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La miríada de emociones que lo abordaban era abrumadora. No estaba seguro de si estaba más triste o frustrado, o quizás eran ambas cosas. Ver a Jungkook alejarse le provocó una sensación en su pecho muy parecida a la de recibir un golpe y se preguntó acaso si así se sentía que te rompan el corazón.

Pero tan pronto como recordaba la forma en la que lo había rechazado y había preferido ir con Yoongi luego de llevar semanas escondiéndole la verdad, volvía a molestarse tanto que el dolor en el pecho parecía desaparecer.

Tras tomar mucho aire para contener un grito de rabia, Jimin se giró y encaminó hacia su casa, que en ese momento estaba sumida en completa oscuridad. Le había dicho a su madre que no los esperara despierta y en ese momento se arrepentía de ello: necesitaba mucho verla y abrazarla. Quizás ella podría verle el lado bueno a su situación o, a lo menos, calmarlo como solo ella podía hacer.

Entró y cerró detrás de sí, apresurándose directamente al piso de arriba, dirigiéndose en primer lugar al baño para lavarse la cara más para refrescarse que otra cosa. Al levantar la cabeza y verse al espejo casi saltó.

Sus ojos, antes marrón oscuro casi negros, se habían tornado completamente amarillos, casi dorados. Y bajo la luz del baño que compartía con Jihyun, sus pupilas se convirtieron en largas rendijas oscuras. En el espejo lo observaban los ojos de su forma gatuna, los que no acostumbraba a ver.

Parpadeó fuerte un montón de veces y hasta se frotó los ojos, intentando que desaparecieran, pero no consiguió nada con eso, más que ocasionarse algo de ardor.

Se concentró un momento, apoyando las manos en el lavabo, y tras pensárselo por mucho rato y prestar atención a las reacciones de su cuerpo, decidió que no estaba a punto de cambiar de forma. Quizás los ojos se le habían puesto de ese modo por todo lo que estaba sintiendo y ya se le pasaría más tarde.

Ingresó entonces a su cuarto, quitándose la camiseta y los zapatos se lanzó a la cama sin más, apenas fijándose en su ventana que daba a la casa de los Jeon; obviamente Jungkook no estaba allí, así que no tenía por qué perder el tiempo fijándose.

Lo mejor para dejar de pensar hubiera sido dormirse, pero por más que lo deseaba con todas sus fuerzas y cerrara los ojos, no lo conseguía. No podía forzar la somnolencia solo con desearlo.

Entonces las imágenes se formaban en su mente, todo lo que había ocurrido en la calle y las palabras de Jungkook repitiéndose una y otra vez como en un loop infinito. No importaba cuántas veces escuchara esas palabras, en todas las ocasiones dolía horrible.

Luego no podía evitar preguntarse si aquello quería decir que habían terminado su relación. Recién llevaban un día juntos oficialmente y ya se habían destrozado de esa manera, y aunque intentaba ser optimista, convenciéndose de que solo era una pelea más y que pronto estarían bien, no estaba seguro de que realmente fuera de ese modo. El que Jungkook hubiera elegido a Yoongi por sobre él tenía un significado que ninguno de los dos podía negar.

Una vez que esa pregunta dejó de girarle en la cabeza, llegó quizás el peor de todos los tormentos: las posibilidades. Qué estaría pasando entre ellos. Qué estarían haciendo. Jungkook ya no estaba enamorado de Yoongi, pero alguna vez lo estuvo y ¿quién sabía qué haría solo por despecho? Su mente no era capaz de lastimarse imaginándolos juntos, pero de todos modos dolía como el demonio.

Ahogó una risa y se mandó las manos a la cara, notando entonces las lágrimas que se le habían formado en los ojos.

—Dios, no puedo dar más pena —soltó en el silencio, frotándose todo el rostro con violencia, no consiguiendo realmente secarse las lágrimas—. Soy ridículo.

Curiosity saved the cat || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora