KENDALL
Un mes después.
-Papá ya te he dicho que ya no tengo ningún tipo de problema. Mamá desapareció de nuestras vidas hace tiempo y yo ya recibí ayuda por aquello y sobretodo por el daño que causó.
-No creo que esa ayuda haya sido suficiente, además Kendall, tu trastorno tampoco se cura sólo -escucho al otro lado del teléfono haciendo que me hierva la sangre.
-Hablas de ello como si fuera una enfermedad, incluso algo peor.
-Cariño, sólo te he llamado para informarte no para preguntarte. Hace un par de días hice el traslado de psicólogo y ya te he conseguido allí uno. Bueno, mejor dicho una. Es una chica muy joven, me han hablado demasiado bien de ella. Seguro que te gusta, al menos eso espero.
-Papá, ¿de verdad es necesario volver a pasar otra vez por esto? -pensar que tengo que volver de nuevo a estar en manos de un médico me ponía la piel de gallina. Me hace remover los peores momentos de mi vida.
-Sólo quiero que estés lo mejor posible hija, que por hablar media hora a la semana con una chica no te morirás. Deja la cabezonería y hazlo ,por lo menos por mí. Me siento preocupado al estar tan lejos y tener tan poco contacto. Por favor cariño.
Un resoplido sale de mi boca en forma de quejido, incluso él, que está en otra ciudad pudo escucharlo. No me hace gracia volver a hablar de asuntos que los doy por cerrados, es que es lo que menos necesito en este momento. Pero bueno, si él estará feliz con eso, yo también. Así que si no hay más remedio...
-Vaaaale, pero no te prometo nada, es decir, iré a verla pero como algo secundario papá, no pienso perder el tiempo con algo que ni necesito.
-Si que lo necesitarás, ya verás.
-Un beso anda, te quiero -dije a modo de despedida si no quería estar ahí toda la maldita tarde.
-Te mandaré la ubicación, la fecha y hora de la cita por gmail. Un beso cielo. -respondió para después colgar. Podía notar su sonrisa desde el otro lado de la línea de teléfono.
En realidad los dos sabemos que me sigue haciendo falta unas sesiones con la psicóloga. Aunque no se lo diga a él personalmente, no hay día que no se me venga a la cabeza recuerdos de mi madre y no como algo positivo exactamente. Es la persona que más daño me ha hecho y a la que menos quiero volver a ver. Para mi consuelo, ella se quedó en Texas.
Volver a poner a mi madre y a mi trastorno en la mesa es algo de lo que no tenía planeado, además con alguien a la que ni conozco ni tengo la mínima confianza. Volver a pensar, incluso analizar otra vez aquello de lo que tanto me costó salir. Volver a todo y esta vez, teniéndome que enfrentar sola.
Mi mañana no ha sido excelentemente buena, para que mentirte. Como todos los días, me he despertado tarde y con las prisas de desayunar rapidísimo me tiré el café encima de la camiseta blanca, apenas cuando quedaban diez minutos de empezar la clase de segunda hora, ya que la primera falté porque al despertador le dio la gana de no sonar y de empezar el día con el mejor pie.
Pero como sino fuera suficiente, cuando salgo de clase la cual me pusieron retraso cosa que le agradezco a mi café, me dirigí al baño y allí estaba, la alumna y compañera más buena del mundo. Mi mejorsísima mejor amiga, Ashley, nótese la ironía. Y como no, para arreglar mi mañana de mierda. Ella siempre alegrándome con sus secuaces. Que por un momento me pregunté como logran aguantar a semejante bicho todos los santos días, sin duda se merecen un premio como mínimo. Y para terminar la estupendísisisisisisisima mañana recibo una llamada llegando al apartamento de mi jefa, Dévora. Como no, dándomelas otras de las mejores noticias. Todavía puedo recordar sus palabras textuales, con voz de estirada "acaba de llegar una hoja de reclamaciones y tiene tu nombre, estás despedida. No quiero que nadie me tache mi imagen y mi negocio". Genial, con lo simpática que se veía. En cuanto escuché aquello se me vino a la cabeza la reina Ashley. Que risas cuando le eché la copa por encima, que cara se le puso. Creo que mi despido merece la pena.
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Que difícil es odiarte.
Teen FictionTodo es perfecto cuando te admiten en la mejor Universidad de San Francisco, con la que desde pequeña has estado soñando. Aunque todo sueño tiene su pesadilla, cuando descubres que tu acompañante de piso es quien menos te esperas. Aquel chico al que...