Matrimonio a primera vista

Capítulo VIII: La luna de miel - Parte 2

El viaje en avión fue largo y agotador, su espalda le estaba matando y estaba harto de la comida de aeropuerto y por si eso no era poco una vez en Brasil, tuvieron que tomar un camión para después tomar un barco que los llevara a la isla dónde se hospederían, fue una pesadilla y ni siquiera Erik era inmune al cansancio. Aunque algo bueno salió de ello ya que el tiempo del viaje les había servido para conocerse mejor, al parecer a Erik le encantaban los animales a pesar de no tener mascotas y eso era un buen camino pues Charles no veía su vida sin Sasha y Ben, también supo que Erik había comenzado a fumar joven y que no era algo que le enorgullecia pero era difícil deshacerse de ése hábito. También descubrió que Erik no tenía redes sociales, no es que no las entendiera porque la floreria si que tenía su propia página, pero a él simplemente no le agradaban. Durante el resto del viaje Charles trató de convencerlo de que se perdía de muchas cosas estando fuera de linea pero Erik no dio un paso atrás en ése aspecto.

Llegaron al hotel tan exhaustos que apenas enteraron a la habitación se desplomaron sobre las sábanas de cálidos colores. Charles luchó contra el impulso de cerrar los ojos y se removió dispuesto a levantarse pero su cuerpo no coopero, el calor del cuerpo ajeno a su lado era reconfortante y le incitaba a permanecer recostado un poco más, los dedos de Erik rozaron su palma apenas durante unos segundos, el contacto fue agradable, sin embargo Charles no hizo amago de prolongarlo. Erik se removió a su lado haciendo que sus manos se tocarán un poco más, sabía como jugar, la mano de Erik deslizó lento y suave sobre la palma del otro hasta lograr entrelazar sus dedos. El corazón de Charles latía rápido pero su mente ya estaba a merced de una total y absoluta obscuridad.

Cuándo despertó Erik se había marchado, sobre la mesilla de noche había una nota; "En el restaurante, 6:00 pm" la firma de Erik figuraba al final de ésta. Charles se desperezo y lavó su rostro, no quería perder tiempo desempacando cuando afuera había un cielo tan hermoso, sí, el viaje había sido terrible pero había válido cada minuto. Sobre la mesilla también había un par de folletos con los lugares turísticos más destacados del lugar, Charles les echó un rápido vistazo antes de salir a buscar a su esposo.

El restaurante estaba semi vacío cuando llegó y fue fácil localizarle aunque no había esperado encontrarle acompañado, Erik charlaba animadamente con un chico alto y rubio con pantaloncillos cortos y de piel tostada.

—Hey, cariño— Dijo Erik cuándo le vio acercarse —Te presento a Dave, será nuestro guía turístico durante estos días, claro, a menos que sepas hablar portugués y no me lo hayas dicho.

Dave rio ante el comentario del otro y le extendió cordialmente la mano al oji azul.

—Charles Xavier, mucho gusto— dijo aceptando la mano en un  cordial saludo.

—Dave Zanter— dijo sonriendo —Y bien, tienen pensado qué les gustaría ver o hacer durante su estadía.

A diferencia de Charles que esperaba visitar museos y el famoso fuerte de la isla, Erik quería practicar algunos deportes acuáticos, y aunque Dave logró hacer un itinerario con actividades que cumpliera las expectativas de ambos había algo que no le terminaba de agradar acerca de él.

Las cámaras llegaron al hotel un poco más tarde ese mismo día y les hicieron algunas preguntas por separado sobre cómo había sido el viaje y lo que habían hecho hasta el momento, lo cual no era mucho, al parecer los verían más bien poco y les recomendaron usar sus teléfonos para filmar cualquier cosa que pasara o pensaran el uno del otro.

Al anochecer Dave los llevó a uno de los bares más populares del lugar. La música sonaba alto por las bocinas y la pista de baile estaba llena de todo tipo de personas haciendo todo tipo de movimientos al compás del sonido. Erik apuró su bebida y se plantó frente a su esposo.