Día 24:
3 de Agosto del 2013.
Luna estaba sentada encima de un banco frente al piano blanco mientras que cargaba en sus piernas a la pequeña e inocente Marion. También trataba de que Marion se aprendiera su nombre y pudiera decirlo como debía, decía todos los nombres de sus hermanos bien excepto el de ella. Pensaba que no era muy difícil recordar y decir un nombre de cuatro letras, pero para Marion se le hacía complicado…demasiado complicado.
Ella mantenía la barbilla en alto sin poder observar lo muy lindo que se veía el pelo castaño pelirrojo de su hermana, jamás lo vería, y estaba aprendiendo a acostumbrarse al igual que con todas las cosas.
-Lu… ¡Lula!-exclamó Marion echándose a reír tras su descubrimiento.
-¡Oh, Marion, no puede ser tan difícil!-dijo Luna desesperada. Tendría que trabajar más con ella-. Es Luuunnnaaa… ¡Luna! Esa que se supone estar en el cielo de noche.
-¡Lula!
Marion comenzó a reír sin control alguno para después lanzarse a los brazos de su hermana contagiándole a la misma Luna la risa. Marion permaneció en sus brazos hasta que sin contenerse calló en un sueño profundo, lo cual le preocupo un poco, puesto que últimamente la chiquilla se cansaba mucho más rápido que ella y que toda la familia. Luna la acomodó en sus brazos y comenzó a mecerla.
Todo el tiempo volaba en aquella casa, no parecía ser tan malo para Luna puesto que para ella estar sumida en la oscuridad era como si pasara su vida lentamente, muy lentamente.
Durante mucho tiempo Luna se había sentido perdida, aún lo sentía y le sorprendía haberlo aceptado frente Edmund, pero era su niñero y ahora lo consideraba más que un niñero, el problema era admitirlo, porque seamos honestos, ¿De aquí a cuando una estudiante siente algo por su tutor o viceversa? Eso no era normal, pero vamos ¿Qué era normal en su vida?
Suspiró al escuchar las puertas abrirse de la sala de baile. Se estaba volviendo loca al escuchar al su mismo silencio que no le parecía en lo absoluto cómodo. Los mellizos entraron corriendo y riendo a carcajadas, Austin se paró enfrente de ella y comenzó a hacer unas cuantas muecas, Charlie lo golpeo y se aclaró la garganta observando como el ceño fruncido de su hermana se estaba formando cada vez más.
-‘Luuunnnaaa… ¡Luna! Esa que se supone estar en el cielo de noche’-imitó Charlie provocando que Austin se riera a carcajadas. Luna dio un grito ahogado.
-¡Paren! ¿Qué no se dan cuenta que Marion está durmiendo?-susurró-grito Luna incapaz de controlarlos.
-No lo estaría si no la hubieras dejado dormir…-replicó Austin.
-Vamos, ella se duerme en cualquier lado, es imposible hacerlo-le recordó Charlie-. Tonto del culo-susurró.
-¡Yo no soy tonto del culo!-se defendió Austin-. Quizá no te has dado cuenta por esa cabezota de idiota.
Luna gimió tratando de parar a sus hermanos que su discusión y su volumen iban en aumento. Se apartó un mechón negro de su cara y se levantó para dejar a Marion en uno de los sillones más cercanos y enfrentarse a sus hermanos que al parecer habían estallado en una guerra de manotazos. Luna se sacudió su vestido lila con azul, se quitó los tacones blancos y se aproximó a ellos sabiendo como terminaría si se metía a la discusión de aquellos niños, pero era un riesgo que debía correr para poder pararlos lo más pronto posible no quería terminar con un dolor de cabeza mucho peor del que ya tenía.
-¡Vale! ¡Ambos son tontos del culo!-gritó ella poniéndose en medio de ambos, sosteniendo la cabeza de cada uno a su lado-. ¿Contentos?
-¿Estás pensando lo mismo que yo, Austin?-susurró Charlie conteniendo la risa.
-No lo sé, hermanito-dijo con sarcasmo-. ¿Ataque?
-¡Ataque!-confirmo este último.
Luna chilló por dentro mientras que ambos niños se encimaban a ella, le parecía tan malo estar en el suelo con dos niños encima de ella y con vestido, pero tan pronto como le parecía malo, le pereció bueno, comenzó a reír a carcajadas. Estaba intentando pasar el rato con sus hermanos, en serio no quería abandonarlos y tampoco quería que ellos la abandonaran, era su familia, quería que permaneciera unida el tiempo que fuese necesario tenía en claro que todos pasarían por tiempos muy duros. Quería intentar que aún pudiera ser el pegamento que los mantuviera unidos. Incluso a Edmund.
Unos pasos con sonido pesado se acercaron a ellos. Luna se exaltó por un momento y gracias al peso que tenía encima no pudo respirar más y su cuerpo le exigía aire. Los ojos verdes de Edmund lo divisaron y raídamente tiro de los mellizos para dejar que Luna recuperara el aire que necesitaba. Ella carraspeó un poco, había sido como cuando se hundía en la piscina a causa de su muy poca experiencia en el agua.
-Hey, Ed-saludó en un suspiro.
-Hey, Lu-sonrió viendo como su cabello negro era un desastre.
Los dos parecieron entrar en un pequeño trance pensando en al uno y al otro. Era divertido como parecían perderse en el momento exacto cuando lo necesitaban. Era parecido a una medicina, era tan bueno, más bien, era lo más parecido a lo bueno.
-Creo es todo por hoy, locos-dijo Edmund-. No solo le quieren quitar el oxígeno si no también la risa-rió.
-Hacemos lo que podemos-congenió Austin riendo mientras que salía corriendo tras Charlie.
Ambos se quedaron solos pensando en lo muy malo que parecía que Luna no tuviera risa. Todo parecía muy malo hasta que Luna comenzó a reír y Edmund ayudo a que se levantara tomándola de la cintura. Tomo sus tacones blancos y comenzaron a andar hacía la puerta.
Sin previo aviso Edmund la sentó nuevamente en el banco y él se acomodó a su lado colocando sus manos en el piano. Jamás le tocaba a alguien, y si lo había hecho había sido únicamente con su abuela, pero ahora, ahora le había nacido tocarle un poco a Luna sin razón alguna o… ¿Tendría muchas razones para hacerlo? Luna le costó un poco procesarlo así que se acomodó en su asiento y se a pego a su tutor.
-¿Tocas el piano?-preguntó Luna acariciando lentamente la mano de Edmund. Las descargas ya habían empezado y fue cuando ella se había alejado.
-Des-desde q-que tenía ocho-balbuceó tratando de controlar la temblorina en sus manos-. Su-supongo que te enseñare pronto-se encogió de hombros y ella asintió con euforia-. ¿Puedo tocarle algo, Señorita Parks?
Ella sonrió. Le encantaba cuando se hablaban así. Todo parecía estar bien.
-Lo que le parezca bien, Joven Wayne.
-¿Lo que parece bien?-susurró Edmund y cerró los ojos.
Sus dedos comenzaron a tocar You found me de The Fray, que por lo que sospecho que a ella le encantaría y sí que lo hacía, la cabeza de Luna comenzó a moverse de un lado al otro disfrutando la hermosa melodía que se lograba escuchar y llevarla a otro mundo. Edmund la observaba mientras que tocaba, la cabeza de Luna finalmente descanso sobre su hombro. El observo sus parpados cerrados y sus labios balbuceando en silencio la canción que parecía encantarle. El volvió a cerrar los ojos.
-Todo parece tan bien-susurró ella volviendo a entrar en el trance.
Y a veces, todo lo que uno puede sentir parece estar bien.
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365 Días bajo lluvia[editando]
Cerita Pendek"-No te vayas-susurró ella suplicante. El viento helado alocaba su cabello negro, y el precioso sol había desaparecido, no había rastro alguno de el en LA. -Te prometo que volveré-contestó igualmente en un susurro. Sus ojos verdes amaban, los precio...