Día 25

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Día 25:

4 de Agosto del 2013.

Escuchar a Ed Sheeran en tus auriculares era la gloria, se podía sentir la tranquilidad aún en la oscuridad. La noche era fría y helada, el viento agitaba la melena negra de Luna mientras que ella se mantenía sentada abrazando sus piernas al lado de la piscina. El agua de esta mantenía un lindo brillo que alumbraba la cara de ella. A la luz de la luna el agua perecía no tener fondo en aquella piscina pero el clima era demasiado bueno como para nadar en la noche.

Luna nunca había entrado en una piscina y si lo había hecho era para solamente tenerle miedo y ahogarse tan solo por unos minutos. Tanto le gustaría poder ver el agua y saber que no había nada que temerle, pero era imposible, siempre le tendría miedo y jamás tocaría el agua exceptuando la de la ducha. Con el tacto cambió de canción encontrándose con una de sus favoritas de Simple Plan Just Around The Corner esa canción tanto la inspiraba como cada una de las canciones que contenía su celular. Como todo adolecente su música era una manera de expresarse, una manera de escapar de su realidad y creer que había algo más de lo que tenía. Ella había salido para tan solo tomar un poco de aire y sabía que la vigilaban desde alguna ventana del piso de arriba, pero para no crear más revuelo tan solo decidió sentarse al lado del agua intentando de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus parpados. ¿A quién no le entrarían las ganas de llorar a la luz de la luna escuchando Simple Plan mientras que todo alrededor era paz? O bueno más o menos.

Edmund tomó su toalla de la cama para después salir de su habitación y bajar las escaleras dirigiéndose al patio trasero donde esperaba con ansias que el agua de la piscina se encontrara en una temperatura aceptable. Camino del lado de la cocina tratando de no resbalarse, su cabello rubio parecía aplastado y sus ojos verdes parecían cansados, quizá solamente tanto sus ojos como todo su ser necesitaban un chapuzón realmente relajante y  Edmund le parecía que era la mejor noche para relajarse antes de todo lo que se aproximaba.

Él se quedó paralizado al ver a Luna sentada al lado de la piscina, se preguntó qué hacía tan tarde fuera de su habitación. Su cabeza estaba gacha y su cabello negro le cubría la cara, era una perfecta postura para hacer un dibujo más de ella. Edmund tuvo que controlarse por no salir corriendo por un papel y un lápiz. Tomo una gran bocanada de aire y se acercó sigilosamente a ella. Al estar tras ella, la empujo ligeramente alarmándola completamente provocando que su respiración se volviera entrecortada, no pudo gritar y tampoco quería hacerlo así que se contuvo escondiendo su miedo y quitándose los audífonos.

-¿Eres tú Edmund?

-Lamentablemente-rió él, dejando su toalla en una silla-. ¿Qué haces aquí?

-No lo sé-dijo sinceramente-. Quizá solo quería tomar algo de aire.

Edmund se sentó al lado de ella metiendo sus piernas al agua, ella seguía abrazando sus piernas como su vida dependiera de ello, se preguntó si Edmund sabría nadar o si no le temía al agua. Rápidamente se auto contesto con un sí, él sí podía ver y sabía nadar, claro que sí. Ella se acurrucó a él, tomándolo totalmente por sorpresa, la cabeza de Luna tocó su hombro y ahí se mantuvo disfrutando el lindo silencio que creaban ambos, a veces quizá ella necesitaba a algo o alguien para que le quitara el frío que siempre sentía sin importar si la temperatura de LA era la más alta siempre tenía frío, se preguntaba si tenía algo que ver con su discapacidad.

-¿Y tú? ¿Qué haces aquí?-le preguntó después de un tiempo-. Seguro que tú sabes nadar, así que…

-Sí, vine a nadar-le cortó Edmund-. Pero te encontré aquí, quería asegurarme que todo estuviera bien y hacerte compañía… ¿Acaso tú no sabes nadar?

365 Días bajo lluvia[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora