#16

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Subir la montaña no fue tan tedioso como había pensado, pero sí que le costaba un poco respirar mientras más subían por la pendiente. Jungkook intentó no soltarle la mano durante ningún momento, ayudándolo a subir los peñascos más altos y pronunciados, además de ayudarlo en general a no tropezar, cosa que le sucedía mucho más de lo que le hubiera gustado.

Pero al cabo de un par de tropezones la vergüenza terminó por evaporarse, porque Jungkook nunca se rió de él, sino que se mostró preocupado y siempre listo para ayudarlo a ponerse de pie si se caía. Era tan dulce cuando le preguntaba si se encontraba bien o solo le sonreía de forma tranquilizadora que Jimin quería comérselo a besos incluso si se encontraban en un camino de arena en una colina en medio de la nada. No era culpa suya que Jeon fuera tan encantador.

Todo iba perfectamente bien hasta que algo llamó su atención.

—¿No pasamos ya por aquí? —inquirió Jimin posando la mano en una roca que tenía escrito el nombre de alguien con tiza.

Llevaban ya rato sin realmente subir, pues Jungkook había decidido tomar un camino distinto para llevarlo a quién sabe dónde.

Al escuchar la pregunta, Jungkook se estremeció y soltó su mano.

—¿Eso crees?

—Sí, recuerdo el nombre en la piedra. ¿A dónde dijiste que me llevabas?

—Uhm...

—¿Uhm?

Tras un silencio corto, Jimin se largó a reír. La risa dejó a Jeon tan sorprendido que por unos instantes no fue capaz de hacer nada más que mirarlo, pero al final se le unió en una risa un tanto nerviosa.

—Estamos perdidos, pero no pasa nada —zanjó Jimin dejándose caer en el suelo y descolgándose la bolsa que llevaban—. Comamos algo y luego continuaremos.

—Jimin, ¿estás seguro?

—Sí, estoy seguro. Ven, siéntate.

Al principio le costó un poco perder los nervios por haberlos perdido en medio del bosque, pero al cabo de un rato y tras un pequeño esfuerzo de Jimin, Jungkook pudo olvidarse un poco del problema para disfrutar más de la cita y de la compañía de Jimin. El menor había preparado para ellos algo de comer, unos almuerzos que podrían durarles para el resto del día si no exageraban, además de algunos bocadillos y dulces. Podía ver su esfuerzo y cariño en todo lo que había traído, lo cual no ayudaba a su corazón que ya latía lo suficientemente fuerte sin todos los agasajos.

Mientras lo miraba mordisquear un sándwich con los ojitos brillantes, Park se preguntó si acaso así se sentían Hoseok y Seokjin cuando estaban juntos. Como si estar con la otra persona fuera lo más natural del mundo pero aun así tremendamente alucinante y mágico.

No estaba seguro de cuándo empezó a dudar de su futuro romántico, si fue cuando en la escuela se burlaron de él por ser gay o porque todas sus relaciones terminaron en el desastre, pero definitivamente nunca se vio así con alguien. Nunca pensó que realmente encontraría satisfacción y tranquilidad absoluta junto a otra persona.

Pero ahí estaba, en forma de su vecino con demasiados problemas tras sus ojitos de ciervo.

—Bueno, creo que descansar me ayudó un poco a pensar.

—¿Ya sabes por dónde tenemos que ir o vas a seguir dando vueltas? —Jimin sonrió, mirándolo con una ceja enarcada, casi desafiándolo.

—Ja, ja. Ya sé por dónde.

La siguiente hora la desperdiciaron caminando y dando vueltas a propósito, a veces jugando entre ellos o persiguiéndose entre los árboles. No parecía faltar demasiado para que oscureciera, pero ninguno de los dos se fijó en ello o demostró que le preocupara. Algo le decía a Jimin que incluso en la oscuridad estarían bien.

Curiosity saved the cat || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora