Inesperado

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Stephen James:

Hoy me levante de tan buen humor, con el sexo que me dio mi linda mujer quien no. Estoy en la cocina con Mary que me esta enseñando a hacer panqueques, si lo se, no se cocinar ni mierda pero todo por mi mujer.

-Por fin te quedaron bien, pensé que iba a terminar de envejecer aquí contigo- dice Mary y es verdad llevamos caso toda la mañana en esto.

-Nana sabes que la cocina nunca se me ha dado- digo quitándome el sudor de la frente con la franela.

-Pues tienes que aprender. Sabías que a nosotras nos encanta que nuestros maridos nos consientan cocinando, ganas muchos puntos por eso- dice mientras va poniendo los platos en una bandeja.

-¿En serio?, tu crees que si aprendo a cocinar Kendall nunca me dejara- sonrió esperanzado.

-Claro mi niño, esos pequeños detalles valen mucho- me entrega la bandeja.

-Lo haré y tu me ayudaras nana- digo mientras salgo de la cocina.

Esto es una gran oportunidad, si aprendo a cocinar Kendall me amara mucho más, tengo muchos planes, se los contare:

1. Embarazarla de nuevo: Si la embarazo la amarrare mucho más a mi, ya tenemos a Joseph pero si tenemos otro, no tendrá  más opción que estar atada a mi. Además, así aprovecho el tiempo que no viví al lado de ella con su enorme pancita, con una camisa mía, acostada en nuestra cama acostada mientras yo protego a nuestros bebé y a ella. Y si, así va a ser.

2. Irnos de Chicago: Quiero alejarlos de todo y todos. Hable con mi padre hace unos días y me dijo que los de la banda enemiga quieren guerra de nuevo, no le he dicho nada a Kendall se que se lo tendré que decir en algún momento, pero no quiero preocuparla. Ella se merece tranquilidad y mi hijo igual, así que por eso nos mudaremos y ahora mismo le hablare de mis planes.

-Dulzura te traje el desayuno- ciando entre vi esa imagen que tanto me encanta ver todo los días: Ella dándole pecho a mi bebé.

-Hola mi amor, buenos días- dice dulcemente haciendo un puchero para que le de un beso.

Gustoso le doy un beso en sus labios y pongo la bandeja en la cama-Mira hice panqueques, les eche miel y sirope de chocolate como te gusta.

-¿Lo hiciste tu?- me pregunta sorprendida y yo asiento- Oh Dios eres un amor, te amo- se abalanza a mi y me abraza.

-Mary dice que si los hombres les cocinamos a nuestras mujeres  ellas se enamoran más de nosotros- digo con orgullo porque se que mi Kendall nunca me dejara.

-Y tiene mucha razón, a nosotras nos encanta que nuestros maridos nos atiendan- se sienta en mis piernas y empieza a esparcir besos por toda mi cara.

-¡Auch! no cariño a mami le duele- dice regañando a Joseph.

-¿Te mordió?- digo tratando de tocarlo pero recibo un gruñido de su parte- ¡Me gruño Kendall! regañalo.

Ella ríe y rueda los ojos-¿Sabes que pasa?- se acerca a mi oído- Que es celoso como su papi.

Frunzo el ceño- ¿Celoso de mi?, pero soy su padre y tu mi mujer- se sienta en la cama y prueba el primer bocado.

-Mmm esta delicioso. Bueno cariño el no te perdió nada, así que te aguantas- se que es mi hijo, pero debo aguantar que este con ella todo el día y de paso no acercarme a ella porque el señorito Joseph no le gusta que toquen a su mami.

-No es justo- digo empezando a comer y escucho una risita de parte de ella.

Y así pase todo el día con mi dulzura, me encanta quedarme en casa cuidando de ella y de mi hijo, de verdad que no me aburro para nada. No entiendo esos hombres que dejan solas a sus familias, la familia es la que vera de de ti el día de mañana, por eso cuidare de ellos y daré lo mejor de mi siempre.

-Cariño nunca te he preguntado como fueron tus meses de embarazo, quiero que me lo cuentes por favor- estamos en la sala sentados en los muebles aprovechando que Joseph se había ido a dormir, ya quería un tiempo a solas con ella.

-Fueron los mejores meses de mi vida y a la vez tristes porque tu no estabas, pero bueno no hablaremos de cosas tristes. Los primeros meses todo era una maravilla porque las hormonas no habían atacado del todo,y los antojos eran mínimos así que primeros meses todo bien. Pero cuando entre al quinto mes fue lo peor, las hormonas me atacaron por completo, el pobre Stephan se quedaba conmigo siempre, el fue el que me soporto todo ese tiempo. Los antojos ni hablar, parecía una pelota casi ni podía caminar y el que se encargo de ponerme como una ballena fue Alex- apenas escuche el nombre gruñí.

-Ese inepto se acerco a ti-apuesto a que aprovecho todo ese tiempo que no estuve para estar con ella.

-Stephen no le digas así, Alex siempre se ha portado muy bien conmigo y se lo agradezco mucho-suspiro molesto.

-Lo se, pero es que me hierve la sangre que el estuvo contigo y no yo- aprieto mis manos con fuerza, pero luego siento unas delicadas manos en mis mejillas.

-Te amo mucho cariño, no sabes cuanto te amo y lo agradecida que estoy de que seas mi esposo- ella se sienta en mis piernas y empieza acariciar mi cabello y a darme dulces besos.

-Como puedes ser tan hermosa y perfecta- ella sonríe y niega- Si lo eres, eres un ángel que llego a mi vida a darme felicidad y algo por dar mi vida- ella me da uno de esos besos que me encanta hasta que algo llega a mi mente- Y si repetimos lo de anoche.

-¿¡Qué!?- ella echa una fuerte carcajada.

-Si dulzura, hay que volver a repetirlo- digo acostandola en el mueble y posandome encima de ella.

-Quieres que te espose de nuevo- pasa su lengua por mis labios.

-No, ahora el que te va esposar soy yo, así que prepárate- meto mi cara en su cuello y empiezo a lamerlo y chuparlo, pero como siempre cualquier cosa me interrumpe escucho que tocan el timbre, pero yo no le hago caso y sigo con lo mío.

-Amor tocan el timbre- ella trata de empujarme.

-No, quiero hacer el amor contigo- Vuelven a tocar el timbre- ¡Maldición!.

Juro que sea quien sea lo echare de aquí, cuando abro la puerta veo a un señor como de 40 años y mis guardias.

-Patrón este tipo a ducho que necesita hablar urgentemente con usted- dice uno de mis guardias.

-No me interesa, no quiero hablar con usted- digo cerrando la puerta.

-Si que le interesa y más a su mujer- yo frunzo el ceño extraño y abro la puerta.

-¿De donde conoce a mi mujer?- lo agarro de su camisa con fuerza.

-Yo soy Harold, su padre- ¿¡Qué!?.

-Yo soy Harold, su padre- ¿¡Qué!?

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Feliz año atrasado mis amores.

Ahora lo que se viene con el padre de Kendall.

Voten y comenten se les quiere (No a los lectores fantasmas).

BESOS.

Mía yo tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora