Yo sólo observaba sus acciones, pero nunca les tomaba importancia.
Esas personas dejaron de verse, pero nunca me preocupé.
Mi mejor amigo por el que descubrí tener sentimientos hacia él, desapareció sin dejar rastro, nadie se acordaba de él, no habí...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MELANY
Sergio y yo recogimos a un gato que parecía haberse perdido, decidimos sacarle una foto, publicarla y esperar a poder dar con el dueño. El gato tenía los ojos azules como los míos, cosa que me encantaba. Sus ojos eran del mismo color que su collar que, si te fijabas bien, llevaba unas iniciales hechas con rotulador.
R.R.
No sabemos que puede significar, pero al menos era una pista.
Me desperté con mejores ganas que nunca, y creo que sabía el por qué.
Empecé a pensar que sentía cosas por Kevin, y estoy empezando a darme cuenta de que lo quería desde hace tiempo, pero algo dentro de mí no quería aceptarlo.
Todo empezó cuando Carla me dijo que sentía lo mismo. No sabía por qué sentí un dolor en el pecho. Pero, ¿qué iba a hacer? Ni yo sabía qué sentía en esos tiempos. Sólo podía decir que tenía todo mi apoyo.
Creo que estoy en problemas.
Era lunes, sólo quedaban cinco días para que cumpliera los 17 años, estaba emocionada y a la vez nerviosa, me alegraba saber que iba a pasar otro cumpleaños junto a mi familia y las dos personas que siempre estuvieron a mi lado en todo momento.
Me deje el pelo suelto y me puse una camisa blanca, una sudadera negra, unos pantalones vaqueros y mis playeras. Desayuné y Sergio se marchó. Cogí un trozo de jamón y se lo di al pequeño gato de ojos azules. Como no sabíamos su nombre, lo llamamos Zizu, un nombre que se nos ocurrió a Sergio y a mí de pequeños cuando pensábamos en tener a una mascota, que al final no sirvió para nada, ya que a mi madre no le gustó la idea.
Me acerqué y le rasqué detrás de las orejas, entonces Zizu empezó a ronronear.
Abrí la puerta y me encontré a Karol de frente, grité del susto.
–¿Dónde está?–me dijo emocionada, ignorando mi reacción.
–¿Quién?–pregunté extrañada.
–¡El gato! ¿Quién va a ser?
–Em... Está dentro.
–¿¿Puedo pasar??–preguntó más emocionada que antes.
–Claro.–Karol entró rápidamente y vio al gato acostado en la cama que le hicimos Sergio y yo con unas sábanas viejas.
–No sabía que te gustaban tanto los gatos.–le dije cerrando la puerta.
–¡Me encantan! Pero yo soy más de perros. Incluso tengo uno.–me dirigió una sonrisa.–Vi tu publicación y no dudé en venir a tu casa antes que todos.–le devolví la sonrisa.