OWEN
Cuando recibió esa llamada enfrente mía, la expresión de su cara me indicó de que algo bueno no estaba pasando. Y efectivamente, aquí estoy a ciento veinte kilómetros por hora en la carretera con dirección a Los Ángeles, justo donde conocí a la preciosa chica que tengo a mi lado. Está destrozada.
No pude evitar querer acompañarla en cuanto vi lo que le afectó, salió de mí el hecho de estar a su lado en esta situación. No sé por que exactamente, me gusta, causa algo extraño en mí, pero ahora también he descubierto que hace que necesite protegerla y ayudarla, por ello me dirijo hacía posiblemente una de las peores situaciones que tendrá que enfrentarse, cosa que yo estaré a su lado y pondré todo de mi parte para que esté lo mejor posible, contando con que no soy médico.
Hace una hora y media se quedó dormida. Estaba muy cansada, el sofocón que cogió cuando le dieron la noticia y la resaca de ayer, han podido con ella.
Gira la cabeza en mi dirección y al mirarla de reojo me percato de que sus ojos están abiertos observándome. Efectivamente es así, la pequeña se ha despertado. Quito mi mano del cambio de marchas para posarla en su pierna, cuando nota mi contacto siento que se estremece en su asiento y una sonrisa asoma por la comisura de sus labios. Acaricio su pierna hasta que ella pone su diminuta mano encima de la mía y me deja sin salida. Miro en su dirección y comienza a pasar sus dedos por los míos. Disfruto de aquella sensación como un maldito idiota.
-¿Cómo estás? -pregunto con la mirada fija a la carretera mientras noto como ella sigue jugando con mi mano.
-Tengo un poco de hambre.
-¿Te apetece si paramos en algún bar de carretera antes de llegar?
-¿Queda mucho? -su voz está rota, puedo llegar a sentir su tristeza desde mi asiento. Su padre tiene que ser muy importante para ella, lo tengo claro.
-No pequeña, ya estamos cerca.
-Voy a llamar a Charlotte para saber como va todo por allí, por si hay alguna noticia y si de momento todo sigue igual paramos un momento, ¿te parece?
-Perfecto.
Paramos en el primer bar de comida rápida que nos encontramos en la carretera justo en el momento en el que Charlotte le dice a Kendall que todo sigue igual y que no hay ninguna novedad.
Cuando entramos nos dirigimos a pedir para luego sentarnos enfrente el uno del otro a esperar que nos lo lleven a la mesa. La verdad que yo también tengo algo de hambre. Con todo esto, la última comida que tengo en el estómago es la del desayuno y ya es por la tarde.
Disfruto mirando, viendo y observando cada gesto que hace, aunque hoy me cuesta un poco más. Por alguna razón me duele verla en aquel estado y no poder hacer nada para cambiarlo.
Después de un silencio incómodo percatándome de su triste semblante y para después ver como disfruta de la comida, que es lo único de lo que puede disfrutar hoy, se dispone a empezar una conversación de la queme deja más que asombrado.
-Oye Owen,tengo que decirte algo... -comienza a decir cuando deja la hamburguesa en el plato para limpiarse la boca. Me preocupa lo que tenga que decirme, ese tono no me ha sonado muy convincente.
-Claro Ken,dime. ¿Qué pasa?
-A ver...Yo... Yo... Yo tengo que agradecerte todo lo que estas haciendo por mí. Nunca pensé que alguien como tú me iba a dar tanto apoyo, de verdad que no sabes lo que significa que ahora mismo estés aquí conmigo. Estoy segura que esta situación será muy difícil y tú lo estas haciendo mucho más fácil sólo por estar a mi lado. En serio, gracias -dijo notando su voz quebrarse en la última palabra para después su pierna empezar a temblar, cosa que a mi me dejó igual.
ESTÁS LEYENDO
Que difícil es odiarte.
Teen FictionTodo es perfecto cuando te admiten en la mejor Universidad de San Francisco, con la que desde pequeña has estado soñando. Aunque todo sueño tiene su pesadilla, cuando descubres que tu acompañante de piso es quien menos te esperas. Aquel chico al que...