Capitulo X

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Capitulo X

   Tres semanas después, ya la fecha de aquella boda que tantos deseaban saber cuando se efectuaría, se publicó en el periódico ese jueves por la mañana. Sería el 21 de agosto de ese año. Muchas damas lloraron un poco más. Habían albergado la esperanza de que el duque cambiase de parecer, y rompiera aquel compromiso. Pero él no lo había hecho. Haciendo con ello que las hijas de aquellas damas se desilusionaran aún más por no haber sido la elegida en convertirse en la futura duquesa Fitzgerald.

   << El duque Alexander Fitzgerald de Somersham y la señorita Kate Debbington han anunciando la fecha de su boda, que se efectuara a finales de agosto. Ha sido la noticia más esperada de todo Londres…>>

   El primo lejano del duque, Lord Steven Wallace, miró con indignación aquella noticia. Su sangre se enervaba por todo su ser. No era posible. Aquello le arrebataba sus planes de convertirse algún día en el duque de Somersham. Pero su primo, el duque, había cambiado su parecer de mantener viva la memoria de su difunta esposa. ¿Cómo se había dignado a buscar esposa en aquella temporada?

_ Debí actuar cuando tenía tiempo. Fingir un suicidio de tu parte, a pocos días, después de la perdida de tu esposa. Tener la mente más fría… ¡Y ahora vienes con esta farsa! ¡Por dios!_ dijo airado, lazando aquel periódico al hogar y viendo como el fuego lo consumía con sus llamas_. No te permitiré que arruines mis planes… ¡Yo seré el próximo duque de Somersham!... No ningún heredero varón tuyo.

  Su peor pesadillas estaba por cumplirse si él no actuaba con tiempo. Sus antepasados habían perdido aquella maravillosa oportunidad. Pero él no se lo permitiría a si mismo. 

   No… No se lo permitiría.

   Pero aquel mes de agosto llego. Mientras Londres se despejaba, al ser el momento en que muchos regresaban a su propiedad en el campo. Sin embargo, muchos se quedaron simplemente para presenciar  aquel evento tan esperado de aquella temporada en Londres. La boda del duque Alexander Fitzgerald de Somersham.

_ Mi buen amigo no me lo perdonara, pero debo decírselo, señorita Debbington._ le había dicho lord Wetherby, antes de bajar del coche en que se encontraban_. Pero realmente luce usted muy hermosa esta mañana…
_ Gracias, lord  Wetherby…
_  Por favor, debe llamarme Andrew a partir de ahora. Y no le miento cuando digo que le hará que se sienta el hombre más afortunado desde hoy. Me imagino que debe encontrarse impaciente… Su padrino y quien debe llevarla, al mismo tiempo al altar, aún no ha llegado. Pero encontrara que ha valido la pena.
_ Eso espero… Andrew._dijo aún anonadada. Sintiendo que todo aquello era un sueño.

   Pronto el coche llegó a la iglesia de St. George, en Hannover Square, y con el corazón palpitante, Kate bajó del coche con ayuda de lord Andrew Wetherby. Siguiéndolo a aquel caballero que la escoltaba al altar, donde le esperaba su prometido, al mismo tiempo, en que las damas de honor hacían la entrada de aquella iglesia, delante de ellos. ¿Acaso era aún todo aquello un sueño? Se preguntó mientras su corazón latía aún más fuerte. Hasta que escuchó el sonido del órgano de tubos y sus ojos se encontraron con los presentes.

   Y en especial, en el altar esperándola, aquel hombre que había llegado a su vida para cambiarla de una manera tan mágica.

   El duque le sonrió cuando lord Wetherby se la entregó en sus manos. Haciendo con ello, el inicio de aquella boda.

   Un inolvidable momento para su vida.

   Ella lo miró y vio al hombre que sería su esposo. El príncipe de sus sueños, a partir de ese momento, porque sentía que ella podría enamorarse de él. ¿Quién no podía caer en ese sentimiento ante un hombre como él?

   Alexander y Kate pronunciaron sus promesas y luego se arrodillaron en los cojines de terciopelo rojo para recibir la bendición. Al mismo tiempo, en que el obispo entonaba una oración.

_ Lo que ha unido Dios, no lo desuna el hombre…

   Ya eran marido y mujer. Un matrimonio. Cuando aquel beso que los convertía en eso, era testigo de ese juramento.

   Salieron de la iglesia hasta el carruaje descubierto que les esperaba para llevarlos al banquete de boda. A su vez, que primero, se dispondrían a dar un paseo ceremoniosamente por las calles de Londres, bordeadas por la muchedumbre que se habían congregado en aquel lugar.

_ Estás preciosa… Kate._ dijo al buscar sus ojos azules grisáceos claros_. Ahora eres una duquesa… Mi duquesa.
_ Gracias… Gracias Alexander._ sonrió tímidamente, mostrado su agradecimiento con aquel brillo que estaba en sus ojos.
_ Gracias a ti por aceptar ser mi esposa…_dijo a tomar su mano derecha y la llevó a sus labios y depositó un cálido beso en el dorso, sin apartar la mirada de sus ojos_. Prometo realmente, que seré un buen esposo para ti… No te sentirás jamás decepcionada de haberte casado por convenio conmigo. Te respetare siempre…
_ Y yo a ti…

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora