Buscando aliviar los dolores de su hermano menor, Jimin de alguna forma aprende a transformarse en gato durante su niñez. Ya crecidos, nunca más se vio en la necesidad de cambiar de nuevo, hasta que vio a su nuevo vecino llorando por su ventana.
Sec...
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La casa de los Jeon era bastante parecida a la suya, quizás porque casi todas las casas del barrio habían sido construidas iguales un tiempo atrás, pero la suya tenía un ambiente bastante distinto que de alguna forma lo hacía sentir más fuera de lugar de lo normal: hacía frío, pero no por la temperatura. Pegado al pecho del chico no podía sentir más que su calor corporal, pero aún así el lugar le daba escalofríos.
Jungkook subió las escaleras a paso veloz pero sigiloso, para luego colarlos en su habitación y posar a Jimin sobre la cama. Tras considerarlo con la mirada por unos instantes, el chico volvió a salir del cuarto, dejándolo completamente solo y con la puerta cerrada.
Ignoró a su cuerpo quejándose por el dolor y se sentó para observar mejor lo que le rodeaba, un simple cuarto con cajas de cartón aquí y allá, algunos posters de alguna cantante esperando por ser pegados a la pared y aparte de eso, una cámara enorme, una computadora y otros equipos que no podía reconocer.
Acababan de mudarse y era lógico que el cuarto pareciera tan vacío, pero con seguridad podía decir que era el lugar más cálido de la casa.
El menor volvió unos minutos después con algunas cosas en los brazos y cerró con llave detrás de él; algo le decía que sus padres no estarían contentos de que trajera un animal a la casa, por más herido que estuviese. No podía hablar, así que se redujo a mover lentamente la cola y seguirlo con la mirada.
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—Te caíste muy bruscamente, ¿No? —inquirió Jungkook acercándose para secarlo gentilmente con una toalla. Hablaba más para sí mismo, pero apreciaba escuchar su voz llenando el silencio—. Espero que no te hayas roto nada... ¿Acaso los gatos no siempre caen de pie?
"Eso si eres un gato de verdad y no una persona transformada en gato" respondió Jimin en su cabeza, solo para sentirse menos tonto.
—Pareces bien cuidado, así que asumo que tendrás dueños —Jungkook chasqueó la lengua y bajó la toalla, estaba arrodillado frente a la cama, a su altura. Tras observarlo unos instantes, le acarició la cabeza con cuidado—. Eres un gato precioso, ¿Lo sabes? Tus dueños deben estar preocupados.
