KENDALL
-¿Qué haces? -pregunto cuando veo que levanta el sillín de la moto y saca un casco de más.
-¿Pues tú que crees? Me podrían multar si te monto atrás sin casco.
-¡¿Qué vamos en moto?!
-Claro, ¿no la ves? -dice para empezar a reírse en mi cara -La tengo aquí de decoración.
-No, no.
-¿Cómo qué no Kendall? -noto que mi respuesta no le ha hecho mucha gracia cuando veo como su mandíbula se tensa desde mi distancia.
-Que no, ¿por qué no coges el coche?
-Mm... Primero porque no quiero y segundo porque tampoco quiero.
-No me voy a montar en la moto, nunca me he montado en ninguna y no lo voy a hacer ahora -digo cuando veo que coge la llave para arrancar -, y mucho menos contigo.
-Tú eliges, ¿te montas o te quedas? -pregunta estrechándome el brazo para darme el casco mientras me mira con el ceño fruncido, está claro que le estoy sacando de quicio.
-No serás capaz de dejarme aquí, ¿verdad?
-Me voy, ¿te montas o te quedas? -dice mientras enciende el motor y comienza a arrancar. Su mirada desafiante se posa en la mía, y algo me decía que esto no iba a acabar muy bien.
-Owen...
-No te lo repito más Kendall, ¿te montas o me voy?
Y en ese mismo momento doy un paso hacía atrás como señal de que no voy a hacer lo que él siempre quiere. Necesito tomar yo misma mis propias decisiones y si no quiero montarme en la maldita moto no tengo porque hacerlo.
Entonces en ese instante, vuelve a guardar el casco para montarse y arrancar lo más fuerte y rápido posible para desaparecer calle abajo.
Mi cara es un espanto y mi cuerpo se acaba de quedar petrificado en el sitio. No me puedo creer que se haya ido el subnormal, ¡¿cómo ha sido capaz de dejarme aquí sola y plantada?! Genial, para mi suerte, se me ha apagado el móvil y estoy aquí tirada.
A pasado media hora y el gilipollas no ha vuelto. Sigo sola en medio de la calle y de la noche. Sin batería en el móvil y sin coches que paren. Creo que lo mejor será volver al campus, adiós a la inauguración de la fiesta al lado de la playa, adiós al viernes noche y por su puesto, hola a las películas y el pijama. Yuju, que diversión. Lo mato, te lo juro.
Me levanto y empiezo a andar por la calle como un alma en pena, en dirección al apartamento cuando escucho a lo lejos una voz bastante extraña que hace que mi corazón empiece a latir con rapidez.
-Morenaaaaaaaaaa
-Ven morena, ven -dice de nuevo con voz cada vez más aguda.
En cuanto lo vuelve a repetir aligero el paso y mi respiración va a su compás. Pero creo que no sirve de nada porque comienzo a escuchar un motor cada vez más cerca de mí.
-Ven, acercate preciosa.
No sirve de nada dar zancadas enormes para llegar al campus porque puedo sentir como la voz está justo atrás. Atrás, donde no hay nadie que pueda escucharme si comienzo a chillar porque a mi alrededor sólo hay universidad y a esta hora poca gente se encuentra estudiando.
Como forma de defensa, sin mirar de quien proviene esa voz, automáticamente me giro con la palma de la mano abierta. Y, vaya... Sorpresa... Querido Owen, te lo mereces. Por no sólo dejarme tirada, si no, hacer que casi me de un maldito infarto.
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Que difícil es odiarte.
Novela JuvenilTodo es perfecto cuando te admiten en la mejor Universidad de San Francisco, con la que desde pequeña has estado soñando. Aunque todo sueño tiene su pesadilla, cuando descubres que tu acompañante de piso es quien menos te esperas. Aquel chico al que...