OWEN
La luz tenue que entra desde el ventanal que tengo justo enfrente consigue desvelarme. Incluso hace que entreabra los ojos para girar mi cabeza inconscientemente y empezar el día de la mejor manera posible, mirándola.
La sábana puede taparle de cintura hacía abajo, dejando al descubierto desde su pequeño rostro hasta su barriga. Puedo observar como su pecho asciende y desciende al compás de su respiración. Posiciono mi cabeza al lado de la suya para poder mirarla mejor y lo he conseguido, mi cara está frente a la suya y desde aquí puedo ver lo pequeña y perfecta que es.
Mirarla se ha convertido en un hobby, de eso no hay duda. Y es que ahora que volvemos a estar tan cerca como lo estuvimos anoche, no puedo parar de pensar en aquello. ¿Cómo pasó? Si te digo la verdad ni siquiera me enteré. No sé ni quien dio el paso, fue todo tan arriesgado, tan apasionado, tan interesante, tan... Tan loco. El fuego se adueñó de todo mi cuerpo e hizo que no pudiera parar. Y sí, fue algo desenfrenado. Tal vez fue algo que deseaba desde que le tiré todas las maletas en aquel aeropuerto de Los Ángeles. No sabía que lo quería tanto hasta que no lo tuve. Dicen que las mejores cosas no se planean, pasan inesperadamente y puede que tengan razón.
A pocos kilómetros de llegar a San Francisco me planteo como ha ido este pequeño viaje. Con la ventanilla abierta mientras el viento me golpea la cara, experimento todas y cada una de las sensaciones que he tenido en estos tres días. Y llegando a una conclusión, creo que nunca he tenido sentimientos tan bipolares en tan poco tiempo. Aunque a veces eso es bueno. Es bueno reconocer tus propias emociones, recapacitar sobre tus virtudes y poder reflexionar de todo lo nuevo que has aprendido. Al fin y al cabo de eso se trata la vida.
Por nuestro comportamiento, he podido percibir que vamos a hacer como sino hubiera pasado nada, como si ayer por la noche hubiéramos entrado a la casa en vez de besarnos en el coche. Y para decir verdad, creo que es lo mejor que puedo hacer con respecto a Layla. No he pensado todavía en ella ni en nuestra situación, ni quiero hacerlo, soy un chico que en vez de resolver los problemas, los aparta. Puede que eso traiga consecuencias, pero mientras tanto las cosas se van a quedar así, ¿y sabes qué? Te parecerá sorprendente, pero tengo ganas de verla, quiero abrazarla. Al fin y al cabo mi novia es ella y ese puesto no se lo quita nadie. Claro que me gustó nuestro beso,pero ahora no me atrevo a arriesgar nada con Kendall, creo que se debió por los tres días que nos hemos llevado juntos y más así, en tantos momentos difíciles, nada más. No creo que ahora me convenga probar con ella cuando no tengo claro ni lo que quiero ni lo que siento. Si me ponen a elegir, escojo la tranquilidad antes que la locura, por que Kendall es así, locura por completo.
Aunque todo eso parece desaparecer en cuanto veo de reojo que sus ojos verdes están clavados en mí y así llevan medio camino. No puedo negar quesu mirada y no saber en lo que está pensando me llegue a intimidar, incluso a ponerme nervioso.
Esta mañana en cuanto nos hemos despertado, nos dieron la noticia de que el padre de Kendall ya estaba muchísimo mejor, incluso ya estaba en casa. Le habían dado el alta para nuestra mejor noticia, así que hemos decidido volver lo antes posible para no perder más clases en la uni, ya que las primeras son fundamentales. Además Los Ángeles ya estaba haciendo que perdiera la cabeza por completo.
-¿Quieres una foto? -digo girando la cabeza en dirección a Kendall mientras que con las dos manos sujeto el volante. Me está poniendo nervioso.
-¿Perdón? -pregunta cuando no sólo sus ojos se clavan en mi, si no todo su cuerpo se gira en mi dirección con un aire bastante furioso.
-Te hago una oferta, te doy la foto y hasta te la firmo, ¿qué te parece?
-Absurdo, como tú.
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Que difícil es odiarte.
Novela JuvenilTodo es perfecto cuando te admiten en la mejor Universidad de San Francisco, con la que desde pequeña has estado soñando. Aunque todo sueño tiene su pesadilla, cuando descubres que tu acompañante de piso es quien menos te esperas. Aquel chico al que...