Lunes, 3 de enero de 2011.
Caminamos hacia la cueva que albergaba a aquel sanguinario y despiadado demonio. Ansiaba en lo más profundo que fuera un rival digno, que por un momento me hiciera dudar de mi inmortalidad y sentir el vago sentimiento del miedo. La noche empezó a cubrirse de oscuras nubes mientras en el horizonte podían verse los relámpagos que desprendían destellos de color violeta y su sonido se iba acrecentando conforme avanzaba la noche, pero antes de llegar a nuestro destino una intensa lluvia nos sobrevino como si la naturaleza nos estuviera diciendo que diéramos la vuelta y nos alejáramos de aquel mal que nos esperaba.
La intensa lluvia nos empapó a todos, el agua mojó las ropas de Seras, lo que hizo que se le pegara a su cuerpo marcando su figura dejando entrever sus encantos y curvas. Siempre vestía de manera ligera, apenas podría considerase que sus ropas servían para cubrirla sino más bien como una de sus muchas armas de seducción. Aunque la lluvia era intensa ella destacaba en aquel denso bosque de la baja montaña, como si fuera ajena a todo lo que la rodeaba, pero no era momento de deleitarse con su visión sino de llegar a nuestro destino, que sin saberlo marcaría nuestras vidas.
Al fin llegamos a la cueva que rezumaba un intenso olor a sangre, carne putrefacta y azufre. Seras no dudó en tapar su nariz para poder avanzar por aquella cueva en la que podían verse en el suelo pisadas de sangre y en las pareces marcas de manos ensangrentadas como intentando clavar sus uñas y poder escapar de aquel cruel destino.
Poco a poco sentíamos como el hedor era cada vez más insoportable pero que el niño parecía no notarlo lo que despertó mis sospechas. A cada paso el ambiente era más cálido como si de un momento a otro nos encontraríamos con las puertas del mismísimo infierno pero cuando llegamos al final de la cueva no encontramos unas puertas sino un trono de oro en el cual se sentaba una criatura de repulsivo aspecto pero singular sonrisa, que nos observó llegar sin inmutarse como si nuestra visita fuera esperada.
Desenvainé mi espada para despertar las ansias de lucha de aquella bestia pero lo único que logré fue sus risas con las que dejaba ver sus afilados dientes. Después de reírse se alzó, hablándonos con tono pausado y sereno, nos dio la bienvenida a su morada lo que me sorprendió. El demonio se presentó como Agramon, pero cuando terminó su presentación tendió su mano al niño y él se soltó de la mano de Seras para ir al lado del demonio y arrodillarse ante su presencia.
La situación era cada vez más surrealista pero todo lo que había sospechado iba encajando como piezas de un rompecabezas difuso, el niño resultó ser un demonio de baja categoría a las órdenes de Agramon mientras nos miraba divertido por la escena. No puede evitar que los dientes me rechinaran de ira mientras el demonio se reía de nosotros pero lo que estaba por suceder no encajaba en aquel enigma, era la pieza de un nuevo rompecabezas que cambiaría mi visión de Seras.
Agramon clavó sus oscuros ojos en Seras, lo miraba asustada casi entre lágrimas, el demonio la señaló y me hizo una pregunta: "¿Sabes quién es esa mujer y porqué te acompaña en tu camino?"; Seras rompió en lágrimas y gritó que se callara, pero el demonio estalló en carcajada mientras permanecía impasible sin saber lo que estaba a punto de ser revelado. El demonio empezó a contar la verdadera historia de Seras, de como en el pasado fue una vulgar campesina que un vampiro utilizó y acabó convirtiéndola en una vampiresa, pero aquella vida no la complació sino que la sumió en la más profunda agonía y desprecio hacia el vampiro que la transformó en una dama condenada a vagar eternamente entre las noches hasta el fin del mundo, y de cómo su desesperación hizo que recurriera a aquel demonio para que la volviera humana y le diera poder para seducir y acabar con los vampiros.
Seras no pudo aguantar aquel relato y cogió su espada desesperadamente para matar a Agramon, pero este se deshizo de su tentativa con una simple bofetada que la hizo caer al suelo. El demonio concluyó su historia ya que cumplió con su deseo, volvió a Seras humana de nuevo, la dotó de los conocimientos para cazar a los vampiros y le reveló el paradero del vampiro que la transformó, pero como todo en la vida aquellos servicios que le prestó el demonio tuvieron un costo, a cambio tendría que servirle hasta el fin de sus días como una caza vampiros que atraería a sus presas ante él para poder beber la sangre de los de mi raza, los vampiros.
Cuando Agramon me reveló esto empezó a reírse incontenible para concluir diciéndome que ya sabía la verdadera naturaleza de Seras y de cómo me había engañado para llevarme ante él como pago por los servicios prestados en el pasado. Seras no paraba de llorar mientras me miraba y negaba con su cabeza, pero no podía creerle, no podía contener lo que sentía en aquel momento y mi ira hacía los humanos alcanzaba límites jamás mostrados. Seras dijo unas breves palabras entre lágrimas: "perdóname, no quería llevarte ante él y he tratado de evitarlo pero mi destino se interpone entre nosotros, te amo aunque seas un maldito vampiro"; al oír aquella palabras sentí aún más ira, clavé mi espada en el suelo de aquella apestosa cueva y con tono sereno reté al demonio a que viniera a buscar la sangre que tanto ansiaba pero que no le iba a costar poco porque esta vez su vida estaba en juego; y tras retarlo recogí mi espada y le ataqué sin piedad. Aunque la lucha no sería corta.
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El diario de Lord Alucard
VampireEsta es mí historia. Desde hace mas de 500 años todos me han conocido como: Vlad Tepes, Vlad Drăculea, Vlad el Empalador, Conde Drakul, Conde Drakula, soberano príncipe de Valaquia, pero en esta ocasión me conocerás como Lord Alucard, rey no vivo, a...