Capítulo XV: Pasado

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Erik Lehnsherr amaba a Charles Xavier, no había duda de eso.

Estaban tan sólo a un par de días de tomar la gran decisión, quedarse juntos o firmar el divorcio.

Erik tenía clara su respuesta.

Despertar cada mañana a lado del profesor le hacía el hombre más feliz sobre la tierra y no podía esperar ni un día más para pasar el resto de su vida junto a aquel precioso par de ojos. Sus rutinas se habían amoldado tan bien ahora que no parecía que antes no lo hubieran hecho. Pasaban las tardes juntos, paseando a Sasha y Ben, leyendo, jugando juegos de mesa o haciendo el amor, mientras que los fines de semana estaban destinados a tiempo de calidad con sus amigos. Y aunque en un principio Erik creyó que Charles no soportaría a los bestias de sus amigos, su esposo supo muy bien como controlarlos, pues al parecer preferirían comportarse a tener que escuchar una descripción muy detallada sobre enemas por parte del profesor, incluso Logan parecía menos gruñón y eso era un avance gigantesco.

Algo que recientemente se había convertido en una tradición para ellos era el caminar a casa por el parque después del teatro. Así, Charles, podría comentar todo lo que quisiera sobre la obra que acababan de presenciar mientras el recuerdo seguía fresco y aquella noche no era la excepción.

—Creo que decir que fue majestuosa no le hace honor— Dijo Charles —No es fácil llevar a cabo un musical y mucho menos que pueda transmitir ese algo especial que te hace amarlos.

—Yo le daría un seis de diez— dijo Erik.

Aunque en realidad le había parecido bastante buena sin embargo  disfrutaba inmensamente fastidiar al menor, amaba la forma en que fruncía el seño y movía las manos para enfatizar y enlistar sus argumentos defendiendo a la producción.

—¡Bien, bien, tranquilo tigre!— Dijo entre risas —...Quizá no fue tan mala

Ambos eran dos adultos con bastante kilometraje a sus espaldas pero Erik no podía evitar sentirse como un adolescente enamorado cuando tenía a Charles tan cerca de él. ¡Dios! Estaba tan perdida y locamente enamorado de Charles que apenas y podía contenerse de saltarle encima cada vez que sus miradas se cruzaban y tenía la vaga esperanza de que Xavier sintiera lo mismo por él.

—Eres un caso perdido, Lehnsherr— Reprochó Charles, intentando ocultar una sonrisa.

—Quizá lo soy pero es sólo porque estoy loco por ti— Respondió Erik deteniendose para envolver en un cálido abrazo a su esposo, Charles rió por lo bajo y le correspondió con un tierno beso en los labios, luego otro y otro más.

A Erik siempre le había fastidiado lo sosas que eran las canciones de amor, pero en ese momento, con Charles entre sus brazos y la luna sobre ellos, de pronto, todas esas absurdas y melosas melodías comenzaban a cobrar sentido. Una antigua canción, cursi y pegajosa, le vino a la mente y no pudo evitar comenzar a cantar, primero en un susurro y después a todo pulmón, mientras hacía girar a su esposo de un lado a otro en un baile bastante torpe. Y aunque Charles le pedía detenerse, seguía al pie la coreografía que Erik iba inventando.

—¡Oye!

El repentino sonido de un grito les saco de la fantasía y casi por instinto se apartaron abruptamente. Era una voz gruesa y parecía dirigirse hacía ellos.

Charles se enderezo en un instante y su sonrisa desapareció. Erik se dedicó a mirar alrededor, intentando encontrar al dueño de aquella voz, era difícil pues entre las farolas habían tramos bastante obscuros donde era fácil pasar inadvertido. Aquella era, precisamente, una de las razones por las que a ambos les gustaba pasear por aquel lugar pues podían besarse todo lo que quisieran sin que nadie les molestase, pero en estos momentos aquello jugaba en su contra.

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