#15

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El silencio se alargó un poco más de lo que le hubiera gustado, por lo que empezó a ponerse nervioso de lo que Jungkook podría decir. Tenía miedo de que se enfade y se vaya, que se aleje de nuevo justo cuando ya lo tenía tan cerca, física y emocionalmente; en serio le gustaba, en serio se preocupaba por él. No quería tener que perderlo por Min Yoongi, de todas las malditas personas.

Sin embargo el menor lo sorprendió poniendo las manos a cada lado de sus caderas, atrayéndolo incluso más cerca de él, hasta que Jimin estuvo parado entre sus rodillas, mientras Jungkook lo abrazaba de la cintura y escondía el rostro en su abdomen.

Quiso contenerse hasta que pudiera entender lo que estaba pasando, pero fue imposible. Puso una mano en su cabeza, acariciándole el cabello cariñosamente. Jungkook hizo un ruido de satisfacción que lo puso rojo.

—Haré lo que pueda —murmuró él, aunque no sonó como si de verdad fuera a hacerlo. Como si quisiera desviar su atención—. Pero ahora mismo tengo algo más importante que decirte.

—Jungkook-

—¿Saldrías conmigo? —interrogó Jungkook, incluso cuando Jimin protestó. Esas dos palabras lo hicieron tensarse—. De forma romántica, obviamente. Claro que no tienes por qué aceptar, si solo quieres que tengamos una relación física, está bien, no te fuerces por mí, yo-

—Jungkook, shh —le detuvo Jimin tomándole del rostro para obligarlo a levantar la cabeza y mirarlo a los ojos. Jimin sonrió al ver sus ojitos brillando tanto—. Claro que quiero salir contigo. Creí que era obvio lo mucho que me gustas.

Ahora fue Jungkook quien se puso rojo. Pero para intentar disimularlo, el menor volvió a esconder el rostro en su vientre y abrazarlo con fuerza. Casi le recordó a un pequeño koala y francamente solo hizo que le tuviera mucha más ternura que antes.

Quería proteger tanto a ese chico.

El resto del tiempo que permanecieron despiertos realmente no dijeron mucho. Más que nada comentaron sobre la fiesta, evitando magistralmente mencionar a Yoongi, hasta que finalmente perdieron la consciencia, recostados en los brazos del otro, cómodos y apretujados en la cama de Jimin, no lo suficientemente grande para dos personas, pero perfecta para acurrucarse con el chico.

Jungkook aún estuvo allí cuando despertó, recostado a su lado y con un brazo sobre él. El menor ya estaba despierto y su linda sonrisa lo obligó a levantarse solo para besarlo suave y corto, lo que solo hizo que esa sonrisa se hiciera más grande y adorable. Jimin debía verse como un completo desastre, pero Jungkook lo miraba como si fuera la persona más hermosa en el mundo.

Dios. Estaba loco por este chico.

Cuando bajaron a desayunar, su madre no hizo ningún comentario, actuó casi como si fuera lo más normal del mundo que Jungkook pasara la noche allí y más específicamente, en la habitación de su hijo mayor. Sí que aprovechó para lanzarle miradas pícaras a Jimin, pero aparte de eso fue bastante reservada.

Minjin adoraba a Jungkook casi tanto como lo hacía su hijo. Lo llamaba por diminutivos y le daba comida aunque no la pidiera. Le acariciaba la cabeza o ponía una mano en su hombro al hablarle. Por la expresión de Jungkook al mirarla, podía comprender que él estaba conmovido y muy, muy agradecido a ella por su hospitalidad.

Aunque conociendo a su madre, no estaba seguro de que solo fuera hospitalidad. Evidentemente quería darle a Jungkook más razones para quedarse con Jimin, incluso si eso la obligaba a cocinar para un batallón y actuar como madre primeriza.

Cerca de las diez, Jimin tuvo que acompañar a Jungkook hasta la puerta para despedirlo. Era estúpido que no quisiera que se fuera incluso cuando habían pasado ya demasiado tiempo juntos en menos de un día, pero era inevitable. Las cosas eran distintas y si podía quedarse pegado a él, lo haría.

Curiosity saved the cat || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora