#20

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Era bien entrada la madrugada cuando Jimin escuchó un ruido que terminó por despertarlo. Estaba acostado boca abajo, casi la mitad de su cuerpo sobre el de Jungkook, que lo abrazaba entre sueños y murmuraba nada coherente. Ver el rostro de su novio recién despertado lo hizo sonreír como un tonto sin remedio.

Su novio. Jungkook ya no era solo el chico con el que salía y a veces se acostaba. Eran más que eso y no podía evitar ponerse feliz por ello.

Era un poco ridículo, considerando que lo único que había cambiado era lo oficial de la relación, pero para Jimin eso era más que suficiente para alegrarlo; el que sean novios simbolizaba que también era importante para Jeon y que no se trataba solo de una relación física entre ellos.

De nuevo escuchó un ruido. Una vibración. Tras darle un beso en la mejilla al chico dormido, Jimin se volteó para sentarse y mirar en la dirección de dónde provenía el sonido.

En la mesita de luz estaba el teléfono de Jungkook, encendiéndose con cada notificación que le llegaba. No lo hizo con intención de espiar, solo lo tomó para asegurarse de que no fuera alguna llamada de sus padres, pero lo que vio le hizo arrugar el ceño en confusión.

Eran un montón de mensajes de Yoongi, preguntándole dónde estaba, que por qué no había ido, que si cuándo se verían, que se lo había prometido. Jimin miró sobre su hombro hacia el chico durmiendo pacíficamente y se preguntó si acaso no había cosas que le estaba ocultando.

Era verdad que la mayoría del tiempo Jungkook estaba con él, pero en los pequeños momentos en los que no se veían, Jeon le había asegurado que estaba en su casa solo o haciendo cosas que no involucraban a nadie más. No quería pensar que su novio le había estado mintiendo durante todo ese tiempo, pero es que... ¿qué más podía pensar? Los mensajes eran demandantes y dudaba que fueran una treta de Yoongi, considerando que él no podría saber si estarían juntos o Jimin miraría su teléfono.

Lo peor de todo era que el enojo que sentía ni siquiera era por celos ni posesividad, sino porque le preocupaba que de verdad Jungkook siguiera pasando por situaciones tóxicas o que lo pusieran en peligro de salir herido. Se suponía que finalmente se estaba librando de Yoongi y su influencia, no entendía por qué tenía que recaer de nuevo cuando eso no ayudaba a nadie.

Eran las tres de la mañana y sentía ganas de sacudirlo y preguntarle de qué se trataban todos esos mensajes, pero decidió en contra. Jungkook le diría si en serio pasara algo, ¿no? Quizás no era nada, Yoongi insistiendo por cosas que Jungkook ya no quería hacer. Probablemente eso.

Debía confiar en él.

No muy seguro de su propia decisión o sus razonamientos, Jimin ubicó el teléfono de nuevo en la mesita, no sin antes ponerlo en modo no molestar y colocarlo boca abajo. Luego volvió a recostarse al lado de Jungkook y se dejó abrazar nuevamente.

Por una hora no pudo volver a dormirse, acostado boca arriba con los ojos clavados en el techo de su habitación o viendo como el viento movía las cortinas de su ventana. Fue una noche bastante larga para él.

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—... min, Jimin —llamó Jungkook moviéndolo con cuidado. El mayor parpadeó intentando acostumbrar los ojos a la claridad—, Seokjin-hyung te está llamando.

Al sentarse, Jungkook le pasó su teléfono y se levantó de la cama, no sin antes besar la cabeza de Jimin. El menor empezó a estirarse en medio del cuarto mientras él contestaba, todo músculos en tensión y su pequeña cintura. Nunca iba a cansarse de verlo sin ropa, ni siquiera de forma sexual, era que su cuerpo era digno de admirar.

—¿Hyung?

Buen día, dormilón. Te tengo una propuesta.

—¿Siquiera estás bien para hacer propuestas?

Curiosity saved the cat || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora