"Incómodo" esa sería la palabra para describir todo el viaje hacia el hotel en donde se hospederían, pues su esposo aunque intentara disimularlo, haciendo preguntas vagas, se mostraba huraño a su tacto desde que ambos volviera a la fiesta luego de su pequeña escapada y aunque Erik estaba consciente de que era su culpa no sabía como disculparse.
La noche había ido de maravilla hasta que se le había ocurrido hacer aquella estúpida pregunta, no era su intención incomodar a su nueva pareja simplemente se había puesto nervioso y cuando se ponía nervioso solía cometer estupideces como aquella, estaba seguro de que si tendría que confesarle su amor a alguien lo haría arrojandole un estadio de béisbol encima, sí, era un asco en el amor y quizá por ello había permanecido tanto tiempo soltero, bueno eso y otras cosas.
El automóvil se detuvo frente a un monumental edificio con grandes ventanas y barandillas pulidas color bronce. Erik había entrado en un par de ocaciones aunque sólo a decorar los salones con sus flores, era un lugar elegante. Erik bajó primero y ayudó a su esposo a hacerlo también, pronto el auto de los camarógrafos les alcanzó y comenzaron a instalar sus equipos, un chico de chaleco rojo se ofreció a bajar sus maletas mientras él y Charles grababan algunas tomas para el programa.
-¿Crees que haya algo de acción para los recién casados hoy?-- Preguntó uno de los camarógrafos.
Erik sonrió ante la pregunta y observo como a la distancia su ahora esposo se arreglaba el cabello con los dedos mientras se preparaban para grabar. "No lo sé" respondió tratando de ignorar el hecho de que el otro se negara incluso a sostener su mano, daría lo que fuera para saber que pasaba por la mente de su pequeño compañero.
-¿Y te gustaría que pasara?
Erik rio nervioso y desvío la mirada, no contestó pero por la forma en que mordía su labio inferior la respuesta parecía muy clara.
Aunque Erik habia manejado bien sus miedos hasta ahora y había mostrado más serenidad de la que en realidad sentía la verdad es que ambos se paralizaron una vez que estuvieron frente a la puerta de la que sería su habitación para la noche de bodas, y no fue hasta que el susurro de uno de los camarógrafos tras ellos los hizo volver al presente. Por un instante sus miradas se cruzaron y el corazón de Erik dolió un poco, Charles Xavier era como un ángel, sus destellantes ojos azules y sus labios rojizos contrastaban con su piel que no parecía de éste mundo.
-¿Puedo?-Preguntó aclarandose la gargata mientras extendía sus brazos hacia el oji azul.
-No es necesario- Contestó Charles mirando incómodo a las grandes cámaras que los enfocaban.
-Ustedes no se preocupen por las cámaras, sólo hagan como que no estamos aquí- Dijo un chico de piel oscura con una gran sonrisa.
A Erik no le gustó la forma en que ése chico veía a su esposo pero no mencionó nada y simplemente ofreció sus brazos de nuevo a su pareja, Charles dio un profundo suspiro antes de dejarse levantar por el otro. Era más ligero de lo que parecía y quizá fuese su imaginación pero creyó ver las mejillas del otro ruborizarse un poco, aunque él mismo debía admitir que eso de cargarle dentro de su primer habitación era alg soso. Abrió la puerta lentamente y entraron oficialmente como un matrimonio.
Erik silvó al obserbar el lugar, Charles bajó de sus barzos para admirar toda la pieza, decir que era deslumbrante no sería suficiente, como pieza central de la habitación, se encontraba la gran y mullida cama, envuelta en un docel marfil y con una cabecera tallada con los más bellos grabados, las paredes cubiertas de mármol estaban impecables y el lugar era lo suficientemente espacioso para albergar, ademas de la cama, una pequeña sala de estar y una barra con frigobar.
Los pasos tras ellos se hicieron sonar rompiendo el encanto inicial sin embargo Erik actuó rápido imponiéndose entre las cámaras y la puerta de la habitación.
-Lo siento, este lugar es nuestro- Dijo, impidiendo que los camarógrafos entrarán a la habitación -Nos veremos en un par de horas- sentenció cerrando la puerta tras de sí, ahogando las protestas de los hombres que apenas y pudieron salvar sus equipos del azote de la puerta.
-Gracias- Susuró charles mientras se desajustaba la camisa -No creí que fuesen a intentar entrar-.
Estaba sudando y sus manos temblaban, Charles le recordaba a las antiguas esculturas griegas, tenía un aire de realeza, de majestuosidad alrededor de él que le hacía parecer de cierta forma distante y muy sensual. Erik no sabía que esperar de él. Se acercó lento, como un depredador hacía su presa, Charles no hizo ademán de escapar y eso le motivó a continuar. Tendió su mano y acarició el rostro de su esposo como si de cristal se tratase, no pudo evitar quedar absorto en aquellos ojos y sus labios fueron magneticamente atraídos hacía los contrarios. Fue un beso suave que pronto se volvió húmedo y salvaje que hizo a Charles gimir por lo bajo.
-Tomaré una ducha- Anunció el menor apartandose abruptamente.
¿Que había pasado? Erik creía que lo estaba haciendo bien pero su intento no parecía suficiente para el otro. Charles que segundos antes estaba gimiendo sobre sus labios ahora rebuscaba en su maleta sobre la cama.
-¿Puedo acompañarte?- preguntó cuando hubo recuperado la compostura.
-...Prefiero que no.
Estaba preparado para aquella negativa, pues Charles se había negado a sostener su mirada durante más de cinco segundos , pero no podía negar que era un golpe duro para su ego. Charles entró al cuarto de baño con un montón de artículos y lo que parecía ser su pijama, tenía que aceptar que era algo decepcionante no ver algo de encaje o satín salir de ésa maleta.
Erik aflojo su ropa y se recosto en la cama, todo esto comenzaba a parecer ireal, estaba casado con un hombre atractivo y estaban ahí, en su noche de bodas, aunque parecía que no iban a hacer nada más que dormir, la sensación de estar comprometido con alguien era sobrecogedora. Se estiró perezosamente y las puntas de sus dedos rozaron con una tela diferete a la suave sobrecama, era el saco de charles. Erik inspeccionó la puerta cerrada de la ducha, el sonido del agua aún se escuchaba y creyó estar a salvo. Tomó el saco entre sus manos y lo acercó a su rostro, Charles olía exquisito, tanto que le había causado una pequeña erección. Un sonido proveniente del cuarto de baño le hizo exaltarse, arrojando la prenda al lugar dónde la había tomado y fue en aquella posición que notó algo raro en el bolsillo derecho del saco.
En silencio se aseguró de que Charles siguiese en el cuarto de baño, dos, tres minutos y un par de pasos resonaron, después el sonido del lavamanos y el resonar del cepillo sobre los dientes. Tenía tiempo, metió su mano en el bolsillo y encontró una pequeña caja, una sombra oscura lo inundó ¿Estaba mal desconfiar? Después de todo no se conocían y a Erik le sobraban enemigos.
Tomó el pequeño paquete y se dirigió a una esquina de la habitación. Era absurdo, ¿no?¿quién se casaría con su objetivo para eliminarlo en la noche de bodas? Era demasiado obvio, quizá hubiesen sobornado a los expertos, pero porqué cometer un error tan básico despues de tales artimañas y que pasaba con las cámaras ¿Eran a fin de disimular? No, estaba divagando, respiró hondo y abrió la caja.
Soltó un respiro de alivió, sólo eran condones... Condones, pensó ¡claro! Charles había pedido detenerse cuando pasaron frente a una farmacia y se había negado a ser acompañado, quizá aquella noche si ocurriría algo más, quizá Charles estuviese nervioso y no sabía cómo actuar, quizá también fuese terrible con el romanse y por ello los habían unido. Se sentía inmensamente aliviado de que sus paranoias fuesen falsas y que la noche aún fuese lo bastante joven, se desnudó rápidamente y se recosto esperando a su esposo.No hace falta decir que aquella noche Lehnsherr durmió en un sofá.
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Matrimonio a primera vista
FanficCharles es un profesor con multiples doctorados colgados en la pared, tiene dos perros y unos amigos estupendos sin embargo hay algo que le ha faltado todos estos años, el amor. Es por ello que decide participar en el reality show "matrimonio a pri...