MELANY
Al día siguiente, me vestí, bajé a la cocina y me puse a cocinar.
–¿Se puede saber qué haces?–me preguntó Zack asomándose por la puerta. Llevaba una camisa negra y unos pantalones grises.
–Hacer la comida.–le dije y me miró de arriba a abajo. Estaba vestida con un delantal de cocina, un moño, unos pantalones cortos y una camisa que apenas se veía.
–Dios mío, estás ridícula. –dijo acercándose.–¿Y para qué cocinas? Si tenemos una máquina que lo hace por nosotros.
–Quería hablar contigo, para conocernos un poco más. Y pensé que así sería una buena idea.
–Esto parece una cita.
–Siéntate y calla.–puso los ojos en blanco y se sentó en la mesa.
Quería hablar más con Zack para que pudiéramos llevarnos bien, no quería acabar como su anterior compañero. Ya que éramos un equipo me iba a esforzar para que pudiéramos trabajar juntos.
Y decidí prepararle la comida.
No sé mucho de cocinar, así que le hice unos macarrones con un huevo frito.
Me quité el delantal, serví los platos en la mesa y me senté en frente de él.
Se quedó mirando el plato y luego me miró a los ojos.
–¿Por qué los macarrones son verdes?
–Era lo que había en la cocina. Prúebalo.–Zack miró con cara de asco y se metió un poco en la boca. Empezó a saborearlo y me miró a los ojos.
–¿Qué tal?–le pregunté emocionada.
–Wow... Definitivamente cocinas como el culo.–dijo cogiendo una servilleta y limpiándose la boca.
–Imbécil.–se me escapó debido a su comentario.
–Al menos soy sincero. Yo no te he obligado a que me cocines nada.–se levantó de la mesa.
–¡Espera! Vale, es una mierda, pero no te vayas.–me miró divertido y se acercó.
–Está bien rosita, me quedaré a tu lado.–dijo sentándose de nuevo. Alcé una ceja y suspiré.–¿De qué quieres hablar?
–No sé... Esto... ¿Tienes hermanos...?–Zack bajó la mirada, estaba claro que no le gustaba hablar de este tipo de temas.–Oh, perdona... La familia es algo que todos echamos de menos...–Zack se quedó callado sin responder, y decidí cambiar de tema.–Eh... Yo echo de menos a un amigo.–me miró a los ojos y seguí hablando.–Me confesó que sentía cosas por mí... Yo fui a corresponderlo, pero...–se me creó un nudo en la garganta.–No llegué a tiempo.
–¿Cómo se llamaba?–preguntó Zack y suspiré.
–Kevin.–Zack se quedó mirándome fijamente y pegó su espalda a la silla.
–Lo siento.–dijo después de un silencio.
–Tú no tienes la culpa.
–Tú tampoco.
–No, yo sí. Ya oíste lo que dijo Jenny, siempre llego tarde a todo. Toda mi vida he provocado daño, mis padres discutían, mi hermano sufría, mis amigos se metían en problemas... Y yo, ¿qué hacía? Observar. Era lo único que hacía.
–¿Por qué...?–hice una pequeña risa.
–Porque hiciera lo que hiciera siempre iba a recordarlo. Siempre, los gritos, los golpes, los insultos... Así que, ¿qué más daba volver a la normalidad, si siempre iba a estar el dolor a mi lado? Pensé que era mejor pasar de todo... Nací con el don de poder memorizar cualquier cosa. ¿Y sabes qué? Lo odio.
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Imborrable
RandomYo sólo observaba sus acciones, pero nunca les tomaba importancia. Esas personas dejaron de verse, pero nunca me preocupé. Mi mejor amigo por el que descubrí tener sentimientos hacia él, desapareció sin dejar rastro, nadie se acordaba de él, no habí...