Capítulo XXVIII

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Capítulo XXVIII

Kate había tomado su pequeña maleta, después de ponerse aquella capa que la ocultaría de aquella noche. Dejar atrás Somersham se le había empezado a ser imposible. Pero había empezado a repetirse, una y tantas veces como se podía, lo que la había motivado a dar aquel paso.

La presencia de Alexander no le había empezado a hacer bien. Le roía el corazón cada vez que se encontraba con su mirada y luego él volvía con su indiferencia. Mientras ella fingía que había comprendido cual debería ser su postura como la duquesa de Somersham. Una estatua de mármol podía expresar mejor su papel como duquesa. Y era lo que había empezado a hacer en su presencia. Una esposa por conveniencia, que había deshecho dentro de su corazón aquel sentimiento que él no esperaba ni deseaba dar ni recibir.

El mozo de cuadra quien le había preparado el coche para su partida, le había indicado en que parte de la propiedad lo colocaría, para que nadie más supiera sobre su partida. Sin saber aquel peligro que se avecinaba en su vida, una vez más.

_ ¿Estás seguro que vendrá a este lugar?…_ le preguntó lord Wallace a su cómplice.

_ Sí, señor.

_ Bien…

_ He hecho todo tal cual me ha ordenado, sin saber que ponía su vida en mis manos y en las suyas, señor… Como bandeja de plata.

_ Es tan lamentable…_dijo con cierto cinismo aquel hombre, mientras sonreía malévolamente al saber que al fin conseguía todo lo que había querido. Acabar con la felicidad que le quedaba a su primo lejano. A Alexander.

_ He recogido mis pertenecías como usted me pidió también que hiciera. Nadie sabrá hacia donde me he marchado, llevándome con ello, a la duquesa de Somersham.

_ Tomaremos un largo viaje hacia Newcastle, después de acabar con la duquesa. Mi querido primo Alexander pensara que ella murió en un accidente, a causa de su culpa. Sin saber, que mis manos han tenido que ver con algo…

_ Usted será el próximo duque de Somersham… Excelencia, por ello, siempre estaré a sus órdenes.

_ Una decisión correcta…_sonrió, mientras esperaba la llegada de Kate_. Espera en el coche. Yo esperaré a la duquesa en el camino. Quiero asegurarme de que ella no cambie de parecer, mientras camina hacia este lugar. Mantente preparado, para arrancar cuando te lo ordene. 

Kate había empezado a caminar bajo aquella noche fría, sintiendo que su corazón se empequeñecía cada vez que se alejaba aún más de aquel lugar. No había querido abandonar a Stephanie, ni a su querida cuñada, pero sabía que era lo correcto. En especial, al saber cuánto Stephanie necesitaba a su padre.

Ella no permitiría que la abandonara de nuevo. 

_ Estás haciendo lo correcto, Kate… Estás haciendo lo correcto.

Se detuvo un momento y se recostó en un árbol. Había sentido de nuevo aquella pequeña criatura que crecía dentro de ella, dar pataditas, como si con eso se comunicara con su madre.

_ Estaremos bien… Bath también es tu hogar. Es herencia tuya por parte de mis padres, mi querido hijo o hija…

Una lágrima al fin empezó a recorrer su rostro. Y se dispuso a volver a caminar. Aunque la noche había empezado a oscurecerse un poco más, anunciando aquella lluvia que se avecinaba. Al igual que aquel peligro que cada vez estaba más cerca de ella. 

La muerte podía tener un sabor extraño cuando se acercaba tan lentamente.

_ Excelencia… Excelencia… Mejor que le he encontrado._ le había dicho un joven mozo de cuadra, aquel que por casualidad había rescatado a Anne y a Kate del peligro, en el invernadero, una vez.

_ ¿Qué sucede? ¿Por qué te presentas ante mí de esa manera?

_ Déjalo hablar…_intervino Andrew, al ver la expresión de aquel hombre. Sabiendo que él había sido quien había acudido a Anne y a Kate, cuando ambas gritaban auxilio, a causa de aquel incendio repentino, en el invernadero_. Parece importante lo que intenta decirte…

_ He encontrado algo en la habitación del mozo nuevo. Y la sirvienta de la duquesa me ha informado algo que creo que usted tiene que saber._ dijo al entregarle aquella hoja arrugada que había encontrada en la papelera de aquel ayudante de lord Wallace_. Su esposa se encuentra en peligro. No se encuentra… Ha pedido ayuda a quien ha querido hacerle daño desde un principio. Si me permite, siempre me dio mala espina ese hombre. En su mirada se veía algo más… He acudido a usted, sabiendo que es quien necesita realmente saber el peligro en que se encuentra la duquesa. Se ha marchado, creyendo en ese hombre.

_ ¡Oh, dios!..._ dijo sintiéndose perdido.

_ ¿Qué sucede, Alexander?_ le preguntó Andrew.

_ Léelo por ti mismo… Es una carta de mi primo lejano. De Steven…_ dijo al sentirse vacío, mirando aquella noche y sintiéndose desarmado. Kate en su inocencia había puesto su vida en mano de un hombre. De aquel que había contratado su primo lejano para hacerle daño a él.

La impotencia volvía a él, mientras sabía aquel peligro en que se encontraba Kate. De pronto sintió que la vida volvía a escapársele de las manos. Un golpe había tambaleado de nuevo su existencia. Ella estaba en peligro. Su primo lejano tenía intenciones de acabar con ella… Y con aquel bebé que crecía en su vientre.

_ Iré contigo…_ le dijo Andrew al verlo correr, sin saber a dónde. Ella podía estar en cualquier lugar de aquella propiedad, caminando hacia el peligro.

_ Busca ayuda… Dile a los demás sirvientes que se armen y nos sigan._ le dijo Alexander aún en shock, al mozo de cuadra.

Andrew jamás había visto a Alexander tan alterado y tan preocupado. Al menos, no después de aquella ocasión en que Amelia, su primera esposa, se había puesto mal, cuando se encontraba en parto.

_ Tenemos que seguir…_ le susurró Kate, a su bebé, mientras tenía sus manos aún en su vientre. Al mismo tiempo, en que empezaba a caer las primeras gotas de lluvia, que anunciaba aún más el inicio de aquella primavera.

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora