22

299 39 18
                                    

KENDALL

   No puedo parar de dar vueltas en la cama. Mi mente me tortura en bucle. No consigo despejarla.

   Lo sé... Eso es lo peor de todo, que lo sé. Sé que ahora mismo está con ella, sé que está acariciando su piel con la yema de sus dedos, sé que la está besando y sus lenguas se rozan, sé que la tiene entre sus brazos mientras están entrelazados el uno con el otro, sé que se está impregnando de su olor corporal y lo peor; sé que él es de ella.

   No sé porque algo así llega a chocarme tanto, cuando entre nosotros no hay nada ni lo habrá.

   En realidad lo de ayer fue un simple beso al cual no le he dado importancia. Lo peor, es que tiene novia. Pero sinceramente es algo que no entiendo. Aunque si te digo la verdad, no logro razonar por que sigue aún con ella. Es imposible besar unos labios cuando realmente tienes a una persona metida en el corazón, incluso mucho más difícil si tienes que estar al lado de alguien que sabes que no es para ti.

   Él ha actuado exactamente como yo, como si no hubiera pasado nada. Aunque, ¿habrá sido para él una simple tontería? Pues seguro.



   En cuanto abro mis ojos puedo ver como unos enormes, color miel están clavados en los míos y su larga melena castaña clara cae en cascada sobre la almohada cubriéndola por completo. Es preciosa, sin duda es la mejor amiga más preciosa que se puede tener.

   Zoe esta noche se ha quedado a dormir conmigo en el apartamento, ya que ayer llamó Layla tarde preguntándole si Owen se podía quedar a dormir allí con ella. Zoe aceptó, no le quedó otra y no, sinceramente no puedo negar que no me quemara. Es más, he dormido muy poco dándole vueltas a la cabeza toda la maldita noche. Este chico nunca dejará de darme problemas.

  -Buenos días Ken -dice esbozando una enorme sonrisa dejándome ver sus dientes extremadamente blancos.

   -Buenos días, tengo un hambre que me muero -respondo con pocas ganas de hablar.

   -Tú y tus despertares que nunca entenderé.

   -Mmm... ¿Porqué?

   -Tía, eres una maldita borde -dice inmediatamente con cara de pocos amigos.

   -No he descansado muy bien esta noche -respondo en forma de excusa, no le voy a contar nada o por lo menos no lo tengo pensado. Prefiero dejarlo para mi, estoy segura que esto es una de mis tonterías.

   -Eso no es excusa, todas las mañanas eres desagradable y yo no te aguanto.

   -Pues me tienes que aguantar; lo primero porque eres mi amiga y lo segundo... -me pongo en modo pensativa, ya que sé que le molesta -. No hay segunda opción, te jodes

   -En eso estamos de acuerdo.

   - Venga, deja de quejarte y empieza con el desayuno si no quieres que lleguemos tarde. Yo mientras voy a preparar lo que tengo que llevarme.

   -Si no queda otra...

  Decidí darme una ducha antes de ir a clase, necesitaba sentir el contacto del agua caer sobre mí. En cuanto salgo de la ducha empiezo a correr, como siempre; voy tarde.

   Me dirijo a la habitación para escoger lo que me pondré hoy. Después de darle un vistazo ligero al armario entero, decido coger ropa cómoda y me decanto por unos pantalones pitillos vaqueros claros, para conjuntarlo con una sudadera ancha azul eléctrico y unos tenis de Adidas del mismo color.

   En cuanto termino de vestirme, de meter todo en la maleta y de peinarme, me doy cuenta de que Zoe me espera en la cocina con la comida sobre la isleta. Me percato de que ella ya ha empezado a comer cuando falta comida en la mesa. Aunque tiene todo muy buena pinta, tanto que no tardo ni un segundo en devorar lo que queda.

Que difícil es odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora