Jueves, 6 de enero de 2011.
Los acontecimientos se desarrollaron demasiado rápidos como para asimilarlos y por una vez me comporté como mi verdadera naturaleza, como una bestia llena de furia.
El filo de mi espada ansiaba la sangre de aquel demonio pero no logré alcanzarlo en mi primer ataque, lo esquivó sin problemas ya que se podía mover ágilmente pese a su tamaño y aspecto. Lo único que conseguí fue clavar mi espada en el asiento de su trono y la risa de Agramon que me miraba con superioridad.
No puede evitar insultar su persona y menospreciar a los de su raza, en aquellos momentos carecía de educación, la ira era mi único lenguaje y mi espada la pluma que escribiría aquella noche la inolvidable melodía de la victoria o de la más profunda derrota.
Seguí atacando pero parecía inútil, era demasiado rápido incluso para mi aunque estuviera en aquella pequeña estancia de la cueva él podía moverse sin ningún problema; mientras tanto, Seras observaba la escena, sin moverse, sin hablar, sin atreverse a intervenir en aquella batalla. Tras un rato, Agramon decidió trasladar la lucha a un lugar más amplio que aquella caverna, por el bosque inanimado del exterior donde la lluvia seguía cayendo con dureza sobre el suelo anegado de agua. Para forzarme a salir cogió a Seras del cabello y la arrastró hasta fuera tirándola en el barro negruzco de aquel lugar; no tuve más remedio que seguirlo aunque mi razón no era esta vez por Seras, sino, por mi propio honor y orgullo que habían sido puestos a cuestión.
Los relámpagos resonaban a nuestro alrededor mientras sus rayos iluminaban tenuemente nuestras figuras en aquella oscuridad. Agramon chasqueó los dedos, si podían ser considerados como dedos ya que parecían más garras; entonces apareció el niño empuñando una enorme espada de rodillas y con la cabeza agachada que ofreció en reverencia a su amo, pero el demonio sonrió mirándome con desprecio. Agramon le pidió que luchara contra mi ya que no era un rival digno para él, su prepotencia me hizo romper en cólera y con un rápido movimiento corté por la mitad al diablo disfrazado de niño, su sangre salpicó el lugar hasta incluso llegar a Seras que permanecía inmóvil, temblando de frío, totalmente empapada de agua y su cuerpo cubierto por el barro con la cara salpicada de sangre mientras observaba la fuente de vísceras en lo que se había convertido el desgraciado demonio esclavo de Agramon.
La enorme espada saltó al aire y Agramon la empuñó, la observó elogiado y se dirigió ante mí para dedicarme unas palabras: "¿sabes cuantas almas a segado esta espada? ¿Cuántos vampiros han suplicado ante ella? ¿Cuantos han visto reflejado en su filo el miedo? Ya puedes templar ser de la noche que la ultima luz que verás será el brillo de mi espada."
Tras escuchar aquellas palabras empecé a reír sin poder parar mientras Agramon me miraba cada vez más furioso, cuando pude recuperar la compostura le respondí: "Pues, si tu espada me libra de escuchar tu palabrería, bienvenida sea en lo más profundo de mi corazón, pero antes no dudes en cortar mis orejas, ya que en estos momentos agonizan con tus palabras".El demonio encolerizado atacó con saña, mi actitud y mis palabras le hicieron más daño que mi espada, tanto que no pudo contener sus ansias por acabar conmigo lo antes posible, eso lo hizo predecible aunque seguía siendo muy rápido para alcanzarlo pero su prepotencia lo cegó, no se dio cuenta que los demonios se debilitan con el agua y aquella noche el cielo me regalaba cientos de sus lágrimas para librar al mundo de su tiranía.
Tras largo rato se percató de mi estrategia, de cómo estuve esquivándolo constantemente y alejándolo poco a poco del único refugio que quedaba en aquella montaña, ahora a su espalda se encontraba un precipicio que esperaba ansioso por tragar en sus entrañas a uno de los dos. El cansancio hizo mella en el demonio y se encontró entre mi espada y el abismo del cual no debió salir nunca.
Agramon jadeaba por el cansancio, mientras nos mirábamos fijamente y el sonido del abismo se oía cada vez más cerca, el demonio clavó su espada en la roca e inclinó una de sus rodillas contra el suelo, me miró con odio y pronunció sus últimas palabras: "Prefiero volver al abismo de donde surgí que ser atravesado por la espada de un vulgar vampiro, pero recuerda, nos volveremos a encontrar, tengo una eternidad para resurgir y tú sucio chupasangres una eternidad para vagar por el mundo"; tras decir estas palabras se tiró por el precipicio y la oscuridad lo engulló con gusto.Cuando volví a la cueva, Seras no estaba, había desaparecido, tal vez huyó por miedo al demonio o al demonio que ardía en mi interior por su traición.
El amanecer estaba cerca y aproveché la cueva para descansar de aquel día que marcó un cisma en nuestras vidas. De nuevo volví a ser una critatura solitaria y lleno de odio hacia los seres humanos.
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El diario de Lord Alucard
VampireEsta es mí historia. Desde hace mas de 500 años todos me han conocido como: Vlad Tepes, Vlad Drăculea, Vlad el Empalador, Conde Drakul, Conde Drakula, soberano príncipe de Valaquia, pero en esta ocasión me conocerás como Lord Alucard, rey no vivo, a...