Capítulo 17

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MELANY

El silencio se apoderó de la sala, yo simplemente mantuve la mirada fija en los ojos de Taylor. Y de repente ella empezó a reírse.

–¡No puedes estar hablando en serio!–dijo sin dejar de reír.–Ósea, te invito a mi juego, me haces una herida en la nariz y te vas descaradamente rechazando mi invitación y humillándome delante de todos mis ayudantes ¿Y pretendes que te meta en él?

Di tres pasos hacia delante.

–No iba a quedarme contigo a esperar a que me eliminaras, ¿o te crees que no me enteré de lo que planeas hacerme?–Taylor apretó la mandíbula.

–¿Y qué te hace pensar que voy a hacer lo que me pides?–dijo cruzándose de brazos.

–Bueno, tú quieres quitarme del camino, ¿no crees que de esta forma sería más divertido para ti?–Taylor se pensó mi pregunta durante unos segundos.

–Taylor, no puedes meter a alguien más, es mucho trabajo.–dijo la rubia. Ella no llamaba a Taylor como jefa.–Además, ella no ha jugado a esto, no tiene experiencia. Ni si quiera sabe coger un arma.

Pues si me hubieras visto con la pistola...

–Puedo aprender. No soy gilipollas.–le dije cortante. Ella me miró con desprecio.

–De acuerdo.–dijo Taylor con una sonrisa de oreja a oreja.

–¡¿Qué?!–gritó la rubia.–¡¿Estás de broma?! ¡¿Quién la va a entrenar si ni siquiera ha jugado?! ¡¿Quién le dará las armas, le explicará las normas y la tendrá vigilada?!

–Tú misma, Isabel.–la miró de reojo.–Así estás ocupada y dejas de comerme la oreja.–Isabel la miró sorprendida.–Le pediré a Eliott que te pase los arreglos, mientras tanto puedes enseñarle a nuestra nueva integrante los increíbles lugares que tenemos aquí.

–Increíble.–dijo acercándose a mí y mirándome a los ojos.–Vamos.–dijo seria. Yo miré a Taylor y le agradecí con la miraba, después seguí a Isabel.

–Oye.–me detuvo Taylor y me giré hacia ella.–Sabes que tienes que enfrentarte a 500 jugadores, y que muchos de ellos son tus amigos, ¿verdad?–sonreí y la miré a los ojos.

–Eso no importaría si esto nunca hubiera pasado, ¿no?–Taylor se quedó callada y descubrió mis intenciones.

–Bienvenida, jugadora 501.–sonrió y decidí pasar de ella.

Tenía que entrar en el juego, al ver que esto iba en serio, me di cuenta de que todas las personas que estaban aquí corrían peligro. Ellos no merecían morir de esta manera, estos no deberían ser sus destinos. Y a saber qué pasaría si el ganador fuera alguien con un corazón oscuro. Si yo ganaba, tal vez podría darles a todos la vida que se merecían.

No sabía cómo lo iba a hacer, pero no iba a rendirme.

Isabel y yo fuimos al teletransporte y volvieron a salir muchas imágenes de sitios con nombres debajo.

–¿Dónde quieres ir?

–Pues...–me quedé mirando cada nombre y cada imagen con detenimiento.–Aquí.–dije señalando a una imagen que abajo ponía: "La plaza de espejos"

–No te recomiendo que vayas allí. –dijo Isabel mirando la imagen.–A muchos de los jugadores no les gusta ir.

–¿Y eso por qué?–pregunté e Isabel suspiró.

–Ese lugar se creó para los que se preocupaban por sus familiares. Ahí podían observarlos, lo que decían, lo que hablaban, todo. Obviamente ellos a nosotros no. Pero al saber que a los que están observando no les recuerdan les hacía daño y entonces poca gente va allí.

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