Día 18:
28 de Julio del 2013.
Pam también lo hizo, después abrió la boca con una gran idea, pero finalmente ningún sonido provino de ella.
-¿Te digo la verdad?-le preguntó Luna-. No se me ocurrió llamarlo, y ahora lo necesito.
-¿Y tú crees que yo no? He tenido algunos problemas con mi maquillaje, nada buenos.
Luna rió, lo bueno de Pam era que siempre lograba sacarle una sonrisa de una manera u otra. Entonces Luna se sentó encima de su cama esperando a que su amiga se le ocurriera algo, pero entonces a ella se le ocurrió primero.
-Gracias Pam...acabo de tener una idea.
Pam se encontraba apunto de preguntar pero Luna colgó inesperadamente y soltó una carcajada. Corrió a su cajón de ropa interior, colocándose un conjunto negro, después con algo de tanteo se acercó a su armario rebuscando en la ropa, abrió cajones y en una de esas casi se machuca un dedo pero encontró lo que buscaba. Se colocó los leggings negros, se colocó una blusa gris con unas mangas largas de color negro, se puso unos calcetines con la figurita de Hello Kitty y por ultimo unos lindos botines militares. Tomó su bolso hecho el celular, un gloss, claro después de habérselo puesto, sus gafas, una cámara fotográfica, si es que la llevaba a algún museo o cualquier otro lindo lugar y lo cerro antes de que oyera un increíble impacto proveniente de la cocina que la hizo saltar. Se hecho el bolso al hombro y salió corriendo de su habitación para averiguar de dónde provenía el alboroto.
Edmund salió corriendo de su habitación gracias a un ruido que le provocó un salto y que era proveniente de la cocina. Su cabello seguía igualmente medio peinado, llevaba una camisa de cuadros, unos jeans algo ajustados y sus converse negras, se veía tan atractivo. Bajó las escaleras rápidamente, tomo un pequeño atajo y entro por otro lado de la cocina encontrándose con dos pequeños pelirrojos tirados en el suelo, riendo a carcajadas y con las hojuelas de chocolate esparcidas por todo el mosaico blanco de la cocina. Aunque no solo había encontrado a aquellos chiquitines, se había encontrado con el par de ojos azules que esperaba verlos hasta que tuviera que ir por ellos hasta su puerta. El cabello negro de Luna relucía en una preciosa trenza de lado con sus mechones sueltos, su atuendo era magnifico haciéndola ver adulta-niña pero sofisticada y atrevida, el brillo en sus labios llamaba la atención anunciando que aún seguía siendo una niña. Luna se adentró a la cocina, pero al no notar que sus hermanos estaban en el suelo, tropezó con Austin y cayó encima de sus dos hermanos que rápidamente sus risas pasaron a gruñidos y grititos agudos.
-¡Oh , Dios, Lu!-gritó Charlie-. ¡Debes de dejar de comer esas empanadas de calabaza!
Luna paró de reír para levantarse de encima de sus hermanos, los chicos se levantaron al igual que ella aun refunfuñando por el dolor que sentían. El rubor le subió por la cara a Luna, para después verse como un tomate.
-¡No como tantas empanadas de calabaza!-espetó ella aun sabiendo que en cierta forma era verdad y había ganado unos cuantos kilos.
-Eso es lo que tú crees...tan solo llega la hora del postre y apenas sobran-dijo Austin provocando que su hermana se pusiera aún más colorada, además de que Edmund había soltado una discreta risita.
-Ya...dejen a su hermana en paz-interrumpió Edmund acercándose a la escena del crimen-. No es su culpa que tenga un enorme apetito-Luna bufo cruzándose de brazos y sacando la lengua-. Vale, ahora, ¿Quién de ustedes limpiara este desastre?
Los mellizos se miraron sonriendo maliciosamente, como si tramaran algo. Sus ojos brillaron y después se giraron para ver a Edmund, después vieron a Luna, que de igual forma esperaba una respuesta. Edmund esperó, los niños solo le guiñaron un ojo y salieron corriendo de la gran cocina, empujando delicadamente a Luna, que sin perder el tiempo esta se tambaleo un poco y después recobró el equilibrio.
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365 Días bajo lluvia[editando]
Short Story"-No te vayas-susurró ella suplicante. El viento helado alocaba su cabello negro, y el precioso sol había desaparecido, no había rastro alguno de el en LA. -Te prometo que volveré-contestó igualmente en un susurro. Sus ojos verdes amaban, los precio...