Día 20

167 12 5
                                    

Día 20:

30 de Julio del 2013.

-¡¿LO DEJASTE PLANTADO?!-gritó Carl tratando de no escupir el batido de fresa que le había dado Luna-. Pero creí que te agradaba…

Luna se encogió de hombros, esta vez sí llevaba sus gafas de sol e incluso llevaba un pequeño bastón. Tenía tanto que no lo usaba, incluso había perdido su práctica en aquello, y solía golpear a cualquiera que se le pusiera enfrente y se disculpaba demasiado seguido.

Para no cargar con todo el peso del día anterior, había decidido platicarlo con alguien, y ese alguien había sido Carl, era muy bueno escuchando, y pasaban mucho tiempo juntos cuando se trataba de ir a la oficina a trabajar, incluso se diría que eran novios, pero no era así, solamente eran como…como hermanos, y obviamente los hermanos no pueden tener ningún tipo de relación. Ambos únicamente se habían categorizado en la FRIENDZONE solamente en esa categoría.

-Sí, me agrada, siempre lo ha hecho…-contestó en un susurro-. Pero estaba Andrew… ¡Tenía que ir por esos discos de vinilo!

-¡Pero lo dejaste con una partida de ajedrez!-replicó Carl, estaba algo molesto con Luna, además de que Edmund le agradaba.

Ella guardó silencio. Claro que se sentía mal por dejarlo de esa manera, lo veía como un engaño aparte de dejarlo plantado, incluso quería llorar, porque Edmund no se merecía nada de eso, no se merecía haberlo dejado plantado. Era el que la cuidaba, la había llevado a montar a caballo, le llevo a comer, incluso se quedaron dormidos mientras que ella perdía el frío que le daba cada vez que dormía, fuera donde fuera, había conseguido algo de calor aparte de que le flaquearan las piernas. Pudo recordar el tacto de la mano de Edmund, en la mañana cuando sus manos estaban entrelazadas, era algo que le hacía sentir algo en el estomagó y querer que Edmund nunca se separara de ella.

Ella no lo sabía pero Edmund había esperado demasiado por tener un momento como ese, presentarse y conocer la mina de oro que tenía enfrente, cuidarla como la joya más valiosa porque no quería perderla,  y ni hablar de lo que daría por besarla, probar sus labios y sentir su piel. Él estaba solo, sabía que su abuela se iría, sus padres adoptivos muy pocas veces le hacían caso, y lo único que había encontrado había sido la pequeña alegría de Luna, sus ojos que siempre buscó y esas descargas eléctricas que lo hacían poner nervioso pero sentía ese calor que en ningún otro momento podría sentir.

-Lo sé…me siento mal por eso…me siento muy estúpida-le dijo Luna mientras le tomaba la mano a Carl.

-Bueno, es un buen chico, me agrada y tengo un leve presentimiento de que te perdonará.

-¿Lo crees?-abrió los ojos más de lo normal. Lo bueno, era que llevaba las gafas. Según ella.

-Totalmente.

Ella sonrío se sentía bien contar con alguien que la escuchara y le ayudara a creer, y quien más si no Carl, ella sabía que era muy buen amigo.

-En todo caso… ¿Qué tal con Andrew? ¿Le pateó el culo Jake?¿Te besó?-preguntó. Y también preguntaba mucho más que Pam y Ryan juntos.

-Pues…bien al menos eso creo, no, no le pateó el culo y lo último…tal vez-contestó ella con una sonrisa y soltó una pequeña risita.

Carl abrió exageradamente los ojos. Maldita sea, si la había besado, no solo porque ella lo había admitido de cierta manera, si, no porque estaba sonriendo como una total idiota, hay que decir la verdad, esto le preocupaba un poco a Carl y porque no decirlo, en un futuro también llegaría a preocuparle a Edmund, Pam, Ryan y toda la familia Parks. Bueno, demasiada exageración. Estaba dispuesto a contestarle, pero Pamela apareció a espaldas suya para tocarle el hombro y arrastrarla a la recepción.

-¡Hey!-se quejó Luna-. ¡Estaba hablando con Carl!

-Sí, sí, sí, pero tengo que mostrarte algo muy importante…-le replicó. Y se rió-. ¿Besaste a Andrew?

-¡Además escuchaste nuestra conversación!

-Digamos que no hablan especialmente bajo…

Para entonces unas manos habían atrapado la cintura de Luna atrayéndola hacía si y levantando sus pies del suelo. Ella rió mientras Pam le quiñó un ojo al muchacho que se encontraba elevando los pies de Luna. Lo primero que pensó Luna era que había sido Edmund y que la había perdonado a pesar de todo.

-Ya puedes bajarme, Edmund-dijo ella. El chico frunció el ceño.

-¡Que rápido te olvidaste de mi Lunática!-le contestó el chico rubio dejándola otra vez sobre la tierra para tan solo que ella se le echará a los brazos.

Sunshine!-gritó ella emocionada.

Ryan la volvió a levantar abrazándola y dándole giros por los aires mientras que reía. Una vez más la bajo y tuvo que sostenerla para que no se cayera.

-Te acuerdas de mí, eh.

-Obviamente, Ryan, no podría olvidarme de ti Sunshine.

-Eh, Pam me la llevare un rato-le guiñó un ojo-. Dile al hermano y al niñero que nos vemos por la tarde-. Pam asintió y Luna sonreía de oreja a oreja-. Y tu Lunática tienes que decirme quien es ese tal Edmund y si Andrew te ha besado ya…

<<Vaya, como corren los chismes>> se dijo Luna evitando el revoloteó de las mariposas en su estomagó.

***

Edmund cerró la puerta tras de sí. Aquel día no estaba especialmente de buen humor, pero lo había hecho parecer para su abuela, no podía decirle que estaba mal, eso le deprimiría y quién sabe si eso le afectaría en su salud, que era lo más probable. Además de que se encontraba lloviendo en todos Los Ángeles y sabía que Luna no se encontraba en casa. Se volvía a sentir como esos días en los que ella había desaparecido y no sabía nada de ella. Tampoco quería enterarse de que se encontraba con Andrew porque eso lo destruiría mucho más de lo que se encontraba. Se sentía decepcionado por la actitud de Luna, pero era una chica de diecisiete años, y aunque saldría con alguien mayor que ella, él no tendría oportunidad. Era el niñero y el tutor. Ese era su punto de vista.

Se aventó lentamente a la cama dejando caer su cabeza a su almohada. Después dio un buen grito y comenzó a ver los dibujos que ella había echó. Quería entender el pensamiento de Luna, quería que le digiera que no importaba en lo absoluto nada que lo quería a su lado porque ya había esperado por mucho tiempo por alguien que le sostuviera la mano para hacerle entender que su vida tenía un gran significado, que no estaba sola en sus pesadillas. Quería oír después de diez años que le gustaba, porque ya se conocían y esta vez sí habían logrado presentarse. Especialmente Edmund.

Entonces se le ocurrió una fabulosa idea. Se levantó a pesar de no muy buen humor, encendió su ordenador y se dispuso a escribir esa historia que tanto le habían pedido. Era algo nuevo sí que lo era.

Dime que me quieres.

‘Ella era una chica que nadie conocía, con secretos como los demás, no lo negaba, pero había algo que amaba de ella, eran sus ojos, esos que a pesar de no tener vida sabía que miraban al interior de mi alma. Lo sabía.

Yo decía “Hola” pero era lo suficientemente tímida para contestar aquel “Hola”. Ella esperaba a alguien que le cogiera la mano y la sacudiera…apuesto a que yo podría.

Sabía lo que pensaba. Quizá no del todo pero tenía la leve idea de lo que pensaba. Éramos diferentes. Ella así lo pensaba. Y a veces yo también yo quería convencerme de que así era, pero me era un reto. Ella un reto por el que valía la pena luchar. Y quizá también perder…así que ¿por qué no? Quería intentar el cambio de papeles. Quise escribir nuestre historia...'

__________

P.D: Les debo su maratón. Espero que les haya gustado. Ya lo subiré en cuanto llegando a mi casita.

Gracias por leer. Vengo de rapido. Un beso. Nos leemos.

-Gwenny1994

365 Días bajo lluvia[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora