Día 32:
11 de Agosto del 2013.
‘Le hice un columpio en aquel árbol que pronto se volvió en nuestro escondite. Ella siempre había querido uno. No era especialmente bonito, solo constaba en una cuerda y en una llanta amarradas a la rama más fuerte que había ahí. Ella se había columpiado hasta que tuvimos que retirarnos. Su cabello subía y bajaba, la observaba felizmente.
Ella era todo lo que te podrías imaginar. Era la desesperación, la inocencia que jamás encontrarías porque jamás te darías la oportunidad de buscarla. Era todo lo que no puedes tener, era tu tristeza y tu alegría fusionadas, podía estar mi mundo color gris, y ella podía pintarlo con colores pastel, un pastel que no era odioso porque solo te preocupabas por ella. Aleluya. Esa era la palabra. Mi Luna. Mi aleluya.
¿Qué estaba buscando? ¿Y por qué ahora me pregunto esto? No lo sé nunca lo he sabido.
Luna…
Ella podía estar rota, pero podía reconstruirte mientras que ella se dividía en miles de pedazos. Luna, era ella. Simplemente ella, con su sonrisa a la nada y sus lindos ojos infinitos. Así era, las constelaciones las podía observar en los ojos de ella, el sol la mantenía tan fría pero tan cálida, y sus sonrisa era tan cálida pero tan fría. No, sus sonrisas seguían siendo un frío y quebrado aleluya.
¿Has visto la luz de las estrellas? Bueno, el brillo era como la luz de las estrellas, y ese brillo era también un frío y quebrado aleluya. Aleluya.
P.d: Hallelujah’
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365 Días bajo lluvia[editando]
Short Story"-No te vayas-susurró ella suplicante. El viento helado alocaba su cabello negro, y el precioso sol había desaparecido, no había rastro alguno de el en LA. -Te prometo que volveré-contestó igualmente en un susurro. Sus ojos verdes amaban, los precio...