Capítulo XIII: Sentimientos

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Tras el fuerte portazo sólo la obscuridad y los ladridos lastimeros de Sasha y Ben eran lo único que le acompañaban en la sensación de vacío que lentamente le iba envolviendo.

Habría querido correr tras Erik y pedirle perdón, pero no lo hizo. Sus piernas se quedaron inmóviles en el mismo lugar en el que momentos antes había estado discutiendo con el pelirojo, sus puños apretados contra su cuerpo y un nudo en la garganta. Se sentía pesado y hueco como si al marcharse Erik éste se hubiera llevado una parte de él consigo pero por sobretodo estaba molesto. Con Erik por desconfiar y furioso con él mismo por haber reaccionado de la manera en que lo hizo, como un adolescente hormonal.

Fue el sonido de los golpes en la puerta lo que le devolvió la capacidad para moverse, una pequeña chispa de esperanza cruzó por su mente, quizá Erik habría olvidado algo y podrían hablar pero esa chispa desapareció cuándo reconoció el sonido rítmico de aquellos toques. Tres golpes en la puerta, luego dos más seguidos de otros tres. No hacia falta ni asomarse por la mirilla, era la manía con la que Logan solía llamar. Charles abrió la puerta.

-¿Estas bien, Charles? ¿Pasó algo?- preguntó Logan. Lucía preocupado.

-Estoy bien- mintió sin poder evitar que un par de lágrimas derramaran por sus mejillas.

-¡¿Dónde está ese hijo de puta!? ¡Te juro que no lo dejare en una pieza si él te hizo daño!- Gruño su amigo mientras escudriñaba la habitación interior con la mirada.

-Erik no me hizo nada- Respiró profundo, se limpió las lágrimas y le dedicó su mejor sonrisa -Estoy bien, ¿necesitas un café? Creo que nos hemos quedado sin azúcar pero...-

-¿Dónde está?- Le interrumpió Logan abriéndose paso sobre el ojiazul para entrar al departamento.

-Se fue- dijo intentando restarle importancia mientras se dirigía a la cocina y sacaba un par de tazas.

-¿Acaso... discutieron?- preguntó Logan, cruzandose de brazos contra la pared.

-Algo así- susurró Charles y su voz se quebró. El admitirlo en voz alta sólo hizo que su corazón terminara de resquebrajarse.

Tampoco pudo evitar que las lágrimas indundaran su rostro, claro que habían discutido antes pero nunca había visto a Erik mirarle de la forma en que lo hizo antes de desaparecer tras la puerta, con tanta... Decepción, con tanto dolor.

Logan le envolvió en un cálido abrazo en un intento por volver a unir sus partes rotas y Charles se sintió culpable, se suponía que él iba a apoyar a su amigo y no alrevez. Se aferró a la espalda del otro como si de un salvavidas en medio del mar se tratase. Lo necesitaba, se sentía bien, sus brazos eran un poco más fornidos que los de Erik pero no le hacían sentir lo mismo que cuando el otro le apachuraba contra su pecho al dormir.

-¿Ya estás mejor?- susurró Logan sobre su oido, provocándole un pequeño escalofrío, sus manos repartían pequeñas y suaves caricias a lo largo de su espalda.

Las palabras de Erik resonaron en su mente, sólo eran caricias inocentes pero no pudo evitar pensar en todo lo que Logan hacía por él y una pequeña duda comenzó a nacer en su pecho. Charles nunca había entendido a su amigo pero estaba seguro de que era imposible que Logan sintiera algo más que amistad por él a pesar de todo. Aún así sintió la necesidad de alejarse de aquellos ojos almendrados.

-Lo siento, estoy hecho un desastre por una pelea estúpida- dijo el menor intentando retomar la compostura para imponer distancia entre ambos.

-Esta bien- Contestó su amigo, quien renuente a perder el contacto le recogió el cabello tras los oídos en un cariñoso pero torpe gesto -¿Puedo saber que pasó?

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