Cerro con seguro la puerta y luego se marcho hacia el comedor. Aquel día no comió mucho, solo comió la mitad de su plato y luego regreso de nuevo a su habitación porque se sentía observado. No vio a Ricardo en todo el día y los alumnos de su clase y los de tercero le miraban fijamente cuando él pasaba, no lo entendía, según tenia entendido habían más cielos en el internado, no entendía el porque le miraban con tanta curiosidad, casi como si fuera un extraterrestre, lo que le hacia sentir tremenda mente incomodo.
Apenas termino de comer, se dirigió hacia su habitación y no salio de ahí hasta el día siguiente.
A la mañana siguiente.
Lori estaba en el salón de las llamas esperando a la llegada de su profesor, había dejado a Led en el cuarto porque seria un problema si se saliera y se perdiera en ese enorme lugar. Él se había sentado en la ultima mesa de la tercera fila de la derecha, pegado a la pared para intentar pasar desapercibido. Respiro hondo al escuchar como la puerta era abierta de golpe, escuchando los pasos apresurados de sus compañeros adentrarse en el aula al escuchar el timbre de entrada.
- ¡Tomen sus lugares! - grito un hombre de aparentemente 39 años, de cabello negro con una capa de pelo gris que luego se volvía blanca. Sus fieros ojos pardos miraban con severidad a los asustados alumnos que se apresuraban en tomar sus respectivos lugares, todo para evitar ser golpeados por el libro que su profesor sostenía con fuerza en su mano derecha - ¡Rápido! ¡Las tortugas se mueven más rápido que ustedes! - gruño viendo como sus tontos pupilos se sentaban en sus asientos mirándole con incredulidad y enojo. Respiro hondo armándose de paciencia girándose para ver hacia la puerta con el ceño fruncido - bien, pasen.
Las mujeres contuvieron la respiración al ver entrar a los dos personajes más populares de la institución: a uno de los mejores francotiradores y un experto en finanzas, Leonzio Romano, y al mejor espadachín hijo de una familia guerrera, Raito Shirayama. El primero entro con gracia e indiferencia al aula ignorando a todos como si no fueran más que asquerosos insectos. El segundo observo a cada alumno con ojos analíticos, haciendo sonrojar a las damas y poniendo nerviosos a lo barones, especialmente por el arma blanca que llevaba en su espalda con toda la tranquilidad del mundo. Detrás de ambos miembros de Again entraron los lideres de Lukccio, Jace Rams, y el de Gliocas, Lorne Dow. Ambos eran seguidos por la Niebla de Jace, Misha Serkin, y el Sol de Lorne, Dago Díaz. Estos últimos no eran tan importantes como los poderosos ídolos de la escuela, pero aun así eran populares por ser de la 2da y 3ra alianza más fuerte.
Por ultimo se adentraron en el cuarto los dos hermanos Ivanov, seguidos por el Rayo de Besta, Luca Rinaldi, y la Sol de los Deshonra, Columba Mancini. Como siempre, ambos hermanos atraían miradas de odio de las otras dos alianzas, y como siempre, los Again les ignoraban cual moscas molestas.
- Los lideres de las alianzas han venido a ver nuestra clase, aprovechen la oportunidad para impresionarlos - dijo el maestro con molestia rascando su cabeza con su mano derecha mientras fulminaba con su mirada a más de uno - ustedes que son los mayores, ¿Por qué no hacen una demostración del perfecto control de las Llamas? - miro a los que recién habían ingresado en el salón, pasando un lapicero negro a Raito que era el más cercano.
- Hazlo - susurro Leonzio al ver que su compañero aun no se decidía dándole un suave codazo en las costillas para que se apresurara.
El Japones suspiro, lanzo el objeto al aire y con una sola mirada suya hizo que este se duplicara con ayuda de su flama de la Nube: primero en dos, luego cuatro, ocho, hasta que hubieron dieciséis. Leonzio chasqueo la lengua, aun cruzados de brazos y sin mirar los lapiceros hizo que sus llamas las mantuvieran paralizadas en el aire, como si el tiempo en ellas se hubiera detenido, demostrando el enorme control que él tenia sobre ellas.
Misha, un joven de lacio cabello negro y grandes ojos plateados, levanto su mano derecha e hizo que seis de los lapiceros se convirtieran en pequeñas aves coloridas que empezaron a trinar mientras volaban al rededor del aula ganándose gritos de admiración de parte de los jóvenes alumnos. La Niebla de Jace había mostrado su poder, era fuerte, pero no tenia el control de los Again, se notaba que le había costado un poco. Dago sonrió cuando sintió las miradas puestas en él, era su turno. Su desordenado cabello negro con las raíces rojas, ojos negros y piel canela llamaba un poco la atención, era alto, amable y guapo. Levando ambas manos y activo sus llamas del tipo Sol, dirigiéndola especialmente a las aves que volaban lentamente por culpa de la activación de la lluvia que aun tenia efectos sobre ellas. Con ayuda de las suyas hizo que estas se movieran el doble de rápido que antes, todo gracias a la energía que les otorgo sus flamas doradas.
Luca, un pelirrojo de ojos granate y sonrisa lobuna, levanto su mano derecha cubierta por llamas del Rayo y le dio a dos de las diez aves con ellas haciendo que estas explotaran en miles de plumas, provocando que las jóvenes gritaran horrorizadas por tan salvaje acto. Lori trago saliva cuando vio a sus hermanos dar un paso al frente, estaba seguro que ambos le habían visto.
- Hola hermanito... - susurro Zina clavando sus ojos en él, sonriendo maliciosamente mientras usaba sus propias llamas del Cielo para tomar el completo control de las aves y luego dirigirlas hacia el aterrado rubio que intento usar su mochila como escudo. Alek hizo lo mismo con los lapiceros, dirigiéndolas amenazadora mente rápido hacia Lori.
- ¿¡Qué creen que hacen, Ivanov!? - grito su maestro horrorizado, lastimosamente sus llamas no podrían hacer nada por el joven al ser del tipo Nube.
- Agua fiestas... - susurro Alek completamente decepcionado, haciendo reír a su hermana menor, Zina Ivanov.
Por suerte para el joven cielo, Raito se había movido tan rápido que nadie se había dado cuenta cortando los objectos amenazantes con su espada de un solo movimiento magistral, salvándole de parecer un alfiletero. Muchas suspiraron enamoradas al ver lo majestuoso que se veía el japones en esos momentos demostrando que el titulo del ¨Mejor Espadachín del mundo¨ se lo había ganado justamente por su gran talento. Leonzio gruño, su aura denotaba las ansias de probar sangre ajena que tenia en esos momentos. La Lluvia de los Again había detenido las aves a pocos centímetros del joven con ayuda de sus poderosas llamas que brillaban con tanta fuerza que termino aplastando a los animalitos creados por una débil ilusión.
- Hablare seriamente con Van sobre ustedes, manga de inútiles - gruño Leonzio con varias benitas palpitando le en la frente, asustando incluso al profesor por la mirada asesina que les mando a los dos Ivanov, quienes retrocedieron inconscientemente cuando sus instintos de sobrevivientes les gritaron que se fueran de ahí lo más antes posible o sino terminarían igual o peor que esas aves ilusorias.
- Leonzio, cálmate, estas asustando a los chicos - dijo tranquilamente la Nube guardando tranquilamente su amada katana de nuevo en su Saya (vaina), amenazando discretamente a Zina y a Alek con ella - ya luego podrás ajustar cuenta con ese par.
- No lo dudes - susurro por lo bajo el pelirrojo de claros ojos celestes, fulminando a los dos hermanos Ivanov.
Luego de aquel incidente, la clase siguió tranquilamente para los alumnos, claro, todos bajo la amenazante mirada del presidente estudiantil. Raito se había sentado muy cerca de Lori, sonriendo le con amabilidad mientras jugaba disparatadamente con el lapicero que había duplicado con sus llamas de la Nube, mandando le silenciosas amenazas a los demás lideres de alianza con sonrisas rígidas y miradas de reojo. Debería decir que se sintió muy incomodo cuando su profesor le pidió que mostrara sus llamas.
- Vamos, señor Ivanov, no tengo todo el día - gruño el señor Lavrov, su profesor de llamas. El rubio trago saliva mientras extendía sus manos activando sus flamas con nerviosismo, procurando hacerlas lo suficiente mente grandes para que su mentor pudiera verla.
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Armonía y Discordia.
FantasiEn un mundo en donde la posición social depende mucho de las llamas que poseas, un grupo formado por los genios del siglo intentan proteger al único Cielo que les permitió caminar a su lado, no detrás como un perro ni adelante como un amo, sino a su...