Capítulo 8

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MELANY

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MELANY

--¿Me puedes volver a decir por qué tuve que venir yo también? ¡Es fin de semana!

--Que quejica eres, Sergio. No vamos a tardar nada.

Mi madre nos había mandado a comprar unas cosas al supermercado, que estaba a tan sólo unos pocos kilómetros.

--Eso espero.--dijo finalmente.

Seguimos caminando tranquilamente hasta que un grito llamó nuestra atención.

--¡¡Cuidado!!

Sergio y yo nos giramos y vimos a una chica bajando una cuesta montada en bicicleta con poca capacidad de poder controlarla. Iba directamente hacia nosotros.

La miré impresionada hasta que Sergio me agarró del brazo y tiró de mí hacia él haciéndonos caer al suelo. La chica pasó velozmente a nuestro lado mientras gritaba que lo sentía. Tras esto, volvió a mirar hacia delante y chocó contra una pared con contenedores de basura.

--¿Estás bien?--me dijo Sergio ayudándome a levantar.

--Sí, gracias.--le respondí. Fui hacia la chica y le tendí mi mano.--¿Te encuentras bien?

La chica levantó la mirada y la reconocí al momento. Era la hermanastra de Carla y compañera de clase de Sergio, tenía el pelo negro, recogido en una cola de caballo, los ojos de un color turquesa e iba vestida con vestido azul y unos zapatos negros. ⁸Carla me habló mucho de ella, es una chica tímida pero cuando la conoces bien es bastante amable. Sólo la conocía de vista ya que Carla decía que ella no era mucho de hablar con nueva gente.

--¿Sam?--dijo Sergio sorprendido.

Sam se levantó sola rápidamente y nos miró a los ojos.

--Dios mío, ¡lo siento mucho, casi os hago daño! ¡Perdón!--se puso totalmente nerviosa y Sergio le sonrió.

--No pasa nada, Sam. Estamos bien.

Sam le devolvió la sonrisa y Sergio sonrojado desvío la mirada rápidamente. Ella giró su mirada hacia mí y me observó durante unos segundos.

--¿Estabas aprendiendo a montar en bici? ¿No es un poco tarde?--dijo Sergio para romper el hielo.

Sam hizo una pequeña risa tímida y recogió su bicicleta del suelo.

--No, yo ya sé montar. Lo que pasa es que al bajar esa cuesta perdí el control de la bici. Perdonad por el susto...

--No es nada.--dije.

--Por cierto, Sam, ella es mi hermana Melany.

--Encantada.--dije sonriendo.

--Igualmente. ¿Eres la amiga de Carla, verdad?--asentí con la cabeza.--Entonces nos veremos más a menudo.--sonrió.

--Claro.

--Bueno, me voy a mi casa, me están esperando. Perdonad de nuevo.--dijo.--¡Nos vemos!--se despidió con la mano y se subió a su bicicleta.

--Hasta pronto, Sam.--dije despidiéndome con el mismo gesto.

--¡Adiós Sam!--dijo Sergio.

Sam se marchó y miré a Sergio a los ojos.

--¿Qué?

--¡Te gusta~!--dije en forma de melodía como una idiota.

Sergio se puso completamente rojo que ya no hacía falta que me respondiera.

--¡¿Qué dices?! ¡No!

--Ya, claro.--dije sonriendo. Sergio puso el ceño fruncido y yo solté una carcajada.

--¡Y a ti te gusta Kevin!--dejé de reír y me quedé en silencio mirándole. No sé por qué me puse nerviosa.

--¡No!--le grité.

--Ya, claro.--dijo y soltó una carcajada. Le pegué en el hombro y empecé a caminar.

--Vayamos a comprar de una vez.--le dije enfadada.

Sergio seguía riéndose y empezó a caminar. Compramos y volvimos a casa.

No entendí por qué me puse de esa manera cuando dijo eso.

Dejé la compra en la cocina y subí a mi cuarto. Observé el escritorio y vi la foto que tenía de Carla, Kevin y yo. Kevin salía en medio de las dos posando un brazo en el hombro de cada una sonriendo a la cámara a la vez que nosotras lo mirábamos riendo.

Una sonrisa se dibujó en mis labios tras ver aquella foto. Nos la sacamos cuando cumplí los 16 años. Kevin siempre estuvo ahí en cada momento, siempre lo sentía cerca, sentía que siempre se preocupada por mí y siempre estaría ahí. Noté cómo mis mejillas se sonrojaron tras observar los labios de Kevin en la foto. Rápidamente dejé la foto en el escritorio y desvíe la mirada.

Ahora tenía ganas de que se acabara el fin de semana para poder ver a Kevin.

Dios mío, ¿en qué cojones estaba pensando?

¿No sería verdad que Kevin a mí...?

Mierda.

SAM

--¡Ya estoy aquí!--dije guardando la bicicleta en casa.

Carla fue corriendo hacia mí con lágrimas en los ojos y me abrazó fuertemente.

--¿Carla? ¿Qué pasó?--dije extrañada mientras ella lloraba en mi hombro.

--Estoy fatal, Sam... Fatal...--dijo entre sollozos.

Me quedé un rato en silencio y le acepté el abrazo.

--Todo irá bien, cuéntame qué pasó.--dije en voz baja.

El silencio se apoderó de la casa, Carla se apartó de mí y se secó las lágrimas que caían por sus mejillas.

Entonces me miró a los ojos, contándome cada detalle.

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