Capítulo 4

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MELANY

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MELANY

¿Quién diría que me lo pasaría tan bien?

Al estar explicándole a Karol sus dudas he podido saber más cosas sobre ella.

Me contó que conoce a Alex desde que tenía pañales y que estaba pensando en estudiar psicología. También me dijo que le gustaban un montón los videojuegos, lo que provocó a Kevin a preguntarle si había jugado a los mismos que jugó él.

Incluso hablaron del nuevo juego que al parecer no estaba teniendo mucho éxito, creo que era el que vi ayer al coger el correo.

Al menos hicimos buenas migas, eso me alegraba. Pero quería atreverme a preguntarle a Karol si querría comer con nosotros en el recreo mañana. Al final, quería ser su amiga y conocerla un poco más, a ella y a Alex.

Cuando ya terminamos de estudiar, recogimos nuestras cosas y nos dirigimos hacia la puerta.

--Bueno, Kevin, gracias por todo.--dijo Karol despidiéndose de Kevin.

--De nada.--le dijo sonriente apoyado en la puerta de la entrada.

--Nos vemos.--dije mientras salía.

Kevin cerró la puerta y yo fui caminando con Karol hasta su casa, que pasaba por el camino hacia la mía. Llegamos a una casa blanca con la puerta y las ventanas de color lila.

--Muchas gracias por ayudarme Melany, te debo una.--dijo con una sonrisa.

--No es nada.--dije sonriente.

--Bueno, hasta mañana.--Karol sacó su llave de la mochila y empezó a abrir la puerta.

--¡Espera!--me atreví a decir. Karol se giró con la llave en la mano.--¿Te apetecería comer con Kevin y conmigo mañana? Si no quieres no pasa nada.

Karol se quedó unos segundos en silencio y después sonrió.

--Claro, me encantaría. Adiós.--entró en su casa y cerró la puerta.

Me sentí muy feliz al poder hacer una nueva amiga, como en los viejos tiempos. Aunque ahora que lo pienso... ¿Karol sabrá que yo puedo memorizarlo todo?

Lo dudo. Será mejor que le hable de eso mañana.

Entré en mi casa y saludé a mis padres, que estaban viendo la televisión.

--Hola, hija.--dijo mi madre con una sonrisa.

--Hola.--dijo mi padre en su tono de siempre.

Nunca he tenido un padre favorito, pero había que admitir que tenía más relación con mi madre que con mi padre. Mi padre siempre ha sido un hombre callado, reservado, pero siempre sabiendo qué decir en cualquier situación. No tengo ningún recuerdo de él siendo cariñoso o amable conmigo, en vez de parecer un padre, parecía un jefe. Muchas veces me preguntaba si él me quería, ya que, cuando mis padres supieron de mi don, no se lo tomaron como yo esperaba, pero la reacción que tuvo él, fue la más dolorosa. Esos recuerdos imborrables son cosas que odio de mí.

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