OWEN
No podía, no lo soportaba. ¿A quién demonios pretendía engañar?
Sentí que me quemaban por dentro cuando ese gilipollas tocaba a Kendall en la pista de baile, cuando él disfrutaba del roce de su cuerpo, cuando sus putas manos acariciaban su cintura, su cara, su pelo... ¡Todo de ella!
Una impotencia enorme me inundó el cuerpo por completo, asco y un dolor extrañísimo que a lo que más se ha asimilado ha sido a cuando encontré a mi Max y a mi exnovia, Mía, en el coche, cuando se la tiró el muy cabrón.
No puedo permitirlo, no quiero que la toque nadie que no sea yo. Maldito rubio, ¿quién coño será ese tío que sigue bailando con ella? La está manoseando, tocando y... Vale, le está comiendo la boca en mi cara, ¡está besando esos labios carnosos por los cuales yo daría lo que fuese por poderlo hacer!
Necesito matarlo, reventarlo, estamparle la cara contra el suelo. ¡Es mía, pedazo de hijo de puta!
No... Esta vez no... No es tuya Owen, aunque quieras, aunque lo necesites más que a nada en ese mundo, no es tuya, ni lo será. Mirala, disfrutando en brazos y labios de otro hombre que no eres tú.
Mi mirada intenta cambiar el ángulo, esta situación me está dejando hecho polvo. Intento centrarme en la gente que hay al rededor, pienso en ir con mi banda a bailar al centro de la pista pero es que no tengo ánimos ni ganas para hacerlo.
Pido una cerveza, para distraerme, no porque quiera beber más. Cuando me doy la vuelta, no puedo evitar mirar de reojo, no puedo parar de controlar la situación. Pero siguen... Incluso más que antes. Esto no funciona, no consigo distraerme, además mis ganas de partirle la cara a ese cabrón cada vez crecen más y una vez en la cárcel ya fue suficiente.
El sentimiento de dolor, celos y matarlo cada vez es más y más fuerte. Me voy de aquí, no soporto un segundo más ver esto, es superior a mí.
Por fin estoy fuera y no hay nada que pueda ver que me deje hecho una mierda. Aunque mi mente es peor, no paro de visualizar una y otra vez la situación; le tocaba, bailaba, acariciaba, besaba a su puto antojo. Pensar que siguen dentro igual, no ayuda.
La impotencia y la ira se apodera de todo mi ser. Ya no hay nada que salve mi relación con Layla, esto no puede seguir así, después de esta noche me he dado cuenta de que no siento nada por ella. Es que me imagino a Layla con un chico así, en la misma situación y mi cuerpo, mi mente y sobre todo el corazón, no reaccionan ni la mitad igual a esto. Vuelve a mi cabeza un flashbacks de la conversación con aquel anciano en el bar de copas de hace unos días y ahora realmente pienso en que todo lo que me dijo tenía razón.
<<"Mira joven, lo que yo he aprendido de la vida es que si de verdad quieres a alguien no te fijas en otra persona. La vida me ha enseñado que es bastante corta para quedarte parado mirando mientras alguien puede adelantarte por la banda contraria y quitártelo, así que lucha por lo que verdaderamente quieres." >>
Se ve que claramente me han adelantado por la banda contraria, sin ninguna duda. Eso me pasa por ser tan imbécil con ella y tan orgulloso. Buf, cuanto me odio en este instante.
Escucho que la puerta de la salida se abre, mientras yo estoy sentado en un escalón de enfrente fumándome un cigarro. Espera un momento... ¿Esa es Kendall? Sí, es ella y me percato de que no se encuentra muy bien cuando lo primero que hace en cuanto sale de allí es vomitar en el primer arbusto que ha visto.
Cuando me acerco, al instante me doy cuenta de que el alcohol ha hecho estragos en ella. Le sujeto los pelos con una mano y con la otra que me queda libre le acaricio la espalda desnuda por el vestido, necesitaba sentirla.
-¿Estás bien? -pregunto cuando deja de vomitar y se incorpora tambaleándose.
-Mmm... Perfecta, ¿qué crees? -responde para luego echar todo su peso en mi hombro -oye, ¿sabes dónde vivo? He intentado recordar, pero no lo consigo, aunque en este arbusto también se puede pasar buena noche.
En cuanto escucho aquello y noto lo que le cuesta hablar no puedo evitar que una carcajada salga de mí sin control, estaré encantado de llevar a Kendall al apartamento y sobre todo de cuidar de ella, aunque lo que acaba de pasar dentro del gimnasio sigue rondando en mi cabeza, pero ahora la tengo para mí.
-Vamos pequeña, te llevaré yo -diciendo esto la cogí en volandas y ella rodeó con sus brazos mi cuello.
Me apresuré al edificio para subir por el ascensor. No pesa nada y desde mi distancia puedo oler ese perfume que me deja loco, aunque mezclado con alcohol. Es preciosa.
No pensaba que el camino de la universidad al apartamento podría llegar a ser tan largo. Llegamos al apartamento, por fin, que noche tan larga.
Lo primero que hago es entrar en su habitación y depositarla en la cama. Tiene los ojos cerrados, claramente se ha quedado dormida en mis brazos por el camino. Ahora estoy dando gracias a Dios el hecho de que no me haya pasado con la bebida, si no hubiera sido un gran problema.
Le quito el bolso que lleva colgado al hombro y los tacones. Voy a mi habitación para coger una camiseta mía, porque básicamente no sé donde tiene sus pijamas y dormir en vestido tiene que ser algo muy incómodo.
Vuelvo a donde la dejé e intentando evitar la situación, la desvisto, disfrutando de todo lo que voy a ver. Subo el vestido por sus muslos, para después pasar por sus caderas hasta quedarse en ropa interior. Continúo subiéndolo hasta llegar al pecho, suerte que tiene sujetador que sólo se puede observar por delante, ya que la parte de la espalda del vestido estaba completamente desnuda. Sigo arrastrando el vestido hasta pasarlo por sus hombros y haciendo que se incorpore para poder quitárselo con mayor facilidad. Por último el vestido acaricia sus manos, hasta deshacerme de él. Kendall vuelve a tumbarse en la cama, pero esta vez no es como las veces anteriores, esta vez, semi desnuda, en frente mía y borracha. ¡Qué cuerpo y qué curvas tan increíbles! Es preciosa, ella entera, por dentro y por fuera. Me doy cuenta de que la estoy mirando como un tonto embobado cuando pasa el tiempo y sigo de pie delante de ella, pero es que me encanta mirarla, maldita sea, ¿por qué demonios me tiene así esta chica? ¿Cómo lo ha conseguido? No lo entiendo, pero sé una cosa y es que, me vuelve completamente loco, a la vez que me saca de quicio.
La incorporo de nuevo para pasar mi camiseta por su cabeza, hasta finalmente quedarse con ella. Tengo claro que si antes estaba como un tonto, ahora al verla con mi ropa puesta estoy como un completísimo tonto.
Destapo la manta y la meto dentro de la cama, ella se acurruca en forma fetal hacía el lado donde me encuentro, que es para donde la he colocado. La arropo y sin evitarlo, me siento a su lado y paso mi mano en forma de caricia por su mejilla, para luego bajar hacía su cuello. No soporto tenerla a mi disposición e irme así... Pero no puedo hacer nada sin su consentimiento, aunque creo que algo si hay que puedo hacer, creo...
Mis labios se dirigen sin control a su mejilla y si te digo la verdad, no sabes lo que estoy disfrutando de este momento. Vuelven a posarse por tercera vez en su piel para depositarle muchos pequeños besos, esto me da vida.
-Me estoy volviendo loco y adicto a ti -le susurro mientras duerme plácidamente, su abdomen sube y baja al compás de su respiración-, me encantas pequeña.
Diciendo esto y asegurándome de que no me escucha, le doy el último beso en la mejilla y me levanto para apagar la luz de su mesilla. Creo que mi función hoy ya ha terminado. He llegado a una conclusión: quiero seguir cuidando de ella el resto de mis días.
¡Gracias por seguir mis capítulos una vez más! Esta historia cada vez avanza más y por lo que veo en los comentarios que me dejáis por aquí y en privado, Kendall y Owen os están enamorando a vosotros tanto como a mí. He cambiado la canción, ya que me encanta. Espero que disfrutes del capítulo 13, nos vemos el lunes con el nuevo capítulo. Si te ha gustado me puedes dejar una estrellita y comentame todo lo que prefieras, me apasiona leeros, ¡gracias y hasta el lunes! Me considero difícil, ¿y tú? ¿Cuántos difíciles hay por aquí? ❤
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Que difícil es odiarte.
Genç KurguTodo es perfecto cuando te admiten en la mejor Universidad de San Francisco, con la que desde pequeña has estado soñando. Aunque todo sueño tiene su pesadilla, cuando descubres que tu acompañante de piso es quien menos te esperas. Aquel chico al que...