Era ya una noción bastante común observar el universo, pero más específicamente el cielo nocturno plagado de estrellas, y sentirse de algún modo minúsculo o insignificante ante la magnitud real del espacio donde se vive. Que de repente uno se volviera consciente de que quizás nada de lo que sucedía en la vida era tan serio como uno quería creer.
Que todos eran simples puntos sin relevancia en algo mucho más grande.
Pero Jimin no se sentía así. Recostado junto a Jungkook sobre el techo del auto, Jimin se sentía parte de algo mucho más profundo que el aire o lo material. Se sentía partícipe de energías que constantemente ignoraba, saturado de emociones e influencias durante su vida cotidiana en la ciudad. Estar allí lo hacía repentinamente consciente de cada nervio en la palma de su mano, de cada latido del corazón que se traspasaba desde éste hasta la punta de sus dedos.
Era consciente del calor corporal de Jungkook, de su respiración. Del aroma que desprendía su piel, ahora una mezcla de vegetación con el agua de la laguna. Cada sentido y cada nervio estaban tan despiertos que estaba casi abrumado ante todo lo que de repente lo envolvía.
Quizás nunca se había sentido tan vivo hasta entonces.
—¿Puedo confesarte algo?
Incluso cuando Jungkook rompió el silencio en un susurro, Jimin sintió como si su voz hiciera eco.
—No me digas que tienes un tercer pezón o algo así —bromeó Jimin, en parte por los nervios y por otra para tranquilizar al menor.
Funcionó, pues Jungkook se rió un poco y le dio un golpecito suave con el codo, casi pidiéndole que dejara de bromear.
—No, no tengo un tercer pezón, por suerte —dijo Jeon negando con la cabeza, quizás imaginándoselo. Pero su expresión cambió de divertida a seria muy rápido—. Lo que quería decirte es que cuando estoy contigo me pongo a pensar en lo mucho que me gustaría ser libre.
—¿Libre? ¿En qué sentido?
A Jimin se le ocurrían muchas cosas que podían estar oprimiéndolo, pero decidió que era mejor dejarlo a él decir de qué cosas deseaba soltarse a sobrepasarse o faltarle el respeto con sus presunciones. Ahora que Jungkook estaba tan cerca y tan cómodo con él, lo peor que podía hacer era creerse con el derecho de aprovecharse.
—En muchos sentidos. En primer lugar están mis padres, ya te conté cómo son, pero aparte de sus ganas de controlar mi vida amorosa, también lo hacen con mis elecciones de carreras —Jungkook no lo miraba, pero tampoco parecía realmente observar las estrellas—. Nada de lo que quiero hacer les gusta. Amenazan hasta con no pagar mis estudios o lo que necesite si no hago lo que quieren.
»Luego está Yoongi. Sé que no tiene un verdadero poder sobre mí pero cuando se trata de sentimientos y culpa, no puedo solo soltarme —al mencionar al muchacho, Jeon bajó considerablemente el volumen, como si tuviera miedo de pronunciar su nombre—. Y por encima de todo eso, estoy encerrado en mí mismo y en mis inseguridades.
Sintió que se le torcían las tripas. Ese sentimiento casi de terremoto interno que siempre lo inundaba cuando estaba a punto de transformarse volvió, pero en vez de volverse compacto y peludo, Jimin rodó sobre su costado hasta ubicar la mejilla contra el hombro del menor, al mismo tiempo que se abrazó a su brazo, pegándose contra él en apoyo silencioso.
Jungkook sonrió un poco, pero había un dejo de tristeza en sus ojitos de ciervo.
—Una parte de mí sabe que hay una solución sencilla para todo eso, pero supongo que soy un cobarde que no puede hacer nada por su cuenta.
—No digas eso, no es verdad. Salir de ese tipo de circunstancias lleva un montón de fuerza emocional, fuerza que la mayoría no tenemos.
—Estoy seguro de que si estuvieras en mi lugar, ya hubieras solucionado todo —dijo Jungkook, finalmente volviendo a mirarlo.
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Curiosity saved the cat || KookMin
RomanceBuscando aliviar los dolores de su hermano menor, Jimin de alguna forma aprende a transformarse en gato durante su niñez. Ya crecidos, nunca más se vio en la necesidad de cambiar de nuevo, hasta que vio a su nuevo vecino llorando por su ventana. Sec...