Capítulo XVI: FINAL - La decisión

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Luces, maquillaje, micrófonos, cámaras, vestuarios y gente corriendo por todos lados, el mundo tras las cámaras era una locura.

Erik se creía ya acostumbrando a estar rodeado de cámaras pero ahora se daba cuenta que una cosa era ser filmado por un par de muchachos y otra muy diferente era el estar en un estudio inmenso, lleno de personas y de cosas.  

Su estómago estaba revuelto. Charles, a su lado, permanecía en silencio mientras un par de chicos frente a ellos les aplicaban pequeñas cantidades de maquillaje para "lucir bien" en cámara.

"Charles no lo necesita" les había dicho al par de maquillistas en tono juguetón y aunque los chicos le correspondieron con sonrisas  tiernas no consiguió siquiera una pequeña reacción de su  esposo. Las cosas entre ellos habían estado... tensas, por decirlo de alguna manera, desde aquella noche y aunque Charles se esforzaba en disimularlo frente a los demás, había algo en su mirada que parecía haber cambiado.

Los maquillistas se despidieron amablemente de ellos y una chica, vestida de negro le invitó a tomar algún bocadillo en lo que todo se ponía en orden para comenzar a rodar y antes de siquiera notarlo, Charles había desaparecido de su lado. Respiró hondo y se dirigió lentamente a la mesilla con pastelillos, sandwiches y café listo para beber.

Buscó a Charles con la vista pero no pudo encontrarle, los nervios comenzaban a traicionarle, aquel lugar era como mínimo intimidante. Le costaba admitirlo pero estaba francamente aterrado, todo había pasado tan rápido, después de la pelea en el parque no habían podido hablar mucho del tema. Charles no creía que sería apropiado con las cámaras alrededor, las cuales permanecían más tiempo junto a ellos en medida que la fecha límite se acercaba.

Erik podría no estar seguro sobre lo que les depararía el futuro pero estaba seguro de lo que quería, él amaba a Charles. Por ello le había pedido que fuera él quien diera la última palabra a los expertos y prometió que lo aceptaría con una sonrisa aún si el corazón se le caía a pedazos.

Sabía que no era justo, pues lo que decidieran aquel día repercutiría profundamente en la vida de ambos, pero no podía obligar a Charles a actuar como si nada hubiese ocurrido.

Se había dicho a sí mismo que respetaría cualquier decisión que el ojiazul tomara pero no podía evitar sentirse derrotado, le dolía el pecho, su estómago estaba revuelto y no podía pensar claramente, necesitaba un cigarrillo. Buscó entre sus bolsillos, por costumbre, olvidado que hacía ya meses que lo había dejado.

Charles detestaba el olor a tabaco.

"Charles" ¿Cuántas veces más podría llamarle por su nombre? ¿Cuánto tiempo le quedaba para apreciar aquellos ojos azules y besar esos finos labios? Su corazón se encogió y comenzó a sentirse levemente mareado.

—Disculpa, ¿Tendrás algún cigarrito?— Preguntó Erik, a la persona más próximo a él.

—Aquí no se puede fumar, señor.

—Claro, por supuesto... — Refunfuñó Erik por lo bajo.

Sus piernas no dejaban de temblar así que comenzó a caminar por todo el recinto, no estaba seguro de cuánto tiempo se pasó rondando el edificio hasta que Scott le encontró y le llevó junto a Charles tras el escenario, en unos minutos estarían frente a las cámaras y a los expertos para rememorar un poco sobre su historia y esa cosita insignificante de decidir sobre su futuro.

—Es increible, ¿cierto?— dijo Charles en un susurro apenas audible —... Todo esto... Quién lo hubiese imaginado.

Era la primera frase completa que intercambiaban en varios días  y en realidad parecía que el profesor lo decía más para sí mismo que para su aún pareja, Erik sólo asintió buscando la mano del profesor para entrelazar sus dedos, Charles no lo impidió y eso le dió un brillo de esperanza a su corazón.

Matrimonio a primera vista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora