Después de lo que vio en la cafetería junto a Hoseok, Jimin solo pudo entender una cosa, y esa era que la relación que tenían Jungkook y Yoongi no era normal. Según lo que había hablado con Seokjin, había una posibilidad remota de que antaño hubieran sido mejores amigos o algo más, pero en el presente estaba muy claro que había hostilidad entre ellos, al menos por parte de Yoongi.
Jimin sabía que no era asunto suyo y que no debía entrometerse, pero esa fibra en su interior que lo llevaba a transformarse por las noches casi parecía jalarlo en dirección al más joven y una necesidad casi instintiva de protegerlo se apoderaba de él.
Su idea fue, obviamente, esperar hasta la noche a que el chico estuviera en su cuarto para transformarse e ir a verlo, pero estuvo esperando por largas horas hasta la madrugada y Jungkook nunca apareció. Aquello lo ponía nervioso y hacía que sus deseos de transformarse e ir a buscarlo para asegurarse de que estaba bien solo crecieran, pero lo cierto era que su cuerpo no estaba de su lado esa noche.
El impulso de siempre no estaba allí. Aunque intentara e intentara, su cuerpo no cambiaba de forma; seguía siendo el mismo chico de siempre sin importar cuántas veces se mirara al espejo.
Supuso que esa noche no saldría de su habitación.
Al día siguiente, derrotado y sin ideas, Jimin estaba sentado junto al mostrador de la tienda de música donde Jin trabajaba, con la mejilla pegada a la mesa y los ojos cerrados, mientras resoplaba por la frustración. Su amigo sin embargo estaba sentado detrás del mueble, leyendo una revista y echando un ojo a las cámaras de seguridad de vez en cuando.
Nadie iba a robar en la tienda mientras él estaba. Los clientes habituales le tenían miedo y los nuevos no tardaban en darse cuenta de lo terrorífico que podía ser el muchacho de cabello blanco.
—Park, esto no es un hotel. Si mi jefe te ve ahí tirado va a regañarme —informó Seokjin cerrando su revista y dejándola a un lado—. Si quieres un lugar dónde quejarte ve donde Taehyung, a él le gusta escuchar tus quejas.
—No me estoy quejando, solo estoy frustrado —discutió Jimin levantando la cabeza para mirarlo—. No sé qué más hacer con respecto a Jungkook y me molesta.
—¿Por qué estás tan obsesionado con el chico? Dijiste que no lo conocías de nada pero no lo parece —Seokjin enarcó una ceja incrédula.
Jimin no estaba seguro de cómo contestarle, pues él tampoco sabía qué era exactamente lo que lo llevaba a cargar con esa necesidad de hacer algo por él. Apenas sabía su nombre y ya hasta sentía la responsabilidad de ayudarlo.
—No lo sé. Solo sé que quiero ayudarlo.
Algo debió ver Seokjin en su expresión que lo convenciera, pues el mayor se puso de pie, sacó su teléfono del bolsillo de su chaqueta guardada bajo el mostrador y empezó a buscar algo.
—Si alguien debe saber qué demonios pasa con esos dos, ese alguien es Namjoon —aseguró tomando una de las manos de Jimin para empezar a anotar algo en su brazo—. Él no es un malhumorado hijo de puta, así que asumo que no habrá problemas con que le hagas ese tipo de preguntas.
—¿Y qué hago si no quiere contestar?
—Le dices que Seokjin le manda saludos.
Eso lo descolocó un poco. Seokjin sonreía divertido.
—¿Y eso por qué?
—Digamos que durante la escuela él y yo tuvimos algo. Me la debe —afirmó poniéndole la tapa al rotulador negro con el que escribió en el brazo de Jimin y volvió a dejarse caer en su silla—. Yo que tú me apresuraría, normalmente se junta con Yoongi y su banda en una hora.
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Curiosity saved the cat || KookMin
RomanceBuscando aliviar los dolores de su hermano menor, Jimin de alguna forma aprende a transformarse en gato durante su niñez. Ya crecidos, nunca más se vio en la necesidad de cambiar de nuevo, hasta que vio a su nuevo vecino llorando por su ventana. Sec...