frente al televisor, sin embargo no lo encendió. Sus piernas no dejaban de moverse y sentía que podría salir corriendo en cualquier momento, sabía que necesitaba tranquilizarse y es por ello que decidió visitar a su madre.
La mujer sonrió al verlo llegar, a pesar de que le había hecho prometer que no iría aquel día.
—Buenos días Saludó Erik bajando de su auto.
—Creí haberte dicho que no quería verte por aquí— Gritó su madre sobre el ruido de la calle, había intentado sonar dura, pero la sonrisa en su rostro desameritaba aquel regaño.
—Me habrías reprendido igual si no hubiese venido.
Su madre rió y juntos entraron a la pequeña casa de madera. Siempre había sido una mujer activa, desde que el alba la encontraba, aquella pequeña mujer se encargaba de todos los quehaceres del hogar, tal vez eso, Erik, lo había heredado.
Al entrar, la casa estaba impecable y un aroma a café flotaba en el aire, el estómago del mayor rugió, no había desayunado con tal de deshacerse de aquella sensación que dominaba su cuerpo desde hacía varias semanas. Su madre debió escuchar su estómago pues le ordenó esperar mientras cocinaba algo.
Erik obedeció mientras su madre preparaba rápidamente unas tostadas francesas, la observó romper y batir los huevos, sus frágiles manos se movían con tanta rapidez y maestría, como si en toda su vida no se hubiera dedicado a nada más.
Los ojos de Erik centellaron al ver el delicioso platillo frente a él.
—Hacía años que no cocinaba para ti La voz de la mujer se quebró un poco, pero se recompuso de inmediato.
Erik tomó su mano entre las suyas y le susurró un cariñoso "Gracias". La mujer le regaló una de sus mejores sonrisas y enjugó sus lágrimas.
¡Muero por conocer a mi yerno!
Erik se atragantó ante dicha afirmación, él también quería conocerlo. Aquella sensación de ahogo lo asaltó una vez más, trago saliva fuertemente y jugó con su tenedor.
—No tienes que preocuparte, es normal estar ansioso el día de tu boda dijo la anciana mujer acariciando la mano de su hijo. Erik sonrió y beso las manos de su madre.
—Tienes que prepararte y confiar en que todo saldrá bien— Dijo su madre poniendose en pie una vez que Erik hubo terminado de comer-Anda, ve a casa y pulete para ese galán.
Erik volvió derrotado a casa, se detuvo frente al espejo y se observó detenidamente. Estaba hecho un asco, sus ojos lucian cansados, sus labios estaban resecos y su barba era más larga de lo que recordaba. Se sirvió un whiskey y tecleó en su móvil "cómo humectar labios", se sintió estúpido.
Decidió tomar otra ducha, la hora se acercaba. Recortó su barba y uso un par de remedios caseros que encontró en internet para sus ojos y labios. Se sentía algo bobo, incluso se había comprado ropa interior nueva, no estaba seguro de si llegarían a algo aquella noche pero más valía prevenir, eran ajustados y en un color negro. Se puso el pantalón, calcetas y se abrochó la camisa y jugó un poco con su cabello hasta que logró que éste cediera un poco. Ahora se arrepentía de no haber elegido un peinado, supuso que era suficiente con simplemente recortar un poco su cabello, pero éste no estaba cooperando.
Abotonó el chaleco, se puso el saco y ajustó la pajarita. Un coche lo esperaba fuera, Sebastian y Janos irían con él hasta la iglesia y se encontrarían ahí con Azazel, Emma y el pequeño.
Erik debía llegar primero y esperar junto al altar a su pareja, Azazel, Shaw y Janos permanecerían a su lado y eso era lo único que lo reconfortaba. Su corazón comenzó a latir a mil por hora cuando los lugares del lado de su futuro esposo se comenzaron a llenar. Los observaba uno a uno esperando encontrar algún rasgo característico que le permitiera imaginar a su pareja.
—¡Eh! tranquilo hombre— dijo Janos y palmeo su espalda suavemente.
—Es fácil decirlo— Susurró Lenhsherr.
Sus piernas temblaban y el pasar del tiempo parecía eterno, ¿Qué tal si su prometido se había arrepentido y no se presentaba? Era una posibilidad, una muy probable. Sus piernas comenzaron a temblar más de lo que creía posible y entonces saltó del altar y caminó rápido hacía la parte trasera del recinto, todos los presentes soltaron un gemido ahogado y los murmullos no se hicieron esperar.
Azazel corrió tras él, le tomó del brazo y lo detuvo en seco.
—No puedo...— Dijo su amigo —No puedo permitir que lo hagas.
Erik lo miró confundido, entonces entendió lo mal que debía haberse visto aquello desde la perspectiva de los invitados. Se soltó del agarre de su amigo y susurró.
—Por Dios, sólo quiero presentarme ante mi nueva familia.
Dio media vuelta y comenzó a saludar a cada uno de los presentes a fin de presentarse y conocer la relación de cada uno de ellos con el novio, el otro novio. Todos parecían amables, eso le pareció una buena señal y su corazón se relajó un poco, bueno todos menos un hombre alto y con ceño fruncido, éste se había negado a sostener su mano y le lanzó una bocanada de humo en la cara, si no fuera su boda ya le habría roto la cara al tipo. El mal trago pasó rápidamente ya que una chica rubia había ignorado el saludo formal y se lanzó hacía él en un abrazo cálido, era su futura cuñada según había entendido entre los chillidos de la chica ¿Eso quería decir que su prometido era rubio? Nunca había salido con un rubio. Volvió al altar y buscó a su madre entre la multitud, estaba radiante y sonreía alegremente, eso le tranquilizó un poco.
La marcha nupcial comenzó a sonar. Dejó de respirar.
—Todo estará bien Dijo Shaw.
—Todo estará bien— Repitió Azazel.
—Que inicien los juegos del hambre— Susurró Janos.
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Matrimonio a primera vista
FanfictionCharles es un profesor con multiples doctorados colgados en la pared, tiene dos perros y unos amigos estupendos sin embargo hay algo que le ha faltado todos estos años, el amor. Es por ello que decide participar en el reality show "matrimonio a pri...