Prólogo

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Kate... El río que fluye dentro de ti

(By: Adriana Rangel)



Prólogo

Inglaterra, Primavera 1783


   Desde la ventana de su habitación, miraba hacia el horizonte, sin realmente mirar la hermosa noche que había afuera. Sentía el corazón comprimido. Un vacío en lo más profundo de su ser, mientras las lágrimas empezaban a inundar sus ojos. <<  Hay un río que fluye dentro de ti  >>, decía su interior.



   Había terminado de escribir una carta que se había obligado a redactar con aquel dolor que destrozaba toda su alma. Sentía que había cometido un error y quería de alguna manera poder buscar el camino que lo solucionara. Ya no podía más. Su corazón se sumergía en una profunda tristeza.



— Lo lamento... Lo lamento tanto...—expresó al cerrar los ojos—. Este error roe mi alma...


   Respiró hondo, una vez más, mientras abría los ojos. Quería dejar de llorar. Pero se había convertido en algo imposible. Completamente imposible.



  Pensaba en aquel a quien le había escrito aquella carta. A quien había alejado de sí misma, por razones que en ese instante le dolía tanto como aquel ayer que había querido olvidar.



— Me enamore de ti...—dijo al secar sus lágrimas antes de disponerse a salir, bajo aquella oscuridad, sin que nadie pudiese verla.



   Se marcharía de aquel lugar, bajo aquella noche fría y solitaria. Sabía que era lo mejor. Necesitaba buscar un refugio a su corazón fuera de aquel lugar. Mientras su mente volaba a aquel pasado en el cual comenzó todo. Aquel pasado que cambió no tan solo su vida, sino de quien ella dejaba aquella carta en aquel escritorio.



   Estaba dentro de un lujoso salón, en Londres, junto a su tía Genoveva Wilson. Sabía que a diferencia de las demás señoritas presentes, ella había perdido su oportunidad. Era una solterona de 29 años, sin más esperanza que la que le rodeaba.



  Era una hermosa primavera. Era 29 de mayo de 1782. Se sentía fuera de lugar, algo asfixiada en aquel lugar, con tanta gente a su alrededor, sintiéndose como una verdadera tonta. Muchas de las que había compartido, en el pasado, algún baile de sociedad en busca de un esposo. Eran ahora esposas de algún noble o algún terrateniente importante. Y la miraban desde lo lejos con cierta burla y frialdad de que ella no hubiese tenido la misma suerte.


   Entonces, ¿Qué la había llevado a aquel lugar?



   Su tía Genoveva. Ella era todo lo que le quedaba en la vida, por lo que no había podido negarse a su suplica de que la acompañase a ese baile, únicamente a ese baile, con la esperanza de que pudiese conocer a alguien aquella noche. A alguien a quien realmente su sobrina no esperaba. Hacia tanto tiempo que ella se había resignado a aquella realidad. Casarse era un sueño irreal.



   ¿Quién pondría sus ojos en ella, cuando había señoritas  más jóvenes que ella?



— ¡Qué afortunada eres esta noche, Kate!_ había expresado su tía, haciéndola regresar a su realidad, alejando sus pensamientos.

— ¿Decía algo tía?

— Kate, mi corazón sabía que tenía que insistirte a venir esta noche... Mis ojos esta noche me engañan. Y si es verdad lo que en realidad veo...

— No le entiendo...

— Acaba de llegar alguien que nadie esperaba que acudiese... ¿No has observado cuánto ha impresionado la llegada de quién mis ojos están viendo?

— Si hablase sin rodeo, le entendería... No puedo ver a quién usted mira en medio de esta multitud.

— Ven... Busquemos una mejor visión.



   Su tía se sentía tan emocionada. Sonreía, como si Dios hubiese escuchado alguna de sus plegarías.



— No suele acudir a bailes de sociedad desde que mi memoria lo recuerda. Es un caballero muy reservado, quien suele estar más en su propiedad de Somersham, que aquí en Londres.

— ¿Y eso que tienes que ver conmigo?

— Es un noble... Su titulo es << Duque >>.— su sonrisa podía expresar más que las palabras mismas—. Y quien por cierto se encuentra solo. Después de enviudar hace cinco años atrás. Se dice que la amó tanto que había decidido jamás volverse a casar.

— Tal vez haya decidido acudir por otra razón que no sea la que usted esté pensando. Y eso reafirme que ha decidido vivir con los recuerdos de su amada esposa.

— ¡Por Dios, Kate!... Quizás la amistad que tenga la familia Wetherby no le haya obligado tanto acudir. Aun cuando él haya venido en compañía de su hermana, quien ha sido presentada recientemente en sociedad. ¿Los ves?

— Sí... Ya los veo. 

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora