Tormentosa existencia

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 Licerio desde pequeño fue entrenado como a un soldado, su padrastro tenia un alto rango en el ejercito por lo que se aseguro de que su hijastro tuviera un buen entrenamiento para que no fuera la vergüenza de la familia con fuerte linaje militar. Sus llamas siempre fueron un motivo de orgullo para sus padres, ser una Tormenta con tanto poder era un tanto peligroso tomando en cuenta que su atributo era la destrucción, pero eso no les importo, le sometieron a diferente tipo de torturas, entrenamientos y enseñanzas hasta que finalmente se convirtió en el arma perfecta de la familia.

Era un prestigio tener a un elemento poderoso y entrenado en el arte de la guerra en la familia. 

 Su manejo en armas blancas era perfecto al igual que resistencia física y su forma de luchar, lastimosamente sus llamas rojas estaban cada vez más y más furiosas. Licerio lo intento todo, desde meditar hasta usar Capsulas del Cielo, pero nada funcionaba, solo enojaban más a la Tormenta furiosa que tenia en su interior.

 Para liberar un poco de tensión luchaba contra las personas más fuerte de España, no importaba la edad o el genero, quería calmar un poco a sus llamas antes de que estas terminaran por destruirle a él. Su molestia iba en aumento y sus padres no hacia nada para ayudarle, siempre con reglas, torturas y entrenamientos, estaban tan ocupados creando al arma perfecta que se olvidaron que él era su hijo, no uno de sus experimentos ni mucho menos un soldado adulto. Licerio no sentía ningún lazo familiar o simpatía por sus padres, para él no eran más que personas conocidas que se encargaban de que cumpliera con sus obligaciones, nada más ni nada menos.

 Tenia exactamente siete años cuando su madre le obligo a formar un lazo con un Cielo alegando que eso le ayudaría con sus problemas para controlar sus llamas, ese fue el primer error. El torturarle para que aceptara fue el segundo, y el intentar doblegar su espíritu fue el tercero.

 Al no tener ningún sentimiento positivo hacia ellos no sintió nada cuando sus llamas se salieron de control debido a su enojo y luego destruyeron a sus padres y al horrible Cielo con el que habían intentado vincularle, quemando la casa y reduciendo todo a cenizas. Por suerte para él sus flamas aun no habían entrado en Discordia, porque sino él también hubiera muerto allí. Pero de algo si estaba muy seguro: no faltaba mucho para que eso sucediera. Tenia que encontrar una forma de sobrevivir sin tener que depender de alguien más, su orgullo le impedía formar un lazo con un Cielo cualquiera por el siempre hecho de que había visto como estos trataban a sus elementos, eran más sirvientes y amo que compañeros. No le quedo de otra que seguir intentando con las Capsulas, quizás si compraba las de mayor pureza podría calmar a sus llamas, pero para hacer eso necesitaba mucho dinero, así que no le quedo de otra que buscar un trabajo.

 No podía trabajar en cosas comunes porque daban poco dinero, así que busco en otro lado. Ser asesino a sueldo sonaba interesante, pero no quería ser perseguido por el gobierno así que lo descarto. También podía ser espía, pero ser intrépido nunca fue lo suyo así que lo dejo. Se estaba cansando de buscar cuando un cartel de busca y captura con una recompensa bastante generosa se le cruzo en el camino, ¿Por qué no ser un Caza recompensas? Buscar y capturar era casi un juego para él, ademas le daban dinero por atrapar a criminales peligrosos prófugos de las justicia. Perfecto, al fin había encontrado algo bueno.

 Se esmero en su trabajo, en solo tres semana ya había capturado a más de diez personas y había cobrado una muy buena suma, pero aun no era suficiente, necesitaba más, mucho más. Mientras más peligroso fuera el sujeto, más grande seria la recompensa así que no dudo en tomar los carteles de peligrosidad nivel 1, aquellos a los que incluso los Caza recomienzas más poderosos y experimentados se pensaban dos veces antes de tomar. Fue interesante el buscar y luchar contra presas tan fuertes, incluso tuvo que enfrentarse a un grupo de gente armada para poder llegar a su objetivo, y como lo único que le importaba era la recompensa, asesino a los que no valían nada y solo representaban una molestia en su camino.

Armonía y Discordia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora