MELANY
La plaza estaba más vacía que cuando llegué aquí, así que pude observar mejor el sitio. Las pocas personas que estaban ahí, me miraron sorprendidos enseguida, me fui rápidamente para no levantar sospechas.
Sin querer por el camino me choqué con una chica de pelo corto negro e increíblemente unos ojos de color rojo.
–¡Mira por dónde vas, idiota!–dijo poniéndose una mano en la frente, al verme abrió los ojos de par en par.
–¡L-Lo siento!–dije sin detener el paso. Pude notar cómo mientras me alejaba ella y un par de personas que estaban a su lado me seguían observando.
Esto era muy incómodo.
Tras perderlos de vista, empecé a ir un poco más lento ya que empezaba a cansarme. Pasé en medio de dos casas y al salir de ellas, dos robots me vieron y gritaron mi nombre mientras comenzaron a correr hacia mí.
Empecé a correr apartando a todos de mi camino a base de empujones. Me recordó a cuando fui a la plaza a ver a Kevin. La verdad es que a veces odio no poder olvidar recuerdos que son dolorosos para mí.
Me metí dentro de muchos callejones para poder perderlos, presa del pánico, entré en la primera casa que vi que tenía la puerta medio abierta. Al entrar, cerré la puerta de golpe y miré un poco por la ventana a ver si los robots se marchaban, al verlos irse, suspiré y relajé mi cuerpo que estaba acelerado de tanto correr.
Me giré y vi dos pistolas a unos pocos centímetros de mi cara apuntándome por dos chicas de la misma estatura con el pelo morado ondulado y los ojos verdes que me miraban desafiantes. Se me congeló la sangre al segundo.
–¿Quién eres...–dijo una de ellas.
–...Y qué haces aquí?–dijo la otra terminando la frase.
Levanté los brazos temblorosamente.
–Y-yo... M-Me llamo Melany, no sabía que había gente aquí...–una de ellas bajó el arma y se dirigió a la otra con la mirada.
–¡Es la chica de la que te hablé!–exclamó.
–¿Qué? ¿Esta?–le preguntó aún apuntándome.
–¡Sí! ¡Baja el arma!–le ordenó bajando la pistola con una de sus manos. Bajé los brazos y me puse una mano en el pecho mientras suspiraba de alivio.
–Perdona por el susto, pero en este juego nunca se sabe lo que te puede pasar.
¿Un juego?
–¿Estás bien?–dijo la chica que bajó el arma primera.–Me llamo Valentina y esta es mi hermana gemela, Valeria.–¿Quieres un poco de agua?–la verdad es que parecía simpática.
–Sí, por favor...–le dije con la respiración acelerada.
Me sentó en un sillón y me sirvió un vaso de agua.
Al entregármelo, me acordé de mi madre cuando me daba un vaso de agua con la pastilla. Se me revolvió el estómago y me detuve un segundo. Después miré Valentina que me miraba preocupada.
–¿Pasa algo?–preguntó, negué con la cabeza y le sonreí aceptando el agua.
–¿Qué haces aquí?–preguntó Valeria que estaba de brazos cruzados apoyada en la pared.
Lo único que podía diferenciarlas a ellas dos era su forma de vestir y que Valeria tenía un mechón de color azul y Valentina de color rosa.
–La verdad...–tragué un poco de agua.–No lo sé. Mejor decidme... ¿Dónde estoy?–las miré a los ojos y ellas intercambiaron miradas.
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Imborrable
RandomYo sólo observaba sus acciones, pero nunca les tomaba importancia. Esas personas dejaron de verse, pero nunca me preocupé. Mi mejor amigo por el que descubrí tener sentimientos hacia él, desapareció sin dejar rastro, nadie se acordaba de él, no habí...