Día 28

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Día 28:

7 de Agoto del 2013.

Edmund se talló los ojos mientras que retiraba las sábanas blancas de su cuerpo. No recordaba mucho de anoche, no había tomado, pero lo único que recordaba había sido haber bailado con Luna una linda pieza. La tenía muy cerca resistiéndose a besarla y nunca dejarla ir, definitivamente era todo un reto para él, que para su gran sorpresa si lo había superado. Se talló nuevamente los ojos, se levantó y se dirigió al baño a darse una ducha.

Comenzó a preguntarse cómo era posible que solo una solicitud de trabajo lo llevara hasta ahí. Sonrió porque era sorprendente como el destino arreglaba las cosas a su manera, la manera en la que también te ayuda, de la manera en la que sientes esas ganas especiales de llorar por no creer lo que está pasando. Pero también  de la manera que te destruye y decepciona, de la manera en la que a veces tienes que cambiar el rumbo para no volver a caer. Se enjuagó el cuero cabelludo, salió y se enfundo en una toalla blanca.

Se arregló el cabello rubio dejando que se vieran más de lo normal sus ojos verdes. Su mente solo vagaba en lo hermosa que se veía Luna anoche, y en lo muy poco que bailaron pero que se le había hecho una eternidad. Volvió a sonreír inconscientemente mientras que salía de su habitación para hacer su recorrido hacía la cocina.

Las ollas resonaban cada vez que chocaban unas contra las otras, se escuchaban murmullos y algunos gritos de desesperación por parte de las cocineras hacia los más pequeños de la casa. Edmund entró al ambiente de desesperación  matutina que amenazaba con apurarlo a él también para fuera a lo que estuviesen apurando. Lo primero que vieron sus ojos fue a toda la casa en movimiento, incluyendo a Luna que nunca faltaban sus normas de no levantarse antes de las diez de la mañana. Su cabello negro estaba alzado en una coleta alta, dejando observar lo muy pálida que era su piel. Llevaba puesto un vestido azul de un solo tirante, llevaba un lindo estampado blanco de flores, mientras que en la cintura le rodeaba un cinturón de piedras grises. Llevaba zapatos bajos de color blanco y una muy ligera capa de maquillaje. Edmund se preguntó cómo era posible de que se hubiera maquillado ella sola.

Jake corría de un lado para el otro al igual que toda la casa, Jennifer estaba ocupada preparando el desayuno junto con los cocineros, Austin ayudaba a Charlie a servirse el cereal con los ojos cerrados, Marion se encontraba sentada con su padre en el comedor y Luna simplemente estaba sentada en la barra de la cocina tomando tranquilamente su té. Aunque parecía que lo tomaba mucho más rápido que un alcohólico con su cerveza.

Edmund se acercó lentamente a ella cogiendo un café que le había ofrecido una cocinera, tomo una dona empolvorada y se sentó al lado de su alumna sin importarle las miradas furtivas que le echaba Jennifer y Jake. Solamente dio un trago a su café y la observo tratando de discernir el porqué de su hermosa sonrisa que había salido mucho antes de que el pudiera sacarla.

-Hey, Lu.

-Hey, Ed-sonrió ampliamente disfrutando decir cada una de esas palabras. <<Ed, sigue sonando perfecto>>.

-Has violado una de tus normas-recordó Edmund dándole un leve empujón. Luna rió.

Luna dio un breve trago a su té y se a cómodo en el taburete, colocando un mechón tras de su oreja. Apoyó los codos sobre la barra y su cara apunto al frente, a un punto que consideraba la “nada”.

-¿No sabes qué día es hoy?

Edmund se lo pensó un rato.

-¡Claro! Hoy es 7 de Agosto, como no saberlo, Lu-le respondió. Luna ladeo la cabeza y soltó una carcajada. Edmund se encogió de hombros sin saber el porqué de la risa de Luna. Pero aun así le agradaba escucharla, era una perfecta y armoniosa harmonía.

-Hoy es domingo, Edmund-explicó sonriendo-. Día de ir a misa.

Esto fue un golpe bajo para Edmund. Jamás en su vida había tenido una muy buena educación católica, lo único que sabía era que sí había sido bautizado y que en el orfanato le habían dado una muy poca preparación para la comunión, realmente jamás le había interesado y mucho menos se había acercado a saber quién era esa persona realmente llamada “Dios”. Se encogió de hombros apartando la mirada sabiendo que ella no la podía observar.

-¿No lo sabías, Ed?

-Supongo-susurró. Dio un sorbo sintiendo que al ser descuidado el trago le iba quemando la garganta casi como si de vodka se tratara-. No sé qué es exactamente eso de ir a misa. O quién es ese hombre gigante que se supone que nos observa, solo sé que él me creo y el que da vida a todo esto. Pero jamás me he acercado a él. No lo conozco y no creo que me conozca él.

A Luna se le encogió el corazón. Sabía que había personas exactamente igual que él, sabía que le molestaban esas personas porque a veces eran demasiado hipócritas, porque sabía que esas personas eran las que solo acudían a él cuándo era necesidad, cuando era el plan B, y eso le enfadaba tanto.

-¡Yo te lo presentaré!-exclamó con extrema alegría-. Quizá no sea la muy adecuada, pero puedo ayudar a que lo conozcas, tan si quiera eso, es bueno. Creo yo, y quizá aún me pregunte como es que me pudo crear ciega, pero trato de aceptarlo. Esta será una aventura Ed, tú me enseñarás eso de números y quizá de la vida. Yo te enseñaré lo que puede ser también vida.

Le sorprendió tanto ver a su Luna emocionada por ayudarlo. Él no estaba tan seguro porque jamás había entrado en ese ambiente, y hasta cierto punto le daba miedo encontrar algo que no sabía y que suponía que era bueno. Solamente sonrió.

-¿Prometes ayudarme?-preguntó juguetón.

-Con el corazón.

Edmund pudo sentir la seriedad de su respuesta. Y pudo oír como sus corazones palpitaban al mismo tiempo.

***

Durante toda la misa Luna sostuvo la mano de Edmund. Se sentía muy bien, incluso se podía decir que en el paraíso. A Edmund le encantaba sentirla al lado suyo, sentir las descargas eléctricas que le provocaban un lindo calor embriagador. Ella sostenía su mano y el la de ella. Eran dos manos entrelazadas formando un lindo y fuerte pilar.

-¿Se supone que tenía que entender la lectura?-le susurró Edmund al oído de ella. Ella sonrió porque le había hecho cosquillas-. Porque no le entendí nada.

Ella volvió a reír.

-Todo a su paso mi querido Edmund Wayne-le dijo sonriente-. Todo a su paso. Te lo explicaré justo cuando comiencen las clases.

-Lo has prometido, Luna Parks.

-Lo he prometido, Edmund Wayne-contestó siguiendo a la enorme familia suya-. Y lo cumpliré.

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¡Feliz, Feliz no cumpleaños a tí, a mí! jajaja ok no :c 

Vale, feliz no cumpleaños a Mendoza77, linda este día es tuyo. Aunque no sea exactamente tu cumpleaños, pero igual, es tu día jajaja. Si he leido los comentarios. Gracias.

OMG! cada día suben los vistos. Gracias. Si les gusta pasenla, les agradecería demasiado. Igual, si su cumpleaños se avecina en esta historia aunque no sea su cumpleaños pidanme la dedicadición. :3

Multimedia: Graveyard Girl de M83. Nada que ver pero me gusta la canción, así que la puse xD.

Garcias por leer. Un beso. Nos leemos. Dejen estrellitas :3

365 Días bajo lluvia[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora