MELANY
Ya habían pasado 3 semanas desde aquello, Nuria me recomendó unas pastillas para supuestamente curarme. Solo me causaban sueño, y lo odiaba.
Esto era horrible, me la pasaba todo el día encerrada en mi cuarto y solo tomaba aire fresco para ir al psicólogo de los...
Llevaba mucho tiempo sin ir a clase, pero no lo echaba de menos.
Y un día Carla empezó a escribirme.
Carla: Hey... Llevas varios días sin venir, ¿estás bien?
Visto.
Carla: No sé por qué me odias pero háblame por favor.
Visto.
Carla: Melany, respóndeme.
Bloqueada.
No quería hablar con nadie, estaba agotada de todo esto. Mi corazón se sentía agotado y confundido.
La música era lo único que me hacía sentir bien.
La música era mi medicina.
De repente vibró mi móvil.
¡Hola! ¿Te apuntas a este gran juego? ¡No te arrepentirás!
Sí. No.
¿Qué demonios?
Antes de que pudiera darle a la opción de rechazar, tocaron a mi puerta.
Era mi madre, que venía con una bandeja que tenía un vaso de agua y un bote de pastillas que detestaba ver.
La miré con la mirada agotada, apagada, vacía. Ya no tenía expresión.
-Venga cariño, solo queda una semana con esto, ya verás el gran cambio.
-Tú sí que has hecho un gran cambio.-le dije con el ceño fruncido apartando la mirada. Estaba muy enfadada con ella.
-Sabes que lo hago por tu bien.-me dijo seria.
-Me importa una mierda lo que a ti te parezca bien.-la miré con odio. Ella suspiró y puso la bandeja encima de mi estantería, después abrió el bote de pastillas y me dio una junto el vaso de agua.
-Acabemos con esto, por favor.-dijo finalmente.
Cogí la pastilla, me la metí en la boca y me la tragué sin necesidad de agua.
-Abre la boca.-le hice caso y tras revisar recogió las cosas.-Después de cenar te tomas otra.
La ignoré y ella cerró la puerta.
Escupí la pastilla.
Estaba cansada de tomar eso, solo me agotaba y me quitaba las ganas de vivir.
Aunque mi hermano me creyera, no me sentía querida, apoyada, comprendida... Todo lo contrario, me sentía igual que me sentí cuando la gente empezó a dejarme de lado.
Necesitaba tomar aire fresco, así que dejé el móvil en la cama y abrí la puerta de mi cuarto.
-¿A dónde vas?-me preguntó mi madre que estaba al fondo de las escaleras.
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Imborrable
RandomYo sólo observaba sus acciones, pero nunca les tomaba importancia. Esas personas dejaron de verse, pero nunca me preocupé. Mi mejor amigo por el que descubrí tener sentimientos hacia él, desapareció sin dejar rastro, nadie se acordaba de él, no habí...