Capítulo XIV; Amapolas

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Charles había aceptado la sugerencia de Logan y se había hecho pasar por enfermo para ir a recuperar a su esposo.

Había corrido al departamento donde pasaban juntos los fines de semana pero si Erik había estado ahí no había aparecido. No tenía idea si Erik se encontraría en la floreria pero era su mejor apuesta, le había llamado sin parar apenas se había despertado y había dejado una docena de mensajes de voz pidiendo perdón pero no había obtenido respuesta alguna, así que decidió buscarlo en el único lugar donde sabía que Erik no podía evitar ir.

Respiró profundo y abrió la pequeña puerta de cristal, un aroma floral inundaba el ambiente y no había lugar a la vista en el que no se encontraran flores de colores llamativos y arreglos preciosos.

—¡Bienvenido!— Saludó alegremente la chica tras el mostrador.

—Hola— respondió Charles —Quisera hablar con Erik Lehnsherr, por favor.

La joven se removió nerviosa.

—Lo siento— dijo tras un pausa —El señor Lehnsherr no se encuentra.

Mentía, Charles había sido profesor de bastantes alumnos jóvenes para saber distinguir el nerviosismo delator en el tono de voz de aquellos pero sabía que no debía presionar.

—Podrías decirme dónde esta o cuándo regresa.

—No lo creo... ya sabe, por seguridad...

—Entiendo, gracias— Respondió intentando ocultar su desesperación.

Dio media vuelta para salir de ahí dió un par de pasos y volvió al mostrador, quizá Erik estaba escuchando.

—¿Podría decirle que lo busca su esposo? Dígale que lo extraña mucho y que si le perdona le dejara ganar en el ajedrez.

Charles se mordió el interior de las mejillas para evitar que las lágrimas se formaran en sus ojos, le dedicó una dulce sonrisa a la chica y volvió por dónde había llegado.

—¡Espere!— Gritó la chica cuando apenas se disponía a abrir la puerta —Lo siento, por favor espere un momento.

Charles asintió y la joven desapareció tras  una puerta. Después de unos instantes una voz conocida le llamo.

—Charles, cariño— susurró Edie con los brazos abiertos al salir de la trastienda. Charles correspondió el abrazo, el día que se casó con Erik había ganado a la mejor suegra de todas.

—Erik esta trabajando en la parte de atrás, no quiere hablar con nadie y los camarógrafos no dejan de acosarlo. Por favor no tomes a mal lo que hizo Melody, sólo hizo lo que le pedimos—Dijo la mujer diriguiendole una sonrisa a la chica tras el mostrador.

—Esta bien, lo entiendo.

La mujer sonrió ampliamente y después agregó;

—No sé muy bien que ha pasado entre ustedes pero sé que pueden arreglarlo— Edie le dedicó una mirada compasiva y le guió hacía la trastienda. En un punto se detuvo y señaló el lugar donde se encontraba el pelirojo "suerte" susurró la mujer antes de marcharse por donde antes habían entrado.

Charles retomó la marcha, el corazón le latía a mil. Ahí tras una vieja barra de madera estaba aquel hombre de mirada intensa y sonrisas traviesas. Sus manos cortaban y colocaban pequeñas flores blancas a un gran adorno sin percatarse realmente de su alrededor, hasta que lo hizo y la sonrisa se esfumó de su rostro.

—¿Qué es lo que quieres?— Siseo, continuado su trabajo sin siquiera dirigirle la mirada.

—Yo... uhmm... yo.. un... Un ramo.

No era la respuesta que había esperado decir pero al menos logró captar la mirada inquisitiva del otro.

—Quiero pedir perdón, pero no se cuáles son las flores que necesito— continuó el de ojos azules. 

Erik le observo en silencio un momento.

—¿Qué hiciste?— preguntó.

—Me comprote como un idiota con alguien muy importante para mí, no le di el lugar que merecía.

—Suena a que metiste la pata hasta elfondo— Dijo.

Charles asintió sin poder evitar llorar.

—¿Le extrañas?

—Muchísimo.

—"Muchísimo"— repitió Erik enfatizando la palabra exageradamente  —Va a tener que ser un ramo inmenso.

—No importa.

—Será muy caro— aseguró Lehnsherr levantando una ceja y cruzando los brazos.

—Lo vale— aseguró Charles.

—¡Lensher! ¡Deja de ser tan cabeza dura y ya perdonalo!— Gritó Edie, oculta tras una estantería.

Charles no pudo evitar ruborizarse, pero claro que apreciaba el apoyo. Aunque Erik seguía impasible.

—Lo siento— susurró Charles —He estado tanto tiempo fuera de una relación que...— No, no iba a poner más excusas. Si quería hacer las cosas bien no podía iniciar dando excusas para su comportamiento —Fui un idiota, lo siento.

—Cytisus scoparius.

Charles le miró confundido.

—Son mis favoritas y son las flores que necesitaras— Respondió Erik y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Eso fue una declaración de paz suficiente, Charles se lanzo a sus brazos y Erik le correspondió con un beso.

—Yo también lo siento, no debí dudar de ti— susurró Erik sobre sus labios.

De pronto el ambiente era demasiado caliente para tener ropa, los besos comenzaron a subir de intensidad y antes de siquiera saberlo su esposo estaba desnudo sobre él. Quizá no había sido el lugar más adecuado para hacerlo por primera vez pero Charles no iba a mentir diciendo que no lo había disfrutado. Aunque sí que le avegonzaba pensar que por ellos la Floreria había tenido que cerrar durante un par de horas. Al parecer después de su corta interrupción Edie le había dado el día libre a la joven recepcionista y había salido a dar una muy conveniente y oportuna caminata.

El sexo de reconciliación era maravilloso, Erik era maravilloso.

Matrimonio a primera vista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora