Lori despertaba a las 6 de la mañana, hacia un frío impresionante que hacia que no quisiera levantarse de la cama y todo a su alrededor estaba aun oscuro; realmente no quería moverse pudiendo sentir a Led recostado a su costado derecho actuando como una mini-estufa. Suspiro a gusto tapándose mejor con las colchas, estaba calentito en su humilde lecho improvisado. Cerro sus ojos y luego se acurruco, volviendo a caer en los dulces brazos de Morfeo preguntándose si los violentos muchachos estarían bien.
La próxima vez que despertó lo hizo porque sintió un delicioso y anormal aroma a café que flotaba en su hogar, cosa que le confundió y asusto ya que los únicos que vivían ahí eran Led y él, y, para empeorar su repentino susto, ademas de aquel olor sentía un peso extra sobre él. Frunció el ceño abriendo los ojos topándose inesperadamente con un pesado y grueso abrigo de color blanco con plumas marrón amarillentas alrededor de el gorro y en el extremo de las mangas que estaba haciendo maravillosamente la función de manta, cubriéndole mejor del frío y tapando un poco su vista de lo que le rodeaba. Con mucho cuidado se sentó en su lugar, sorprendiéndose cuando se topo con una mano que le tendía una taza de humeante liquido oscuro; levanto la mirada topándose con un par de suaves ojos amatistas que le observaban con... ¿Cariño? No lo sabia a ciencia cierta, pero de igual forma le sonrió al ilusionista preguntándose como le había encontrado y quien más estaba en su hogar.
- Buenos días, pequeño Cielo - le saludo alegremente sentándose a un costado de Lori y acariciando a Led con gentileza, observando fijamente al rubio beber el café caliente que le había preparado.
- Duermes profundamente - le regaño Leonzio al otro lado de la cabaña bebiendo de una taza color azul con la silueta oscura de una pantera sobre una rama - eso es peligroso si vives solo.
- P-perdón - susurro bajando la cabeza sinceramente apenado. Leonzio suspiro formando una sonrisa de medio lado siendo observado por los ojos irritados de Dash, quien se había recostado en las piernas de Lori cómodamente creando pequeñas y tiernas ilusiones con forma de animales que rodeaban al menor haciendo muecas silenciosas que divertían al rubio - ¿Cómo encontraron este lugar? - pregunto distraída mente queriendo pellizcar a un ilusorio león obeso.
- Soy un espía y recolector de información profesional, es muy difícil ocultarse de mi - le respondió orgulloso, asiendo suspirar a Leonzio por lo egocéntrico que eran sus compañeros guardianes.
Aunque había que admitir que tenían razones de sobra para ser arrogantes.
- Pequeño Cielo, cuando termines de comer prepárate porque te mudaras con nosotros - ante las palabras del pelirrojo, Lori casi se ahoga con el café girándose a una velocidad vertiginosa para ver a Leonzio con los ojos abiertos en una expresión de incredulidad.
- ¿P-podrías repetir? Creo que escuche mal - admitió observándole fijamente.
- Claro. Dije que te mudaras con nosotros a una mansión que tengo en una localización secreta - repitió pacientemente, agrandando su sonrisa cuando vio lo pálido que se había puesto su Cielo ante eso.
Leonzio ignoro el ¨no tan secreto¨ que susurro Dash de forma burlona.
- N-no es eso, es solo que no entiendo porque ustedes quieren que yo vaya a vivir con ustedes - murmuro nervioso.
- ... - Leonzio dejo la taza sobre la mesa y luego se levanto con elegancia, acercándose al lecho en donde Dash y Lori se encontraban recostados, agachándose para quedar a la misma altura del menor y tomarlo del mentón con delicadeza, atrayendo su rostro al suyo mientras le observaba de forma intensa - eres nuestro líder, nuestro hogar, nuestro Cielo y la persona que nos salvo cuando más lo necesitábamos.
- Así es, pequeño Cielo, tu deber es estar junto a nosotros y a proporcionarnos un lugar al cual siempre regresar, en donde tú estés nosotros siempre te seguiremos - intervino Dash estirando su mano derecha para acariciar sus rubios cabellos con sus dedos - te protegeremos de cualquier mal y te daremos un lugar a donde estar. Solo déjanos consentirte.
- Ya escuchaste, no tienes escapatoria - le sonrió viendo lo pálido que estaba el rubio - lleva solo lo necesario, en la mansión hay mantas y de la ropa no te preocupes, de eso me encargo yo.
- E-esta bien - suspiro derrotado, dejando que la Niebla le acariciara su cabello casi con adoración y que Leonzio le observara de esa forma tan intensa que solo hacia que él quisiera huir de ella - ustedes ganan...
- Sabia elección - decía Dash con un brillo extraño en sus ojos.
En otra parte.
Van se encontraba sentado en las escaleras de la mansión blanca esperando la llegada de Lori y los demás, él no necesitaba abrigo y de vez en cuando observaba a su alrededor esperando que aparecieran los que faltaban. Pasaba el tiempo y la nieve no dejaba de caer, convirtiendo el paisaje en un frío lienzo blanco silencioso debido a que las bestias no solían salir con ese clima. A su lado se encontraba su mascota, un hurón blanco de nombre Sne que jugaba con Santo, el león mascota de Licerio que solo se encontraba echado en el suelo mirando con paciencia al pequeño animal, atrapándolo de vez en cuando con su pata de forma juguetona para luego soltarlo y ver que haría el otro en venganza.
Los demás miembros de la alianza estaban ordenando el lugar y haciendo una lista de las cosas que necesitarían en esas dos semanas de vacaciones, a él no le interesaba mucho por lo que se sentó en la salida a esperar, lo que era mil veces mejor que estar en medio de ese caos.
Sus ojos verdes miraron fijamente a la niebla que había aparecido de la nada, sabiendo que el único que podía traspasar la barrera que pusieron para proteger el lugar era Dash, por lo que no se alarmo pero aun así no bajo la guardia, eso seria muy idiota de su parte.
- Ven, yo te mostrare el lugar porque no confío en este idiota - dijo la voz que Van catalogo como la de Leonzio.
- Eso es cruel, tú no eres el único guardián del pequeño Lori, por lo tanto yo también tengo el derecho de estar con él - decía de forma dramática Dash empujando con suavidad al pequeño Cielo fuera de la niebla que él mismo había creo.
- ¡Cállate y apresúrate que tienes cosas que hacer! - le gruño el pelirrojo adelantándose varios pasos para tomar entre sus brazos a Lori y dejar atrás a Dash, quien gruño siguiendo los pasos de la Lluvia y el de su Cielo.
- ¿Van? - murmuro el rubio al distinguir al hombre de cabello blanco y ojos verdes sentado en completo silencio en la entrada de la mansión, este asintió levantándose de su lugar acercándose a Lori con pasos ligeros sonriendo al menor de medio lado.
- ¿Te encuentras bien? Tienes una expresión rara - le pregunto Leonzio deteniéndose en frente del Nevada y colocando a Lori detrás de él por si las dudas.
- Solo esta sonriendo... ¿Verdad? - intervino Lori al ver lo tensos que se habían puesto Leonzio y Dash al ver la expresión de Van, quien asintió observándoles con confusión pensando que quizás el pelirrojo y el pelinegro de reflejos plateados necesitaban usar lentes.
- ¿Sonriendo? ¿De verdad? - murmuro incrédulo Dash viendo al Nevada con una ceja alzada.
- Fratello, te recomiendo que practiques más tu sonrisa en frente del espejo - Leonzio le dio un par de palmadas en el hombro en forma de consolación antes de tomar la mano derecha de su Cielo con suavidad y guiarlo dentro de la mansión, siendo seguido por el irritado Nevada que había regresado a tener su expresión neutra de siempre y la Niebla que murmuraba maldiciones en contra del pelirrojo.
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Armonía y Discordia.
FantasyEn un mundo en donde la posición social depende mucho de las llamas que poseas, un grupo formado por los genios del siglo intentan proteger al único Cielo que les permitió caminar a su lado, no detrás como un perro ni adelante como un amo, sino a su...