Curiosity saved the cat || KookMin

#10

Ocurrió tan rápido que casi no fue capaz de darse cuenta de lo que había ocurrido hasta que estaba pasando. Un segundo Jungkook lo estaba mirando como si hubiera dicho la cosa más ridícula del mundo y al otro lo tenía allí, apretándose contra él en el maldito suelo de la maldita sala de su maldita casa donde dormían sus malditos amigos.

Jungkook lo besaba con hambre y ganas, no dándole lugar a que intentara ralentizar las cosas. Aunque le tomó un poco recuperarse del shock para corresponderle, Jimin estuvo más que contento de enredar una pierna con las suyas al mismo tiempo que el menor le enterraba los dedos en las caderas y los atraía incluso más.

Podría ser por lo mucho que habían bebido, pero en aquel contacto no había miedos ni reservas. Jungkook estaba dándolo todo y tomándolo todo. Y Jimin hacía lo mismo. Se sentía como un beso que llevaba tiempo deseando consumarse, aunque realmente en el pasado solo habían tenido un momento para que ocurriera. Sentía que los labios le ardían por el brusco contacto y que el aire le faltaba, pero estaría loco antes de quitarse.

Sus amigos podrían despertar en cualquier momento y verlos, pero no importaba; la simple idea parecía darle más energías para seguir con lo que estaba ocurriendo, la moral podía irse al caño. Había querido tener así a Jeon Jungkook y ahora que lo tenía, no iba a permitir que nada se lo quitara.

Como si pudiera leerle el pensamiento, Jeon rodó sobre su costado hasta colocarse sobre Park, de tal modo a atraparlo contra el suelo. Solo entonces se separaron para recobrar el aliento y francamente, ver a Jungkook tan agitado y con los colores llenando su rostro le pareció lo más atractivo del mundo. El menor lo miraba desde arriba con una llama en la mirada que más que a punto de extinguirse, parecía avivarse a cada segundo que pasaba.

—Quería hacer eso desde la otra vez —confesó Jungkook al mismo tiempo que levantaba solo el torso para poder sacarse la sudadera—, pero no creí tener el valor.

—Eres un tonto —soltó Jimin entre risitas. Ni él sabía por qué se estaba riendo, solo no pudo evitarlo.

—Seré un tonto y todo lo que quieras pero tú-

—Shh.

Tras envolver sus caderas con las piernas y jalarlo del cuello, Jimin volvió a besarlo con la misma intensidad que antes, pero con más paciencia; aunque la voracidad de antes había sido estimulante, prefería mil veces los besos más lentos, donde se podía sentir cada pequeño movimiento y roce. Donde había más control. Jungkook le siguió la corriente como el chico obediente que era y no protestó cuando las manos de Jimin se aproximaron por debajo de su camiseta y palparon cada centímetro de sus abdominales y el pecho.

Sabía que si seguían así tendrían que levantarse y huir a la habitación, lo cual quitaría un poco la emoción al asunto, pero ahora que había comenzado ya no podía detenerse. Con eso en mente, Jimin le arrancó la camiseta y la arrojó a un costado.

Realmente no tuvo tiempo de admirar la vista o manosearlo demasiado, apenas pudo deslizar una mano por su espalda hasta su nuca cuando decidió que la posición actual no le daba la comodidad o el alcance que necesitaba. El mayor de los dos entonces empujó a Jungkook y pretendió girarse para subirse sobre él pero...

... uno de sus pies sin querer dio un puntapié a la pierna de Hoseok, que estaba a apenas unos centímetros de ellos, pues el chico seguía recostado en el suelo frente al sofá donde Seokjin dormía. Cuando el pelirrojo murmuró entre sueños, ambos se detuvieron completamente y esperaron, escuchando atentamente y mirando a Hoseok como si se tratara de la parca.

Hoseok volvió a murmurar algo ininteligible y tras hacerse bolita en su lugar, volvió a quedarse dormido como si nada. La reacción instantánea de ambos fue echarse a reír, aunque hicieron lo posible para hacerlo en silencio para no volver a despertar a nadie.