Capítulo IV: El traje

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¿Azul marino? ¿Gris? Quizá algo menos ortodoxo como marrón o un color pastel, quizá algo elegante cómo un esmoquin, o quizá la mejor opción era el clásico traje negro.

Raven y Sean estaban emocionados, no dejaban de traer corbatas, pajaritas, chalecos, fajas y gemelos a la pequeña habitación. Él sólo quería elegir un color y ellos lo sobrecargaban con más elecciones que hacer.

Observó su reflejo en el espejo, un leve sonrojo cubría su rostro por el esfuerzo que había hecho al cambiarse una y otra vez, se preguntó si su futura pareja estaría tan agobiado como él, si se empeñaría tanto en la vestimenta como él. Quizá estaba siendo muy vanidoso pero sería la primer impresión que daría a su futuro esposo y todos saben que la primer impresión es la más importante.

El corte, el color, la tela, la textura, la forma en que se amoldaba a su cuerpo, ¿Qué sería mas adecuado? ¿una chaqueta cruzada?, quizá una sencilla de un botón o de dos, ¿con solapa redondeada o en pico?, ¿de raso o seda? En la pasada hora y media Charles se había dado cuenta de lo diferente que se veía un traje en el maniquí y en su propio cuerpo, ahora entendía porque las mujeres tardaban taaaanto en elegir el vestido adecuado.

Se ajustó el saco y se giró frente al espejo, estaba acostumbrado a vestir formal y era difícil percibir el cambio, jugó con su cabello, se desfajó y se volvió a fajar, entonces cambió de saco.

-¿Qué te parece éste?- Preguntó a Logan, quien le dio la misma respuesta que le había dado a las ocho opciones anteriores "Esta bien".

Charles volvió a verse en el espejo, la modista entró con un par de trajes más que su hermana le había pedido. Se cambió una vez más.

Era un esmoquin negro con las solapas brillantes, un pantalón negro liso y una camisa blanca, sin faja y con una pajarita. Cuando Raven y Sean entraron a la habitación, su hermana rompió a llorar, Sean la abrazó y la ayudo a sentarse.

-¡Oh! Charles- Soltó la rubia entre sollozos -No puedo creer que te vas a casar.

-Yo tampoco- Susurró el oji azul viendose al espejo.

Raven seguía llorando, aunque más suavemente, cuando la puerta de la habitación se abrió y entró uno de los camarógrafos encargados de videograbar el proceso, era un chico delgado, de piel obscura y de cabello esponjado, apareció con un pequeño paquete en manos.

-¿Charles Xavier?- Dijo, su voz mostraba cierto nerviosismo.

-Adelante.

-Tenemos un paquete para usted de parte de su prometido.

Charles sintió como se oprimía su pecho, de pronto su corazón parecía ocupar toda su caja torácica, se acercó al chico con paso vacilante y una sonrisa torcida. Desenvolvió el paquete cuidadosamente, Raven y Sean gritaron y Charles contuvo el aliento. El oji azul abrió la pequeña caja de terciopelo y un destello dorado cruzó por sus ojos, se quedó ahí, hipnotizado, observando el pequeño anillo.

Logan bufó, se levantó de su lugar y le arrebató de las manos la brillante argolla, tomó la mano izquierda del menor y colocó el anillo en el dedo correcto. Charles tragó saliva.

-¿Qué?- Preguntó Logan bruscamente ante la mirada reprobatoria de la rubia -Ese es su lugar y no parecía que lo fuese a poner él mismo.

-Gracias- Dijo Charles al tiempo que su hermana se acercaba a admirabar la reluciente circunferencia que enmarcaba su dedo anular.

Su reflejo frente al espejo llamó su atención, era eso. La pequeña argolla dorada era aquello que le hacía falta para percibirse como un futuro esposo, complementaba el atuendo y Charles no pudo evitar soltar algunas lágrimas, esto es lo que quería pero ¿estaría listo?

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