Capítulo 32

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(...)

--¿Lo reconoce?

--... Es de mi ciudad.

--Así es. Dave Martínez, jugador 456. Apareció en el parque de pueblo Kiaku muerto con una bala en la cabeza. ¿Sabe de quién le hablo?

--... Sí.

--Bien, eso quería oír. Porque según unos testigos, usted y él tenían una buena relación. ¿Sabe algo de lo que le ocurrió?

--...

--Tómese el tiempo que quiera, estoy aquí para escucharle.

--Pues... Todo ocurrió ese día...

ZACK

25 de abril.

Eran las ocho de la mañana, y bajé a hacerme el desayuno. Fui a la cocina y cogí un poco de mantequilla y unas tostadas.

Mientras estaba a punto de llevarme mi tostada a la boca, vi una silueta con unos pelos rosas despeinados, tenía unas ojeras increíbles y una gran cara de sueño tapada con una manta blanca.

--¡Joder!--grité del susto.--¿Melany?

--Buenos días.--dijo con la voz ronca digiriéndose a la nevera.

--¿Estás bien? Estás horrible.

--Sí, sí... Simplemente no he dormido muy bien, pero no pasa nada.--dijo con una sonrisa. La miré preocupado.

--¿Seguro? Algo me dice que lo que te pasa es algo más.--Melany me miró a los ojos y suspiró profundamente.

--Pues, verás...--entonces empezó a sonarle el móvil. Melany lo cogió y se lo colocó en la oreja.

--¿Sí?--...--Sí, claro que me he acordado. Iré, no te preocupes. Venga, adiós...--entonces colgó el móvil y lo guardó de nuevo.

Se oyó un fuerte trueno sonar y los dos dirigimos nuestra mirada a la ventana de la cocina.

--Vaya, al final sí que era verdad lo de la tormenta. Durará todo este fin de semana.--dije recordando el momento en el que Abby me habló de ello.

--Sí...--dijo Melany acercándose a la ventana y observando al exterior. Entonces nos quedamos unos cuantos segundos en silencio.--¿Qué crees que hay?--dijo de repente.

--¿Qué?

--¿Qué crees que hay... Más allá de este sitio?--la observé durante un rato analizando su pregunta.

--Hay muchos lugares que desconocemos, así que no sabría qué decirte, ya que nosotros aquí estamos atrapados sin saber muy bien qué es lo que hacemos aquí, y qué es lo que exactamente quieren de nosotros.--dejé mi tostada sobre la isla y me puse al lado de Melany.--Si te soy sincero, nunca me he fiado de nadie de los que están aquí. Todo había sido tan raro... El juego, las parejas, las ciudades, los robots, los animales mágicos, las batallas, las armas... No sabía qué creer.--Melany me miró a los ojos, yo continúe.--Aceptar que todo esto es una realidad... Es algo horrible y a la vez fascinante. Al menos, a lo largo de estos meses, he intentado acostumbrarme y empezar a confiar en algunas personas, y creo que muchos de los que están aquí han hecho lo mismo.

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