Día 36:
15 de Agosto del 2013.
Luna ya estaba despierta. Nadie lo creería porque simplemente ella no asistiría a la escuela aquel día. Lo cual para ella era deprimente, pero no era algo con lo que no pudiera combatir. Así que simplemente abrió aquellos fabulosos ojos de cristal empapados de lágrimas por la mañana pero su rostro mantenía una hermosa sonrisa haciendo que la mayoría de los colores que no podía ver los imaginara mucho mejor de lo que quizá podrían ser.
Echó las sabanas a un lado, y se levantó tanteando por buscar sus pequeñas pantuflas de peluche. En cuanto las encontró, tomó su bastón y se dedicó a caminar hacia el baño para darse una buena ducha. Pero antes alegremente se acercó a poner algo de música, pasó sus pálidos dedos por la mesa de noche, después al escritorio y finalmente a su reproductor, pronto presionó el centro y con un control de voz escogió una muy extraña combinación de canciones. The Script, The Smiths y Taylor Swift ya habían comenzado a sonar a todo volumen. Estaba preparada para aquel día. O al menos eso creía.
***
Edmund pronto abrió los ojos, alarmado. Su corazón palpitaba furiosamente contra su pecho, sus labios se esforzaban por no soltar un suspiro o por no sonreír para que después le dolieran las mejillas. Sabía que era aquel día, sabía exactamente lo que pasaría, bueno la mayoría, después de un tiempo, la cosa mejoraría para que el le diera clases a lo que parecía ser la chica de sus sueños y pesadillas. Simplemente volvía a preguntarse como era que se encontraba ahí, para darle clases a ella...
Se revolvió el pelo con las manos y caminó hacia la ducha. Aquí empezaba todo. Iba a construir paredes alrededor de el para no caer en aquellas abejas asesinas que sentía en el estomago cada vez que la miraba. No lo haría. Así que aquí empezaba un nuevo inicio, y su destrucción. <<Destrucción.>> se repitió a si mismo mientras el agua fría le golpeaba la cara con libertad. Estaba claro que no podría tener nada con ella, porque no solo era ilegal, no, era arriesgarse contra próximos corazones rotos. Y simplemente aún necesitaba cuidar de el y de su abuela.
Suspiró. Al fin comenzaba las clases. Para bien o para mal, el sería el tutor, y se sentía bien que el fuera el único.
***
-...That you were Romeo and you were throwing pebbles nd my daddy said, "Stay away from Juliet" And I was crying on the staircase Begging you, "Please don't go"And I said...-cantó una delicada voz. Aunque demasiado alto como para decir que comenzaba a gritar.
Edmund abrió instantáneamente la puerta para encontrarse con una Luna ya vestida, bailando de un lado a otro, cantando a todo pulmón, sacudiendo sus caderas alegremente y dando saltitos sin chocar con alguna cosa. Impresionantemente bailaba en un mismo punto y de ahí no se movía, más que para dar un salto a la derecha, regresar al mismo punto, y después dar un saltó a la izquierda. Y la secuencia se volvía a repetir.
Observó su cabello negro recogido en una trenza de lado, y sus mechones sueltos que bailaban a cada lado que ella iba. Observó el precioso vestido rosa pastel con encaje, que se movía con ella para hacer compañía e ignorar el ridículo que estaba haciendo. Aunque no parecía nada ridículo, puesto que Edmund ya se había acomodado en el marco de la puerta y le miraba maravillado. Irradiaba vida aunque supiese que era por lo que pensaba sobre ella. Pero aunque ella creyera que era un monstro, para el no lo era en lo absoluto. De echo, era lo mejor que había visto en su vida, verla sonreír y actuar como si no tuviera cadenas atándole los tobillos.
Después observó sus pies enfundados en unos zapatos de tacón azules, y como danzaban ágilmente en el suelo, también admiro sus movimientos de cabeza y adoró las risitas que soltaba cada vez que daba una vuelta. Simplemente se había enamorado de aquella vista, y era de lo mejor ser el primero que la viera a las siete de la mañana.
La música terminó. Edmund comenzó a reír de ternura y la chica, se sobresaltó girándose hacía donde venía el sonido. Y ahí estaban las gafas. Y de pronto ya no. El se había encargado de ponerlas en su bolsillo, asegurándose que jamás las encontraría, y esperaba que ni siquiera intentara encontrarlas con el tacto.
-Creí que tendría que venir a despertarte...-ella rodó los ojos y se cruzó de brazos.
-Ya ha pasado el tiempo de vacaciones, Joven Wayne, oh disculpe, quería decir, Señor tutor-se llevó una mano a la frente dramáticamente.
-Oh señorita, Parks, usted es tan impredecible, que podría dormir en el día y vivir en la noche-sonrió Edmund caminado hacía ella. Esperando que pudiera recordar la noche anterior, por que aquella noche, ambos sabían que había sido totalmente de ellos.
A pesar de que anoche se había festejado el inicio de clases, y el cumpleaños de Jake, ambos habían huido hacia un lugar muy alejado de la residencia Parks, era un pequeño lago, que cortaba con un bosque y la ciudad, Edmund no sabía como ella lo conocía, pero habían pasado un momento maravilloso ahí, ella cantaba canciones de cuna mientras el observaba las estrellas y permitía que ella se durmiera en su pecho. Después de eso, habían regresado a casa, cuando aún seguía la fiesta, pero simplemente ellos abandonaron para ir a dormir, y tratar de pensar en el uno y en el otro sin tener que sentirse culpables por estar cometiendo algo incorrecto.
Después de un momento de silencio ella se acercó riendo, tropezando un par de veces, hasta que se lanzó a sus brazos, y le abrazó por el cuello. Se sentía tan feliz, que a pesar de lo que pudiese pasar, estaría con el, estaría con su tutor, y no estaría tan sola como lo pensaba.
Sparks fly de Taylor Swift comenzó a sonar y el enredó sus brazos alrededor de su cintura elevándola del piso.
"...Get me with those green eyes, baby, as the lights go down..."
-Oh, Ed, Ed-cantó ella mientras palmeaba su cara y sonreía-. Dime que tus ojos si son verdes, verdes como creo que son.
Edmund rió.
-Lu, son totalmente verdes como crees que son.
-¿Puedo...puedo pasar mis manos por tu cabello?-la chica se mordió el labio inferior.
-¿Por qué querrías hacerlo?-preguntó riendo Edmund.
-Dios, es muy simple contestar con un "sí" o un "no", Edmund-alzó las cejas mientras que sus ojos se encontraban fijos en la nada-. ¿Es qué te pongo nervioso?
-S-sa-sabes q-que n-no-se golpeó mentalmente.
Ella sonrió, sacó su bastón y comenzó a golpear el suelo en busca del sofá. Cuando lo encontró, tomó su bolso y sonrió alegremente.
-¿No estás nervioso? Digo, no solo por mí-volvió a reír y Edmund sintió que moría. Moría por dentro y estaba tratando de deshacerse de esos profundos ojos azules que parecían hipnotizarlo-. Es el primer día-sonrió y Edmund sintió algo moverse en su interior.
Estaba muy cerca, demasiado, y esperaba que ella no pudiera saber lo que estaba pensando.
-Esta será nuestra aventura, Edmund. Sólo nuestra.
Y nuevamente, ya tenía un nuevo capítulo del cual escribir, y en el siempre estarían esos brillantes ojos azules. Ocultándose, o brillando. Cualquiera de las dos, mantendría loco a Edmund por un muy buen largo tiempo.
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365 Días bajo lluvia[editando]
القصة القصيرة"-No te vayas-susurró ella suplicante. El viento helado alocaba su cabello negro, y el precioso sol había desaparecido, no había rastro alguno de el en LA. -Te prometo que volveré-contestó igualmente en un susurro. Sus ojos verdes amaban, los precio...