Capítulo X: Convivencia - Noches

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Erik roncaba.

Todas las noches, todos los días. A Charles le preocupaba que pudiese tratarse de algo más serio que sólo cansancio pero no había querido decir nada sobre ello para no faltarle el respeto a su marido.

Los primeros días si que le había molestado pues los ronquidos de su esposo le hacían difícil conciliar el sueño pero con el paso del tiempo Charles había comenzado verdaderamente a apreciarlos. Y no lo había notado hasta que Erik tuvo que pasar un par de noches en casa de su madre debido a un pequeño accidente que había sufrido. Sin Erik por ahí y sin sus sonoros ronquidos su departamento parecía triste, sin vida y solitario y, sin importar que Sasha y Ben le acompañaran, la cama parecía tan grande y fría.

Erik era una masa de músculos gigante con un motor en el pecho pero a Charles le encantaba. Le encantaba sentir el calor que irradiaba su cuerpo en las noches frescas y la forma en que el colchón se hundía bajo su peso.

De alguna forma esos sonidos le tranquilizaban, se sentía protegido pero por sobre todo no se sentía solo.

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