Capitulo 12

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Sábado, 5 de mayo de 2007  .

El día fue más largo de lo que pude imaginar. Los segundos pasaron empalagosos y no pude evitar pensar en el pasado, me vino a la mente la historia de un viejo conocido, Habatos, que no sucumbió ante el acero de las espadas pero si ante el duro golpe del amor. Se trataba de un licántropo, fue uno de los mejores guerreros durante las guerras inmortales entre vampiros y licántropos, sus grandes dotes para el mando lo llevaron pronto a dirigir ejércitos de hombre-lobo contra nuestras fuerzas, no tenía miedo a la muerte y menos a los vampiros. Tras la derrota de los de su raza a manos de nuestros ejércitos se retiro para intentar una segunda oportunidad para sus hermanos pero no se imaginó que encontraría el amor en manos de una humana, ella se llamaba Rebecca, era una hermosa mujer de cabellos pelirrojos ondulados, su piel blanca como la luna y una figura que casi rozaba la de cualquier vampiresa, era dulce y delicada como una rosa; Habatos era corpulento, apuesto, inteligente y educado, sabía bien lo que significaba la palabra honor. Entonces abandonó sus ansias de venganza y se quedo al lado de aquella mujer, vivían en una pequeña aldea que nunca vio con buenos ojos su compromiso con un licántropo, la gente los despreciaba pero ellos seguían viviendo día a día felices con su amor e ignorando a los que les odiaban. Ella le regalo un bonito colgante de plata con sus nombres grabados en el. Los días pasaron y los aldeanos llenos de odio fueron a su casa cuando él no estaba, raptaron a la mujer y la asesinaron con la esperanza de que así el se iría, pero como suele suceder, los humanos carecen de suficiente inteligencia y les sobra prepotencia. Habatos cuando llegó a casa y no la encontró fue al poblado encontrándose a su amada degollada, su cuerpo pálido y sin vida, entonces Habatos estallo en cólera y en pocos minutos aniquiló a todos los aldeanos pero eso no calmo el tremendo dolor que emanaba de su pecho. Recogió el cuerpo sin vida de su amada y la enterró en el bosque donde se conocieron, su tristeza le llevo a la única solución que podría calmar aquel lamento eterno, retorcía sus entrañas en una agonía sin comparación, deseaba mas caer en el abismo del infierno y consumirse en las llamas antes que seguir aquella vida sin ella. Con el colgante de plata que le regalo Rebecca se hizo una bala, se cercioró de que le provocaría la muerte, una mañana cuando el sol empezaba a salir decidió suicidarse, disparo la bala contra su cabeza y cayó muerto. Lamenté mucho su muerte, aunque no comprendía que ya no guardara rencor a los vampiros, le conocí en aquella aldea cuando empecé mi viaje a través de estas tierras. Me viene a la cabeza una frase, "Lo que diferencia al hombre insensato del sensato es que el primero ansia morir por una causa mientras que el segundo aspira a vivir por ella", lo curioso es que aquel licántropo había encontrado el motivo para vivir pero se lo arrebataron, no me puedo imaginar que me pasaría a mi si mataran a Seras y no pudiera recuperarla del infierno, yo que carezco de alma he descubierto que al menos tengo corazón. La noche al fin llegó, yo seguía inmerso en mis pensamientos y no me percate que Seras se había despertado y me miraba perpleja, se acerco a mí y toco mis mejillas, sus manos estaban llenas de sangre entonces me di cuenta que no era su sangre sino la mía, lagrimas de sangre se resbalaron por mi rostro, ¿pero qué significaba aquello? Seras me beso en los labios y me seco las lágrimas, se vistió deprisa ya que debíamos partir y proseguir nuestro viaje.



El diario de Lord AlucardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora