"Pequeña fresita"

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Stephen James:

No puedo explicar lo que siento ahora, es una emoción enorme que en años no había sentido. Si señores, tengo a mi linda Kendall para mi solo; ahora si puedo decir, aunque no estemos casados, que es mi mujer, mi esposa, la madre de mis hijos, la reina.

-Mi reina tienes hambre?

-Si, no he comido nada desde el receso- dijo frotando su panzita.

-Te llevare a comer a uno de mis lugares favoritos- dije emocionado.

-Stephen sabes que si es muy caro no...-la interrumpí.

-Sabes muy bien que tengo dinero, y ese dinero lo gastare mayormente en ti, y si vas a decir que eres una mantenida te digo que no lo eres- agarre su mano izquierda- Para mi es un honor poder satisfacer las necesidades de mi reina- beso su mano- Lo sabes verdad?.

-Lo se cariño. Y bueno cual es ese lugar?.

-Ya lo veras.

Llegamos a mi lugar favorito, donde venden unas hamburguesas buenísimas.

-Venimos a comer hamburguesas?.

-Eh si- dije nervioso, sera que no le gustan?- Linda si no quieres come...

-¡Amo las hamburguesas!- exclamo con emoción.

-En serio linda?, pensé que me ibas a decir que no te gustaban.

-Como crees, las amo, vamos- ella abrió su puerta y yo enseguida abrí la mía.

Llegue hasta ella y la tome de la mano entrando al lugar, al entrar rápidamente te llegaba el delicioso olor a carne, era maravilloso. Fuimos a sentarnos en una mesa a esperar para que nos atendieran, en eso llega un hombresito el cual veía demasiado a mi mujer, saco una libreta para anotar nuestros pedidos.

-Buenas tardes que desean?- dijo como si yo no existiera, solo mi mujer.

-Deseo que dejes de ver a mi mujer.

-Lo...lo siento señor, yo...yo pensaba que la señori...- no lo deje terminar.

-Pues pensó mal- me paro de la silla tumbándola y con miradas en mi- Ella es mi mu...

Kendall se levanto- Tráenos dos hamburguesas y dos refrescos, por favor- dijo con voz cálida. Yo gruñí, el asintió hiendo se nervioso.

-Al único que le puedes hablar así, es a mi, solo a mi.

Ella agarro mi rostro dulcemente y me planto un beso en los labios- Cariño deja de ser tan posesivo mi cielo, asustaste al pobre chico.

La agarro de la cintura para pegarla a mi- Ningún pobre, no voy a permitir que coqueteen con mi mujer.

-Shhh- mete su cara en mi cuello- Soy toda tuya- dijo en susurro, y beso mi cuello.

Yo sonrió con arrogancia- Así me gusta, que complazca a daddy.

Ella echo una dulce carcajada, me encanta- Vamos a sentarnos,anda.

Nos sentamos y al rato trajeron las hamburguesas, esta vez no fue el mismo idiota, ahora era uno , unos años mayor que yo, lo bueno fue que no vio a mi mujer y se fue rápido. Empezamos a hablar de cosas triviales hasta que nos acabamos las hamburguesas. Descubrí algo asombroso sobre mi muñequita, cuando entra en más confianza mi niña suele ser cariñosa y graciosa, me encantan esas cualidades de ella, la amo. Salimos del restaurant y nos metimos al auto para dirigirnos a NUESTRA casa. Ya habíamos llegado a la mansión y estaciones mi auto, nos bajamos y nos dirigimos a ella. Entramos y lo primero que hago es cargar a mi muñeca para llevarla a nuestra habitación , entro cierro la puerta con una patada y la acuesto en la cama y yo encima de ella.

-Bienvenida a tu nuevo hogar- digo besándola y acariciándola.

-Por qué siempre que me llevas a una habitación te subes encima de mi?- dice riendo.

-No lo se. Será porque me encanta verte indefensa debajo de mi- digo con voz ronca.

Ella se sonroja- Es...te yo...yo

La beso- Quisieras conocer la mansión?.

-¡Si, si quiero!- dijo como niña pequeña.

-Vamos entonces.

La ayudo a levantarse y le agarro su delicada mano. Ya que estábamos en el piso de arriba aproveche y le enseñe primero los cuartos-Stephen esta casa tiene nueve habitaciones?- pregunta sorprendida.

-Se que dirás que es una exageración, pero sirve cuando mi padre y yo tenemos reuniones de noche,para que los invitados más cercanos se sientan cómodos.

-Ah ya entiendo. Y aveces...no te sientes solo?.

-¡Claro que me siento solo!, pero ya no más,ahora tengo a dulce mujer a mi lado- y la abrazo.

Ella ríe- Y si me voy?.

Yo cambie mi semblante a uno molesto- Tu nunca me dejaras- la agarro de su pequeña cintura fuertemente- ¿Me escuchaste?.

-Era una broma Stephen-dijo cerrando sus ojos, soy un imbécil.

Aflojo mi agarre- Lo...lo siento. Pero con eso no se juega muñequita.

-Si, lo siento. Quiero seguir conociendo.

-Vamos pues.

Recorrimos toda la mansión, lo que más le gusto a mi bebé fueron las flores del jardín.Me dijo que iba cultivar muchas flores; todo es de ella, puede hacer lo que quiera. Llegamos a nuestro último recorrido que era la cocina- Hola Maty.

-Buenas tardes mi niño,hola mi niña.

-Hola Mary- dijo tímida.

-Desean comer?.

-No mary, acabamos de venir de comer hamburguesas, pero gracias. Si quieres ve a tu casa.

-Bueno señor, nos vemos, hasta mañana mi niña.

-Adiós.

-Linda te gusto la mansión, no quisieras cambiarle algo?- dije nervioso.

-Claro que no, ¡es preciosa!. La decoración, la combinación de los colores, es muy hermoso. Tienes buen gusto.

-Bueno- rascándome la nuca- En realidad todo fue idea de mamá, le gusta todo lo que tenga que ver con decorativos y eso. Ah y hable con mis padres de ti, quieren conocerte.

-Co...como, quieren conocerme?- estaba nerviosa.

-Si dulzura. Y tranquila, les vas a encantar. Le encantas a todo el mundo, aunque eso no me gusta mucho.

Se sonrojo- No...no a todo el mundo yo...

-Ya esta. Iremos mañana a la casa de mis padres, no quiero hacerlos esperar.

-¿Por qué no vamos otro día?.

-No, vamos mañana,anda-ella estaba cabizbaja- No bajes la mirada. Se que estas nerviosa, pero si digo que le vas a encantar es porque si. ¿Quieres dulzura?- Ella dudo pero asintió- Esa es mi chica. Bueno acompáñame al despacho que debo hacer unas cosas.

-Stephen te notas cansado, no deberías trabajar así. No quisieras que te diera un masaje- lo último lo dijo en un susurro, lo logre escuchar, pero me gusta verla nerviosa.

-Un que?, no te escuche.

-No te hagas, si escuchaste.

-En serio, no lo escuche, quisieras repetirlo pequeña fresita.

-Un...un masaje.

La pego a mi y la beso- Tu puedes hacerme lo que quieras dulzura,y cuando quieras- la agarro de la mano- Vamos al despacho.



Mía yo tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora